sábado, 31 de agosto de 2013

Muertes Gemelas

En una reconocida familia de inglaterra, una madre iba a tener un parto en algún hospital de liverpool, iban a ser gemelas.
 por fin llegó ese día y vinieron al mundo dos hermosas niñas. cuando cumplieron su tercer aniversario la familia salió a pasear, de regreso y mientras cruzaban la carretera para recoger el vehículo que allí habían estacionado, sin darse cuenta y en un abrir y cerrar de ojos, un vehículo se dirigía a toda velocidad hacia ellas y la desnaturalizada madre soltó a las pequeñas corriendo a un lado de la carretera. todo ocurrió en cuestión de segundos cuando el carro atropelló a las gemelas.
 no se pudo hacer nada, las niñas habían muerto. todos los familiares y allegados acudieron al elegante funeral, se notaba un dolor especial en el ambiente, había una sensación de tragedia, de una tragedia que posiblemente se habría podido evitar. pero nadie como la madre se lamentaba tanto, quien repetía y repetía una y otra vez que no debió haber soltado a las niñas y que deseaba que dios se la hubiese llevado a ella en vez de a sus queridas hijas.
 dos años más tarde y ya superado el trauma, la madre quiso volver a tener hijos; el padre aceptó. sin saber lo que iba a suceder de nuevo. cuatro meses después el doctor comprobó que en su vientre había un bebé, un hermoso varón y que para que naciera saludable debía volver en dos meses para empezar a ejercitarlo. la madre se propuso que lo querría como si nunca hubiese tenido hijos.
 a los seis meses al niño ya se le veía claramente la forma de su pequeño y ligero cuerpecito, a los ocho meses la madre sentía que ya no podía aguantar más así que fue un parto prematuro. la noticia no era de esperarse, la madre se desmayó durante el parto e inexplicablemente salieron gemelas.
 la madre no dio importancia al hecho y daba gracias a dios por haberle devuelto a sus hijas, pero entre dientes la madre y el padre se decían que nunca mencionarían nada de lo que sucedido y que las tratarían como si fueran las primeras.
 una navidad, tres años después, la familia salió de paseo al mismo lugar de siempre, al regresar, mientras cruzaban la carretera que tanto pavor daba a la madre las niñas se agarraron fuertemente a las manos de su madre y mientras se encontraban en mitad del asfalto las niñas le dijeron a su madre: “mamá……no nos sueltes, que aquí fue donde nos mataron”.

Links de descargar de juegos de terror totalmente indie

Toda la saga de slender (necesitas utorrent) bastante bueno esta hasta el Slender The Arrival 
Slender Anthology [English][P2P]
tamaño:1.54 GB
I will kill you (necesitas registrarte a la pagina web para conseguirtelo ) 

i will kill you
tamaño: 43.2 MB 



bartenderman

Entre la gran familia de slender se encuentra un historia verdadera , se trataba de una persona normal como tu , un día empezó trabajar de servicio de un bar , pasaron muchos años con el trabajo de servir cerveza y vinos , el empleo le iba excelente , ningún problema , pero un día el bar que estaba totalmente en éxito tuvo un bajón sorprendente que nadie lo hubiera imaginado , el bar estaba en crisis económica totalmente , un día con malas ganas de ir a trabajar unos delincuentes asaltaron a Johnny (el nombre real) , Johnny en ese momento no tenia dinero , entonces los delincuentes decidieron matarlo 4 disparos uno en el estomago en el brazo en el pecho y la cabeza . Ovbiamente el bar cerro .

Los delincuentes fueron a la cárcel por muchos años de prisión , cuenta los testigos que una persona vestido de mayordomo y tentáculos le salían de su espalda , los testigos no podían describir las cosas horribles que le hicieron a esas personas lo torturaron y las victimas se desmayaron del dolor , cuando se desmayaron el hombre se fue de la nada , nadie lo vio como y cuando se fue , los hombres murieron en el hospital . Desde ese día dicen que Bartenderman tortura gente de los bares o cárceles , quizás este  en tu bar favorito o tu familiar esta en la cárcel adonde Bartenderman tortura a sus victimas cruelmente.
AHORA PERTENECE A SLENDER FAMILY

No te duermas, Sofía

Era uno de esos días que provocaban pereza y sueño sin razón aparente. La escuela fue insoportablemente tediosa y al salir de clases, Sofía y algunos de sus amigos se tumbaron en el césped  y hablaron un poco a cerca de algunos mitos que se segregaban como virus en el plantel y que tenían a todos muy interesados en como algun ente ajeno a la realidad ordinaria había logrado apoderarse de la voluntad de un chofer de camióny hacían travesuras inofensivas y a veces hasta divertidas a sus pasajeros. Sofía se burló del ente y criticó fuertemente e hizo énfasis especial en la estupidez del chofer de haberse dejado embriagar por el ente. Obviamente las historias que contaban eran invenciones y, por tanto, todos rieron de las afirmaciones que ella hizo.

Después de unos veinte minutos de estar echada prácticamente haciendo nada, Sofía decidió que ya era tiempo de volver a casa, así que tomó su bolso y su libro y se encaminó hacia la carretera donde esperaría el autobús.

Como tenía sueño, cerró los ojos para dormir un rato en tanto llegaba a su destino. Para cuando se despertó ya no quedaban más que el conductor del autobús y ella, así que se apresuró a descender por miedo de haber desatinado la estación que debió parar frente a su casa. Sin embargo no lo había hecho; miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el lugar correcto.

Un poco confundida caminó hacia el zaguán, tratando de hallar la llave correcta que lo abriese, cuando otra cosa atrajo su atención; el autobús en donde ella venía no había arrancado aún y esto le provocó un extraño escalofrío que bajó rápidamente por su espalda y se alojó después en su estómago, haciendo que tuviera un poco de náusea. Sin embargo decidió no tomar mayor importancia a aquel acontecimiento y metió la llave en la cerradura de la puerta para abrirla, lo que ocasionó un sonido chillante y Sofía sintió una angustia como si alguien cercano a ella hubiera fallecido.

Sofía entonces abrió la puerta y poniendo los pies en polvorosa hasta su cuarto, se encerró e inmediatamente encendió el radio, que transmitía a esa hora El Club de Los Beatles. pues necesitaba relajarse de algún modo, sin embargo en ese momento, aunque el aparato estaba en la frecuencia correcta, lo único que emitía su bocina monofónica  eran sonidos incomprensibles que ella jamás había escuchado; altas frecuencias de chillidos que no parecían ser humanos. Se apresuró a mover la antena para conseguir una mejor recepción, cuando le llenó todo el cuerpo una brisa tan helada como la noche, al darse cuenta que de camino a su cuarto no había nadie en la casa; la edificación estaba completamente vacía .

No lo pensó dos veces y salió de su cuarto para caminar por el pasillo que daba a las escaleras que debía bajar para llegar a la sala, el comedor, la habitación de sus padres y la de su hermano Arturo. Mas en su exhaustivo y alicaído recorrido por dicho pasillo y escaleras, el silencio que reinaba no era común; de hecho era un tanto siniestro, misterioso y desesperante. Buscó impávidamente en la sala, el comedor, la cocina, cada rincón de las habitaciones de esa casa que yacía solitaria y silenciosa. Salió de nuevo a la calle que se encontraba desértica. Le recorrió de nuevo un estremecimiento extraño, pero esta vez más profundo y siniestro que el anterior al ver que el autobús que la había dejado frente a su casa aún seguía allí, como esperando subir pasajeros.

Corrió hacia el autobús, pues sabía que podría encontrar ayuda en el conductor, que de algún modo, ella sabía, aún se hallaba dentro del vehículo. Sin embargo cuando subió los pequeños peldaños para alcanzar al chofer, la portezuela se cerró estruendosamente detrás de ella, causándole una enorme impresión, pero no pudo ser comparada con el acontecimiento que le siguió a esta acción.

El autobús quedó inmutable, petrificado sobre la acera vacía que ya no se veía dónde terminaba; lentamente Sofía buscó el rostro del conductor, quien se había agachado al cerrarse la puerta con tal brusquedad. Pero al ver aquella figura, Sofía no pudo hacer más que lanzar al vacío un grito ahogado de horror y dolor; de tristeza y amargura; tenía ante sus ojos algo tan raro, ignoto e indescriptible como jamás una persona podría imaginárselo: una gran protuberancia del color y textura del hueso salía de una abertura sangrante en una masa amorfa de carne y piel envueltas en textiles sucios y harapientos; otra similar, pero más pequeña se hallaba incrustada a unos veinte centímetros de la primera. Encarnadas en los costados de la criatura, dos extremidades se asomaban simulando brazos, pero que parecían sólo hueso cubierto de una piel tosca y llena de erupciones; la pus agusanada de entre lo que parecían esfínteres hacía más alicaído el aspecto tambaleante de aquella muestra de inhumana tortura moderna.

Sofía no pudo abrir la puerta del vehículo y se decidió a huir por una de las ventanas abiertas de los costados del autobús. corrió hacia su cuarto aterrorizada y desconcertada por el suceso. Quiso dormir para así poder despertar y caer en cuenta de que todo había sido un simple sueño; una jugada cruel de su mente y…

Cuando despertó salió de la habitación ofuscada y buscó rápidamente a su familia, de la cual no encontró rastro alguno. Desesperadamente tomó un cuchillo de la cocina y se aventuró a salir de nuevo a la calle sólo para encontrar una escena avasalladora; la calle que alguna vez recorrió con alegría en su niñez de había convertido en una plataforma del terror, de todos lados brotaba un insoportable olor a podrido que casi hacía imposible siquiera el simple acto de caminar por entre los senderos de excreciones cutáneas que dirigían a un sólo lugar: el autobús en donde se hallaba la criatura insoportable.

No le quedó de otra a Sofía que caminar hace el horrible lugar. Entró con un salto al vehículo, blandiendo hábilmente su chuchillo cuando la apresaron unos cúmulos de carne informe que salían de todas direcciones.

Al día siguiente se encontró el cuerpo de Sofía en su cama, parecía no tener heridas físicas pero la autopsia reveló hemorragias internas y lo más insólito: estaban ausentes sus pulmones y su estómago aunque no se habían encontrado incisiones o siquiera heridas en todo su cuerpo.

Cuando sus padres regresaron del crematorio encontraron sobre el escritorio de Sofía una nota salpicada de pus que decía las siguientes palabras: “Jamás te duermas en el autobús“.

viernes, 30 de agosto de 2013

Ya Casi 1 año juntos , ideas por el aniversario de la pagina

Ha pasado tan rápido el tiempo y cada vez mas estoy mas ocupado , pero quizás no publique algo por días pero volveré a publicar entonces haré un torneo que ojala que les guste aquí nadie ganara y nadie perderá harán su creepypasta,dibujo,gameplays e incluido cortos o algo parecido ,  lo que ustedes quieran pero habrán unas reglas mínimas ,
1-el torneo termina el 19 de septiembre un tres días  después de que la pagina cumple un año pueden empezar desde hoy
2- en los comentario nada de spam , y si quieres ser un gameplay pon tu canal en mensajes privados y voy a publicar tu canal y vídeo pero no lo hagas por comentarios
3-si quieren podemos ponerlos anónimos o dar sus nombres pero ustedes avisan pero si NO nos dicen si es anónimo o damos tu nombres , sera de tu responsabilidad
4-tus cosas también serán publicadas en el blog.

Vanessa

Vanessa
1/03/2001

Querido Diario, aunque no lo creas, la he visto. Después de soñar muchas veces con ella, al fin la vi. Bueno, no del todo… pero por algo se comienza, ¿no?

2/03/2001

Al fin pude admirar su bello pelo negro alborotado por el viento; así me fascina, con hojas rozándole. Su piel es algo grisásea, pero no importa, ella recuperará su color, su color original. Lo sé. Yo sé que es demasiado pronto, pero puedo ver en sus ojos curiosidad y a la vez algo de alegría. Espero poder dibujar en su bello rostro una hermosa sonrisa que sea digna de sus carnosos labios.

5/03/2001

Su piel ha pasado de gris a un rosa pálido, sus mejillas son sonrojadas, sus labios expresan una sonrisa, sus ojos azules me miran con ternura… Yo sé que ella me ama, me lo ha dicho con su mirada, pero noto cierta melancolía en ella. Sí, yo también estoy algo triste; mis amigos dicen que paso mucho tiempo con ella y que debería abandonarla… Tontos, ellos no saben lo que es el amor.

20/03/2001

Me pasé toda la mañana mirándola, queriendo besar sus hermosos labios… pero no puedo. Deseo poder tocarla, oler su aroma a vainilla que expide, amo tanto a Vanessa que moriría por ella; sí, su nombre es Vanessa, ella me lo sopló al oído. La necesito… pero ¿por qué no podemos estar juntos? Cruel destino…

2/05/2001

No puedo más. Tanto tiempo cerca de ella, mirándola, sonriéndole… ¡y sin poder amarla! No puedo, no quiero vivir sin ella, sin mi querida Vanessa… Ella es mi mundo. Estaré con ella cueste lo que cueste, ayer pude sentir un “te amo” queriendo escapar de sus labios y lágrimas queriendo resbalar por sus mejillas… No quiero vivir sin ella.

4/05/2001

Mis amigos y conocidos me dicen maniático, han intentado separarnos y destruirla. ¿Por qué? Todo lo que ella me ha dado es felicidad… Antes de ella era un despojo humano y ahora puedo sonreír. No me importa si ella sólo es un momento capturado en un cuadro, si sus labios carmesí fueron creados por mi pincel, si su piel está plasmada en óleo… Sólo sé que le quiero entregar mi color rojo interior para por fin fundirnos en uno solo. Hoy mismo terminaré con esta pesadilla, me sentaré junto a su lado y le daré todo lo que soy… hasta quedarme sin aliento y calor. Al principio dolerá, pero sé que si Vanessa me ama, todo estará bien…

wegotyou.com

Me veo forzado a acudir a esta comunidad para contar mi historia, en vista de la negativa de las demás personas a creerme. No tengo forma de comprobar la veracidad de mi testimonio, pues como leerán más adelante, es casi imposible demostrarlo. He llegado a un estado mental que casi raya en la locura, y a veces, para calmarme, intento obligarme a pensar que todo fue un sueño. Sin embargo, el miedo que me acosa es tal que no se lo desearía a otra persona, y precisamente por eso quise contar mi historia a todo aquel que pudiera, aún a sabiendas de que no me creerían; muy probablemente me considerarían un demente o, en el mejor de los casos, un bromista. Y así fue. Por eso, amigos, no desechen por completo la historia que les dejo a continuación, puede que algún día (yo espero que no) se encuentren en esta misma situación.

Recuerdo bien ese sábado, el reloj marcaba alrededor de las 3:30 p.m. Afuera hacía mucho calor, casi no había nubes en el cielo que impidieran el paso de los rayos del sol. No se antojaba salir para nada, por eso decidí quedarme en casa, viendo t.v., alguna película, leyendo, qué sé yo. Mis padres no estaban, habían salido a una reunión con sus compañeros de trabajo y seguramente tardarían en volver.

Bajé a la sala y encendí el televisor. Los programas me parecían ridículos, por no decir estúpidos, así que lo apagué. No tenía ganas de leer ni de mover un solo músculo, así que hice lo que cualquier otro hubiera hecho: entré a internet. Esperaba encontrar algo interesante y entretenido, algo que me sacara de mi apatía y se llevara mi aburrimiento. Revisé mi correo electrónico (qué buen comienzo, ¿no?) en busca de algún mensaje de alguno de mis amigos. ¿Y qué encontré? Spam. «¡Qué fastidio!», pensé, mientras revisaba cada uno de los remitentes para bloquearlos.

Y cuando abrí el último mensaje, una imagen llamó mi atención. La imagen era una caricatura que mostraba a un showman señalando a un individuo joven, un adolescente, que estaba bañándose. Detrás de ellos había una multitud que se reía, aparentemente del joven. Al parecer, el joven estaba siendo grabado para entretener al público.

«¿Un reality show? ¡Tremenda idea se acaban de inventar!», pensé irónicamente mientras leía el cuerpo del mensaje. Se trataba de un reality show transmitido por internet, las 24 horas del día, los 365 días del año. Dentro del mensaje había una frase que no podré olvidar:

«Carlos A. Hernández R.:

¿Piensas que has visto el 99% de las páginas de internet? ¿Quieres ver algo nuevo y excitante? Entra a wegotyou.com y vive una experiencia única en su tipo. Te aseguramos que quedarás atónito con lo que verás, Alberto».

¿Cómo demonios habían conseguido mi nombre? ¡Yo jamás había entrado a esa página, ni siquiera la conocía! ¿Acaso investigaban los datos de las personas a quienes les mandaban mensajes? Y si sabían mi nombre, seguramente también conocían otros de mis datos: teléfono, dirección, datos de mis familiares, nombres de mis gatos. «Si tienen mis datos personales, nada les impide compartirlos con quien quieran, y darles el uso que quieran», pensé. Mi seguridad, y quizás la de mi familia podrían hallarse en riesgo. Debía averiguar qué era wegotyou.com y a qué se dedicaba.

Escribí en la barra de direcciones el nombre de la página; estaba furioso por la poca seguridad que tenemos hoy en día. La página a la que accedí estaba en un idioma totalmente desconocido para mí. Las palabras consistían en una serie de trazos semejantes a letras orientales. En el centro de la ventana se encontraba un único botón de color verde, que al hacer clic te redirigía a otra ventana en donde se mostraba un cuadro de video. Al hacer clic en el botón verde, fue cuando todo comenzó.

El video que mostraba empezó con un showman hablando hacia una multitud que estaba enfrente de él, como en esas series de televisión en las cuales el público está presente. Al parecer, ese hombre estaba presentando el programa de ese día… o la víctima de ese día. Está de más decir que me extrañó que el correo electrónico me lo hayan enviado en español, y que en ese programa hablaran un idioma totalmente diferente. Tras una breve sesión de aplausos, un telón que estaba de frente a la audiencia se abrió y dejó ver una pantalla, en la cual comenzó a correr un video.

En él se apreciaba a un niño, casi idéntico a mí cuando tenía seis años, que estaba de compras en un supermercado con sus padres. El niño tomó entre sus manos una botella de vino y accidentalmente la tiró. A los pocos segundos el niño resbaló con el vino que él mismo había derramado; en ese momento se escucharon las carcajadas de la audiencia.

«Imposible», dije con voz entrecortada. ¡Ese niño era yo a la edad de seis años! Recordé que ese día mis padres me regañaron porque tuvieron que pagar la botella de vino. Inmediatamente la escena cambió por otra donde se encontraba un muchacho que estaba sentado afuera de un salón de clases, leyendo un ejemplar de Nuestra señora de París. Me quedé atónito al ver que ese muchacho era yo a la edad de quince años, y que estaba dentro de la escuela preparatoria a la cual había asistido. Lo que seguía ya lo sabía: unos bravucones iban a molestarme y yo intentaría defenderme. Y así pasó; tres bravucones se acercaron a mí y me arrojaron a los pies una bolsa de papel prendida en llamas, que yo esquivé e intenté apagar con mis pies. Las risas de la multitud se escuchaban más fuerte.

Tras sofocar el fuego, con mis zapatos quemados, me acerqué al líder de los bravucones y le grité que dejara de joder, palabras más, palabras menos. El sonido de la multitud cambió a un «¡Ooooooh!». El tipo simplemente rió y me empujó, cayendo yo de «sentón» sobre un charco de agua. Las risas de la multitud se escuchaban aún más fuerte, como si dejaran de ser parte del video y estuvieran en algún punto cercano a mí.

En ese momento me encontraba aterrado, pues toda mi vida alguien me había estado siguiendo y filmando y nunca nadie (incluido yo) se había dado cuenta. Las escenas continuaban pasando, mostrando momentos chuscos, vergonzosos o tristes acerca de mí; caídas, ridículos frente a multitudes, derrames de comida, el rechazo de una chica, tropezones, cualquier cantidad de situaciones que provocaran carcajadas en el público que me observaba, y cuyas risas comenzaban a escucharse cada vez más cercanas y realistas conforme avanzaban las escenas.

Llegué a un punto en el que estaba completamente seguro de que alguien me observaba justo en ese momento. Me sentía sumamente nervioso y aterrado. Mis ojos miraban hacia todos lados una y otra vez, en busca de alguna cámara oculta o lejana que me estuviera grabando. Nada. De repente, el video mostró otra escena. ¡Era yo en ese preciso momento! Me encontraba delante de mi computadora, con las mismas ropas que en ese momento estaba usando. Dentro de mi cuarto se escuchó un fuerte «¡Ooooooh!», como si cientos de personas lo gritaran al unísono.

«¿Quién está ahí?», dije. Estaba sudando y temblando, los escalofríos en mi espalda estaban a la orden del día. «¡¿Por qué me siguen?! ¡Déjenme tranquilo!», grité al tiempo que en mi cuarto se escuchaban las carcajadas estruendosas de la multitud. Volteé a ver la pantalla de mi computadora; ahí estaba yo, de pie, girando y gritando hacia todos lados.

«No puede ser, no puede ser…», pensaba mientras me llevaba las manos a la cabeza y caminaba en círculos dentro de mi habitación. Estaba sumido en la más profunda desesperación, lo único que se me ocurría hacer era salir corriendo de ahí. Las risas de la multitud continuaban. De repente, en mi andar desesperado, tropecé con la silla que me había servido de asiento minutos atrás. Entonces las risas de la multitud sonaron muy fuerte, a un grado tal que me sobresalté como si hubiera visto una imagen del más allá. No pude más. Salí corriendo tan rápido como pude. No sabía a dónde ir, y de repente recordé que no importaba, pues a donde quiera que fuera me estarían grabando. Di media vuelta para volver por mi computadora a mi cuarto, con el fin de ir a la policía y contarles lo sucedido.

Cuando entré a mi cuarto, el video se había detenido y debajo de él había una frase que decía, «We got you (:». Lo demás es historia. Está de más decir que intenté explicarle a mis padres, amigos y conocidos lo que me había ocurrido, sin encontrar otra respuesta que no fuera incredulidad o burlas, pues ninguna persona a quien se lo conté pudo entrar a esa página. Sospecho que sólo puedes entrar si te llega su correo electrónico.

Está de más decir, también, que intenté volver a cargar ese video, o volver a cargar la página; pero ninguno de los dos seguía siendo accesible, en el navegador me aparecía un mensaje diciendo que «la página no existía». Lo más que pude conseguir fue una respuesta de un tal Sr. Thomassen, a quien había contactado en un foro, y que me había dicho que nos reuniríamos en cuanto él atendiera un asunto de suma importancia que desafiaba las leyes del espaciotiempo.

Han pasado ya tres semanas y no he recibido respuesta de él. Temo que mi única esperanza de conocer lo que realmente pasó se haya esfumado. Por eso les cuento esta historia, para que si un día reciben ese mismo correo electrónico que recibí, no lo abran, pues dado que no tengo la más mínima idea de qué hacer contra ellos, lo mejor es no conocer el contenido de esa página, para no caer en la locura.

Suerte a todos.

El demonio en mi interior

Era sobre la media noche y todavía me faltaba un poco para llegar a mi destino. La chica que había recogido hace unas horas estaba dormida en el asiento a mi lado. Era una autoestopista. No podía dejar a una adolescente sola a la mitad de la noche bajo esa lluvia torrencial, tenía que llevarla. Se vio feliz de que alguien por fin le diera un aventón.

No sabía su nombre real, sólo que sus amigos le decían «Jen». Se veía tan tranquila, tan serena. Su cabello marrón oscurecía la mitad de su bello rostro y sus labios formaban una sonrisa casi imperceptible. Debía de estar teniendo un sueño agradable.

Traté de recordar el último sueño que yo había tenido, pero no pude. Luego, lo sentí; un sentimiento que no había tenido en mucho tiempo. Un sentimiento terrible y sucio. Volteé a la chica mientras conducía, con la esperanza de que su sonrisa me ayudase a deshacerme de él y que no cediera al demonio en mi interior… pero podía sentirlo pujar, desesperado por salir.

No quería hacerlo. No podía. Necesitaba sacar a la chica de mi auto, pero eso me tomaría demasiado tiempo. Pasaría antes de que pudiera hacerlo.

Continué oponiendo resistencia, riñendo una batalla interna. Luego… no. No pude contenerlo. Sucedió: dejé escapar el pedo más monstruoso que me había tirado jamás. Fue legendario. El tipo de cosas que los niños contarían a niños más pequeños para aterrarlos.

Volteé renuentemente para ver si la bestia que había evacuado mi cuerpo despertó a la chica. No lo hizo, pero la sonrisa se había ido y ahora parecía que estaba teniendo pesadillas.

jueves, 22 de agosto de 2013

Nunca te metas con Lavenderman

Tengo miedo , esa frase jamas en mi vida la dije , pero ahora se siente horrible una sensación insoportable , bueno les contare .
Yo era un niño travieso me encataba molestar a los vecinos o hacerle bromas pesadas a la gente que veía en la calle , pero ese día todo me cambio me dejo totalmente traumado , mis amigos hablaban sobre un cosa no se sabia claramente que era , pero NO era humano , pero tenia una inteligencia impresionante , también hay un rumor muy fuerte que tiene una inteligencia mayor a los humanos , su apariencia es que se viste elegantemente un sombrero y habla bastante agudo , yo cuando escuche esa leyenda dije " Amigos es una tontería total , como se creen eso" pero yo era el equivocado . Pasaron muchos meses y no hacia una broma hace unos días estaba aburrido y no tenia nada que hacer en lo absoluto , me di cuenta que mi madre salio y mi padre lamentablemente estaba en la droga entonces salí a la calle a molestar solo para matar el tiempo , grave error , me encontré a una persona con un sombrero morado y yo le grite "¡te ves ridículo maldito bastardo!" me dijo " acaso no sabes quien soy" y yo le conteste "¿te crees muy importante ?" el bajando su rostro dijo con voz baja "te arrepentirás de meterte conmigo" , tenia razón , iba contra el nunca hice eso pero hice sin pensarlo , desapareció de la nada como si la tierra lo tragara , yo totalmente extrañado me fui a mi casa corriendo al entrar  a mi casa me di vuelta a pensar un rato en mis cosas pero de la nada lo que vi me hizo gritar del terror estaba el ahí atrás de mi reja de mi casa , abrí la puerta cerré con pestillo,llave etc cualquier protección era importante era en ese momento , mi mama regreso a las 01:00 AM no quería decirle tenia miedo que me tomara como un demente , entonces me dormí y me acosté en mi cama
pasando mucho tiempo me olvide de el , pero un día muy especial , si era el día de las madres , hice un gran desayuno fui a la habitación de mis padres y lo que vi hizo romper lo que llevaba . Bote el almuerzo , me quede totalmente paralizado con sangre en la pared decía " NUNCA TE METAS CON LAVENDERMAN" , ahora el estará siempre en mi mente tengo miedo que algún día aparezca.

martes, 20 de agosto de 2013

Invocar al Diablo puede tener consecuencias



Cuando tenía unos 15 años, no recuerdo por qué, me enganché a la tabla ouija. Una amiga se la compró como quien compra un Monopoly y así fue como empezamos. Un día y otro hasta estar totalmente enganchadas. No recuerdo ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez (etc) que lo hicimos. Pero recuerdo bien que parecía un vicio.
Todos los días nos pasábamos de seis a siete horas con la tabla, invocando espíritus y demás. Yo lo tomaba como un juego y me parecía divertido e inocuo. Pero un día aquello empezó a ser monótono.... siempre lo mismo, saludar al Ente, preguntarle las mismas cosas de siempre y adiós. Así que decidimos invocar a Satanás, algo muy fuerte que, ahora que lo recuerdo en la distancia, sé que fue una locura grande que jamás volveré a hacer.
La historia fue así. Fuimos a casa de mi amiga, la dueña de la tabla, pero en vez de ir las seis o siete habituales, sólo nos atrevimos cuatro de nosotras. Lo preparamos todo bien: luces apagadas, velas negras y blancas, un sitio amplio y limpio, etc. Y empezamos... Al principio no pasaba nada, de hecho tardaba más que los otros espíritus y empezamos incluso a aburrirnos. Entonces empezó a oler raro en la casa (no puedo describir ese olor) y corría un airecillo fresquito (era un caluroso día de verano y estábamos a 45º). Entonces el puntero empezó a moverse. Se fua a las letras, una por una, hasta decirnos que era Satanás y que no saldríamos vivas. Ya con leer esto se me pusieron todos los pelos de punta. Entonces fue como si abriera los ojos y me diera cuenta de lo que estaba haciendo: estaba metida en aquella casa y de allí no podíamos salir sin cerrar la sesión... me di cuenta de lo peligroso que era.
Tras varios minutos en los que se dedicaba a amenazarnos nos atacó con sonidos, las puertas de la casa se abrían y se cerraban, las persianas lo mismo, los espejos estaban empapados en vapor y las velas se apagaron. Recuerdo que una de las tres amigas tenía un collar y empezó a retorcerle el collar hasta presionar. La estaba ahogando y aquello le quedó físicamente marcado hasta un par de años después.
Queríamos cerrar aquella sesión y salir por piernas pero no nos dejaba; nos decía que nos atormentaría toda nuestra vida hasta acabar con ella, y, sinceramente, conmigo lo logró durante mucho tiempo.
Nos pasamos unas tres intensas horas luchando para que nos dejara en paz y se largara, y después de todo lo ocurrido se largó y tuvimos una crisis de pánico. Yo salí de la casa disparada (aún me pone los pelos de punta... perdona que sea tan breve) y desde aquel día no pegué ojo en unos 5 ó 6 años. Todos los días escuchaba susurros, unos pasos detrás de mí al caminar, golpes de llamada en el hombro, pisadas por mi casa, llamadas a la puerta... Igual eran cosas de mi mente, algo que yo provocara a causa del miedo, no lo sé, el caso es que me tenía aterrorizada.
Y hoy, después de unos 8 ó 9 años, he vuelto a oir esas pisadas, esos susurros pronunciando mi nombre, esos golpecitos en el hombro... y realmente me aterra.
Pero ya no tengo tanto miedo, porque he leído la Biblia y ahí he encontrado, sino la solución, sí la tranquilidad; pues he leído allí que no hay espíritus de difuntos, que no hay vida después de la muerte, así que todos son demonios. Magia blanca o negra es lo mismo, el Tarot, todo son métodos de brujería para bien o para mal, todo viene de la misma fuente, Satanás. Todo eso viene de él, aunque haga cosas buenas, pues la Biblia dice que Satán es capaz de convertirse en ángel de luz y hacer cosas buenas, para así engañar y atraer a más gente. Así que, al menos, ya sé qué es cada cosa.

Las luces

Esta historia me la contó una chica de unos 16 años, y no le sucedió a ella, sino a su madre, una española que emigró a Alemania para buscarse la vida, teniendo que alquilarse una casa con su joven esposo que apenas tenía comodidades.
Eso sí, tenía visitantes misteriosos.
Al principio sólo eran sonidos, rasguños en la almohada que mantenía abrazada mientras trataba de descansar después de tantas horas de trabajo. Le asustó, cierto, pero mantuvo la calma y pensó que era su propio agotamiento el que la hacía tener alucinaciones auditivas. Los rasguños en la cama no son tan inhabituales ¿no?. Muchos los hemos oído. Son visitantes que quieren comunicarnos que "están ahí también, que no estamos solos".
La joven vivió con esa extraña experiencia unos días y terminó por acostumbrarse, pero una noche ocurrió algo terrible. Estaba tumbada en la cama, descansando, su marido estaba afeitándose en el cuarto de baño, y de pronto unas lucecitas de un tamaño algo mayor que el de las canicas, blancas azuladas y brillantes, comenzaron a salir de debajo de la cama.
Subieron, ascendieron hasta ponerse encima de ella, y bailaron.
La chica las miró estupefacta, tragó saliva y respiró profundamente. ¿Qué era aquello? ¿De dónde salían? ¿Qué las producía?
Y entonces las luces comenzaron a bailar con movimientos más bruscos, y una poderosa fuerza salió de ellas. La chica notó esa fuerza en puñetazos y patadas invisibles que la golpeaban y estampaban contra las paredes... Gritó, y su marido se cortó con la gillette. Cuando él iba a salir la puerta del cuarto de baño se cerró de golpe.
La joven española emigrante sufrió una paliza que la dejó destrozada, y no pudo hacer una denuncia, porque en qué comisaría de policía iban a escuchar semejante historia sin echarse a reir.
No volvió a ocurrirle porque volvió a España entre lágrimas y terrores.
Durante años jamás contó la historia, y cuando lo hizo, fue para contárselo a su hija -mi confidente-, quien me confesó que su madre no podía hablar del tema sin echarse a llorar y a temblar.
No es para menos. Su hija también lloró al contármelo.

Los niños del lllfurt

En 1864 una familia comenzó a tener lo que se pensó que eran manifestaciones demoníacas. Hoy hubiera sido puesto en duda por científicos y seguido con interés por la iglesia pero en aquella época, que tuvo una duración de cinco largos años, la vida era distinta. Tal era el ambiente que en 1867 se autorizó que se realizara un contundente exorcismo con las consiguientes complicaciones. A los críos "poseídos" se les llamó los endemoniados de Illfurt (Alsacia)
Los dos crios protagonistas de esta historia eran hijos de los Burner, que tenían otros tres hijos. Los supuetos poseídos se llamaban Teobaldo y José, y apenas tenían 9 y 8 años respectivamente en 1864.
Teobaldo dijo ver al menos treinta veces a un espíritu al que consideraba su maestro, pero no era un ser físicamente humano, sino una imagen con patas de gato, pezuñas de caballo, pico de pato y cuerpo de plumas. Al parecer el fantasma sobrevolaba al chiquillo amenazándole con estrangularle, y el niño, tratando de defenderse, le lanzaba y luchaba contra él ante los ojos atónitos de los espectadores que sólo le veían a él. Lo que hizo creer a los demás que la visión era real aunque ellos no pudieran verla, es que el chiquillo capturaba plumas del cuerpo de su visitante que luego los espectadores veían, tocaban, olían (echaban una peste fétida) e incluso trataban de quemar sin éxito.
Las similitudes con otros exorcismos al menos calificados como tal fueron las siguientes: una voz hablaba desde ellos sin necesidad de que movieran su pequeña boca, una voz adulta, masculina, que soltaba improperios contra lo más sagrado (respetando únicamente a la Virgen), y se reía del efecto que sus poderes hacían sobre el personal, como inundar la habitación de un calor sofocante que era insoportable incluso en el más crudo invierno.
También producía en los cuerpecitos de los niños bultos terribles, con movimientos horrorosos haciendo de sus estómagos una visión traumática. Cuentan que se hinchaban hasta el límite y vomitaban espuma, musgo y plumas, cubriendo la habitación del olor fétido de las plumas sucias.
A veces unía las piernas de los chiquillos como si tuvieran cemento y nadie tenía la fuerza suficiente como para separarlas.
Tenían una rapidez nunca vista, y eran capaces de girarse en cuestión de segundos como si estuvieran accionados por un motor a propulsión, de forma que sus giros asustaban y sorprendían a la gente, y también demostraban momentos de rabia y enfado golpeando a destajo todo lo que había ante ellos, sin notar cansancio aunque se pasaran horas haciéndolo.
Los chiquillos hablaban y entendían todo tipo de lenguas, latín, inglés, francés, dialectos españoles... Además mostraban conocimiento de lo que pensaban los demás o descubrían dónde había objetos ocultos, o incluso se permitían el lujo de avisar de la muerte de alguien del pueblo con el consiguiente estupor de los familiares. También les hacían partícipes de acontecimientos pasados que todos desconocían. Para enojar a los espectadores solían descubrir sus más oscuros secretos poniéndolos en evidencia.
Los cuerpos poseídos reaccionaban ante el agua bendita con furor, y cuando la monja que les alimentaba dejaba caer un agota de agua bendita en sus platos desde otra habitación para no ser vista, los niños miraban el plato y se negaban a comer.
Además sus cuerpos, yacidos o sentados, se elevaban por manos invisibles.

domingo, 18 de agosto de 2013

¿te acuerdas?

¡Hey, hola! Qué alegría volver a verte, ¿te acuerdas de mi? Jajaja, pues claro que si te acuerdas; ¿cómo te olvidarías de tu amigo de la infancia? Yo no me he olvidado de ti, aunque debo decir que has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos, estás más delgado que antes, ¡aunque tu altura lo compensa! Pero claro, yo estoy algo más.. atlético, por así decirlo, después de todo he tenido mucho tiempo para hacer ejercicio. ¿Sabes algo? Cada día, desde la última vez que nos vimos, he estado pensando mucho en ti, no he podido dejar de hacerlo a pesar de lo mucho que lo intentaba.

¿Te acuerdas de nuestro último año de secundaria? Fue el mejor año de mi vida, ¿sabes? No sé si lo fue para ti también, pero para mí ese año fue muy especial, tengo una gama de recuerdos únicos sobre ese año en secundaria, además de que juntos nos metimos en varios problemas y siempre nos protegíamos como hermanos hijos de la misma madre; nunca nos echábamos la culpa, y es más, nos poníamos de acuerdo para culpar a otros por nuestras payasadas. Aunque como era de esperarse la mayoría de problemas fueron culpa tuya jajaja, es broma. Digamos que fue culpa de ambos. ¿Te acuerdas de las pinturas en los baños del colegio? Fue tan gracioso, ¿te acuerdas que teníamos pleitos con Javier y para ponerlo en ridículo escribíamos cosas graciosas sobre él en las paredes del baño? Jajaja, e incluso hicimos una caricatura de él exagerando su nariz, que de por sí en la realidad era descomunal. Inmediatamente después todos comenzaron a hacer lo mismo, impusimos una moda que terminó con los baños totalmente garabateados, y el director y el coordinador del colegio incluso visitaron cada salón de secundaria buscando a los responsables, y si mal no lo recuerdo, prohibieron salir al recreo con plumones y lapiceros jajaja, todo por nosotros, recuerdo que me sentí muy alagado. Casi todos sabían que habíamos sido nosotros, pero nadie decía nada, incluso la chica nueva, Cristine, supo mantener el secreto.

¿Te acuerdas de Cristine?… Hey, te estoy hablando… estás algo pálido amigo, ¿qué pasó, creías que la iba a olvidar así de fácil? Pues claro que la recuerdas, ella era tan hermosa, tan inocente. Esos grandes ojos de color caramelo hacían que tu mente diese vueltas sin parar y extrañamente calentaba tu cuerpo hasta dejar que él controle tu cerebro, increíble, ¿no? Incluso comenzaron a corren rumores sobre ella. ¿Te acuerdas que decían que practicaba brujería? Se comenzó a creer que ella era una bruja, jajaja, una bruja muy bella, por supuesto. Durante la segunda mitad del año ella era la más odiada por las mujeres y la más amada por los hombres. ¿Te acuerdas de que todos los hombres fantaseaban con ella? Le traían regalos, la invitaban a salir, incluso nosotros también lo intentamos, ¿te acuerdas? Pero en el fondo todos sabíamos que esa obsesión no era normal, no nos dejaba concentrarnos en clase, no podíamos desviar la mirada de sus ojos. Ya había llegado a ser muy molesta esa situación.

¿Te acuerdas de lo que pasó “ese” viernes? ¿No lo recuerdas?, ¿en serio?… ¿Por qué me mientes, amigo mío? Si lo llevábamos planeando desde hace mucho, además de que esa fue la última vez que nos vimos, ¿te acuerdas? Ya estábamos hartos de los hechizos de esa muchacha, no queríamos reprobar el año por culpa de una bruja, porque eso es lo que ella era, ¿verdad?, una maldita y asquerosa bruja, que merecía morir. Recuerdo claramente que la seguimos después de clases con mucho sigilo, ella no se percató de que la seguíamos, incluso discutimos sobre qué callejón utilizar. Cada vez que yo decía “éste es”, tú decías, “no aún, hay que esperar otro”. Jajaja, idiota, todos estaban vacíos, pero supongo que el miedo te ganaba a pesar de que ya estaba todo practicado.

Hasta que llegó el callejón indicado, y si no te hubiera jalado es seguro que nunca lo habríamos hecho. Siempre supe que debí golpearla más fuerte, el golpe que le di sólo la noqueó un poco, pero aún así nuestra fuerza era superior, y éramos dos. Ese callejón estaba realmente sucio, pero seguro que ella lo era aún más, ¿verdad? Una bruja es una impura, una sucia, una maldita bruja después de todo. Ni siquiera se dio cuenta de que la estábamos rociando con gasolina, creo que por un momento no le tomó importancia, pero cuando vio el encendedor se dio cuenta de nuestras intenciones. ¿Te acuerdas? Cómo la poca llama de fuego que emitía el encendedor se esparció tan rápido que casi nos llega a consumir a nosotros. Ella se movía y gritaba, era una masa de fuego, una verdadera antorcha humana. Cuando ya no se movía más le echamos agua. ¿Te acuerdas cómo quedó? El hechizo se había roto, esos ojos de color caramelo que deseábamos mirar durante toda la eternidad, ahora sólo eran dos globos oculares derretidos y de color blanco y rojo por la carne quemada. Ya no me gustaba. Se veía horrible sin piel, ahí supe que el hechizo se había roto.

¿Te acuerdas de lo que pasó después? Al parecer, sus gritos llegaron a los oídos de un imbécil que llamó a la policía. Ellos llegaron rápido debo admitir, ni siquiera nos dio tiempo para salir del callejón y buscar otro lugar en donde escondernos. Lo único que pudimos hacer fue correr a lo largo del callejón hasta llegar a una rendija con un pequeño espacio. ¿Te acuerdas también de mi buena acción? Dejé que pasaras primero, después de todo, eso es lo que hacen los amigos, ¿verdad? Después te pedí que me ayudaras, porque yo no cabía. Te pedí que jalaras con fuerza, la policía ya estaba a unos pasos de mí, pero si hubieras seguido jalando estoy seguro de que lo hubiéramos logrado. Pero tú me soltaste, ¿te acuerdas?, y me dijiste “lo siento”. Yo no te solté, pero al ver que tú me evitabas la mano como un enfermo leproso, te advertí algo. La policía me atrapó. Cinco años sin verte. Cinco malditos años desperdiciados en una prisión, en una asquerosa prisión donde nos servían una repugnante sustancia que ellos llamaban comida. Como te dije, siempre estuve pensando en ti, amigo mío. ¿Te acuerdas de lo que te dije después de que me soltaste la mano? ¿Te acuerdas de lo que juré que te haría si te volvía a ver? ¿Ahora te acuerdas?… Qué alegría volver a verte…

Quizás no pasa nada…

Aquí estoy, encerrado en el baño. Por suerte, el interruptor está puesto por dentro, así que lo controlo yo. El cerrojo está echado, y he empotrado el mueble en el que guardamos los objetos de higiene contra la puerta. No le quito ojo al pestillo, ni al interruptor. Bueno, es fácil, este baño es muy pequeño, apenas tendrá un par de metros cuadrados. Tampoco pierdo de vista el espejo. En él me veo, por ahora, solamente yo. Desde el váter en el que estoy sentado, en el rincón del cuarto, intento verlo todo a la vez.

Suena un golpe contra la puerta, y pego un salto, pero no grito. Sólo compruebo el pestillo, luego el mueble y después el espejo. No tengo a mano nada con que defenderme. Sólo un pestillo y un mueble impiden que la puerta se abra, y no quiero que se abra. Podría cantar una nana para tranquilizarme, pero no quiero que me escuchen. A lo mejor si no digo nada, no pasa nada. A lo mejor si cierro los ojos… No, mejor no los cierro, ¿y si los cierro y cuando los abra no hay luz? ¿Y si cuando los abro hay algo en el espejo? ¿Y si cuando los abro veo unos ojos que no son los míos?

Suena otro golpe. De puño, de zarpa, por accidente, grabado en una grabadora, en mi cabeza, al otro lado de la puerta, desde afuera, desde adentro. Ahí afuera las luces están apagadas, no se puede ver nada. Y no se oye nada. ¿Hay alguien? ¿Hay algo? Me lo imagino como un inmenso espacio negro. Sí, el cuarto del baño ha caído en un océano sin luz, y está flotando en la nada. Y ahora recuerdo esa historia, la historia de terror más corta del mundo:

“Estaba el último hombre de la Tierra en una habitación y llamaron a la puerta”.

La mía la aporrean. Ahora que lo pienso, si no hay nada afuera ¿por qué aún tengo luz? ¿Y si estoy muerto? O esto es una pesadilla y estoy seguro en mi cama. ¿Y si es la pesadilla de otra persona? ¿Soy real?

El tercer golpe. Después una tanda de tres golpes seguidos. Llaman al móvil. Lo cojo; número desconocido. Acepto la llamada y lo acerco a mi oído. Susurro muy bajo, preguntando quién llama. Nadie contesta, pero puedo oír de fondo algo chirriando. Cuelgo, no debería haber contestado. Dejo el móvil. Después se me ocurre coger el móvil de nuevo, para llamar a alguien.

No está. Lo dejé ahí pero ya no está. ¿Fue real la llamada? ¿Tengo un móvil? Si lo tuve, si estaba ahí, si ahí lo dejé y no lo volví a cambiar de sitio, ¿en dónde está? ¿Quién lo ha cogido si aquí estoy yo solo? ¿Mi reflejo? Debería romper el espejo. Aunque si hay algo afuera, oiría el ruido. ¿Y si me han llamado desde afuera para saber qué hago aquí adentro? Ya no llaman más. Quizás ya no pasa nada. O a lo mejor sí pasa y sólo debo de salir para comprobarlo. Pero no quiero ver nada de afuera. Miro al espejo de nuevo.

Mi reflejo se pasa un dedo por el cuello.

Cacería

Ten un cordial saludo de mi parte y espero que también en este preciso instante estés rodeado de una agradable noche. Lo mas probable es que este relato a medida que lo leas se te hará algo extenso, pero créeme cuando te digo que no hay manera de resumirlo mas.

Por otra lado, dejo a tu libre albedrío el que juzgues si esta historia que estas a punto de leer esta basada en una vivencia real o simplemente es un relato mas…

Actualmente tengo 32 años y lo sucedido se remonta 18 años atrás, cuando apenas era un puberto que entraba en la etapa de las espinillas en el rostro, la masturbación y el gusto por las chicas; Como me hubiese gustado quedarme en esas etapas y no terminar metido en asuntos menos “pre-adolescentes”.

Solía vivir en un humilde vecindario casi que común y corriente, de no ser por un peculiar detalle y era que todo gato si bien tuviera dueño o no, sin excepción alguna terminaba por desaparecer. Muchos no le echaban demasiada tinta al asunto concluyendo que simplemente se daban a la fuga o eran raptados por los de la perrera, al fin y al cabo se trataba de gatos y era natural pensar así de estos animales. Sin embargo los que eran buscados por sus respectivos dueños en las perreras mas cercanas, no daban con ellos y las desapariciones de estos felinos se acrecentaron, lo que provoco que le dieran mayor importancia al asunto, pero desafortunadamente no hallaron respuesta concreta para aquel misterio.

Tras pasar el tiempo se reunió la junta de representantes de la comunidad para debatir sobre varios temas como, la delincuencia, las basuras y en especial la perdida de estas mascotas; Esto lo se porque mi madre pertenecía a tal junta. La líder y presidente de los representantes, concluyo que la culpa caía sobre un grupo de góticos muy conocidos por todos en el vecindario, del que coincidencialmente mi hermana mayor hacia parte, estos tenían la costumbre de aglomerarse en un parque de los alrededores y una vez reunidos todos los miembros del “clan”, se marchaban al cementerio mas cercano, supongo que a tratar temas sobrenaturales.

Después del señalamiento dado a este grupo de jóvenes, la presidente de la comunidad de nombre Carmen, dio inicio a una persecución con la que logro dividirlos y desterrarlos a otros sectores no muy lejanos. Por otra parte mi hermana Teresa, le tomo un desprecio enorme a la señora Carmen, quien la verdad era alguien muy religiosa y con una edad entre los 36 y 40 años, francamente nunca lo supe. También vivía sola ya que era viuda y no volvió a casarse ademas nunca tuvo hijos, la gente decía que era estéril…

El tiempo transcurría y el caos se desato en el vecindario, los góticos dieron comienzo a una cruzada entre los miembros de la junta y su grupo, la más afectada era y por obvias razones la presidente de la junta; Hacían cosas como arrojar basura en sus predios, arruinar sus jardines y romper sus ventanas.

Hasta el momento nada parece terrorífico ¿Verdad? Ahora es cuando las cosas se ponen verdaderamente extrañas. Luego de varias investigaciones resulto que la culpa en la desaparición de los gatos si era de los góticos! Pero algo no encajaba, mi hermana era consciente de todo este tema solo que al principio negó su complicidad, ella me lo confeso todo y me dio a entender que la señora Carmen, le pagaba a varios de su grupo para que capturaran a los gatos sin decirles el motivo. Nunca se creyó ni comprobó nada en su contra, total era alguien demasiado creyente como para hacer tal cosa, además ¿Con que fin? Aun así le creí cada una de sus palabras, pues nunca había visto tan preocupada y enojada a mi hermana mayor, desde ese momento el clan de estos jóvenes se dividió en pequeños grupos y ya eran pocos los que yo solía ver por allí.

El alboroto parecía calmarse pero a mis oídos llegaron los rumores que gatos de barrios vecinos también pasaban por el mismo problema, estaban desapareciendo. Este tema ya me rayaba entre lo cómico y lo perturbador, hasta aquel día en que desapareció algo, pero esta vez no se trataba de un gato sino del bebé de una joven pareja de recién casados, cosa que por supuesto atrajo a la policía local pero hasta ese entonces el caso quedo sin resolver.

Por otra parte mi hermana tenia un noviazgo con alguien que irónicamente era nada gótico y aun en medio de todo este embrollo su relación avanzo y se fue a vivir con el no muy lejos del barrio donde yo residía, pero tiempo atrás ella tuvo otra relación, solo que esta si fue con alguien de su propio clan y me comento que no había funcionado, que por lo visto era cierta la teoría sobre que polos iguales se repelen, y que independientemente de eso era alguien demasiado acosador y que estaba en extremo mal de la cabeza, además de ser el que más se esmeraba en raptar gatos para con el dinero recibido invertirlo todo en drogas.

Una noche ella llamo a casa, cabe resaltar que su relación con mamá no era muy amena y mucho menos cuando se entero de su culpabilidad, en cambio con papá se comportaba como una niña de 10 años, pero para su mala suerte el trabajaba demasiado, así que se conformaba hablando conmigo, esa vez su tono me preocupo, me dijo que tenia miedo porque su ex se la pasaba merodeando tarde y noche frente a su casa y me pidió el enorme favor de visitarla una vez saliera del colegio, esto porque estudiaba en las tardes y la casa de mi hermana quedaba en mi camino de regreso, mientras su novio llegaba algo tarde del trabajo. Mi madre estaba enterada de las visitas a mi hermana y no puso problema, por mi parte la idea me encantaba pues su novio tenia decenas de juegos de mesa y la super nintendo.

De aquí en adelante todos estos acontecimientos como la desaparición de los gatos, la perdida del bebé, el alboroto de los góticos junto a su separación y el acoso del ex de mi hermana, empezaron a encajar perfectamente.

A casa de mi hermana llego una bolsa a través de una ventana que habían roto el día anterior, Teresa sospechaba de Francisco su ex, esto ocurrió por que naturalmente no habían puesto un vidrio nuevo y la bolsa fue empujada entre las rendijas, tras abrirla lo que ella encontró no fue nada agradable. Eran huesos pero huesos muy pequeños quizá de un gato eso pensó, hasta que hayo un cráneo maltrecho. Ya sabrás a quien le pertenecía…Si, eran del bebé perdido hace unos meses y exactamente fue lo que ella dedujo. De inmediato se comunico con las entidades correspondientes y con los padres del infante, quienes a lo mejor por no tener con quien mas descargar su dolor lo hicieron contra Teresa.

Pero mi hermana sabia quien era el verdadero culpable o eso creía…

En la bolsa también se encontraba un pedazo de papel con un escrito en el, esto fue algo que Teresa se quedo meramente para ella, mas adelante y por ciertas circunstancias me entere de la existencia de esa carta cuando su novio la descubrió y me lo contó. Aquella carta efectivamente era de Francisco en la que escribió tan solo palabras de desprecio e insultos, honestamente nada importante, era el escrito de un resentido lleno de celos enfermizos; Lo único que si resaltaba era la ultima parte en la que mencionaba lo siguiente: “Si no vuelves conmigo terminaras como los gatos de esta zona o incluso peor, como esa criatura”.

Con las ultimas visitas que hice a casa de mi hermana previas a enterarme de ese papel, me manifestó sus claras intenciones de averiguar que escondía la señora Carmen en todo este lió, ya que a pesar de no haberse comprobado algo contra ella, mi hermana revivió sus ganas de mostrar que ella esconde algo. Sentía que la respuesta a todos estos problemas estaba en su casa, lastimosamente nunca me dio una fecha exacta de cuando pretendía asaltar en su hogar. Días después mi hermana desapareció…

Yo era el único que sabia o mejor dicho era el único que intuía el porque y donde estaba mi hermana, pero para mi mentalidad de aquel entonces era una locura. Por supuesto se efectuó el denuncio de su desaparición pero yo sabia que no seria diferente a los demás casos; La policía dio una hipótesis sobre la existencia de un posible asesino entre los vecinos, pero no tenían ningún indicio con el cual guiarse. Esto ya me parecía ridículo y me llene de impotencia y frustración, mientras mamá y papá estaban inconsolables. Yo no me atrevía a decirles sobre lo que ella me contó en dias pasados y mucho menos sobre lo que yo sospechaba, así que de manera infantil decidí resolver el caso por mi propia cuenta.

Por tanto tiempo conviviendo en el mismo vecindario que la señora Carmen, tenia en mi mente mas o menos como era su rutina y precise que el mejor momento para entrar en su casa era cuando salia a la misa de las 10 de la noche, el problema era como entrar, fue entonces me vi en la obligación de pedir apoyo y el único indicado era Mateo (novio de de mi hermana).

Con ayuda de una escalera por la parte trasera de la casa y con cuidado de que nadie nos viese, ingrese por su terraza y de allí salte al patio principal el cual era relativamente bajo, Mateo quedo de pasar temprano por mi al día siguiente; No pensamos que habría un terrible peligro. Yo estaba mentalizado en pasar la noche entera en esa casa. Una muy mala idea…

Al principio no di con algo en concreto de hecho no sabia que hacer y al estar rodeado de tantas imágenes católicas como cuadros y porcelanas gigantescas, empece a  llenarme de temor. No se cuanto dure deambulando por aquella sala oscura, no me atrevía a encender la luces pues seguramente eso llamaría la atención de alguien o de la misma señora Carmen, cuando viniese de vuelta, hasta que escuche lo que me pareció un maullido pero era bastante fuerte, como si dos gatos estuviesen peleando. Analizando de donde provenían tales ruidos me di cuenta que era de la cocina pero en ese lugar no había nada sospechoso, era una cocina como cualquier otra hasta que escuche rasgar lo que pensaba era una pared . Luego de mucho apuro por descubrir de donde provenía me di cuenta que donde estaba ubicada la estufa, habían unas hendiduras; Empuje con fuerza aquel electrodoméstico que para mi sorpresa ocultaba un tunel enorme y oscuro, con un cableado en la parte de arriba que llegaba a una especie de luz improvisada, que sin pensar encendí con un interruptor que vi a un costado. Todo esto suena de película pero realmente me ocurrió y por supuesto nadie me creerá…

Con valor entre por ese agujero en el que cabía perfectamente un adulto andando en cuatro patas, al principio me lleve un susto enorme pues un gato me salio de la nada corriendo como alma que lleva el diablo, me asuste pero a la vez sabia que iba por buen camino. Finalmente llegue a lo que se ve como un cuarto bastante caótico, sin pintura ni baldosas, en el había un televisor transmitiendo programas religiosos como el rosario y el viacrucis con una muy mala señal, y al frente de este televisor estaba lo mas horrible que pude haber visto en toda mi vida, era una persona desnuda cuyo ropaje eran periódicos y sábanas, pero no era una persona normal no sabría decir si era un niño o un adulto, pero era enorme y bastante gordo aunque no como las personas que sufren de obesidad. Su cara era deforme tenia demasiadas arrugas, ojos que parecían querer salirse de su rostro y no poseía pelo alguno, su boca, panza y manos estaban llenas de sangre seca entre un color rojizo y negro, a su alrededor habían cientos de huesos y pelajes…Los gatos no se escapaban, eran raptados por los góticos para alimentar a esa cosa. Para mi fortuna lucia dormido y como pude trague mi miedo para tratar de encontrar a mi hermana, desgraciadamente no la haye…¿Acaso se la comió? fue lo único que pensé llenándome de ira.

De repente escuche a alguien gimiendo y balbuceando “mamá”, me di la vuelta y el fenómeno había despertado, aparentemente no podía moverse, tan solo pataleaba con sus manos y pies, lo que me resultaba un movimiento demasiado perturbador; Decidí rodearlo y note que aun conservaba los ojos cerrados, pensé que estaba teniendo una pesadilla hasta que súbitamente abrió sus ojos, haciendo un contacto visual que me dejo petrificado. No se cuanto tiempo estuve en ese cuarto pero una vez el ser que estaba frente a mi empezó a gritar de manera incesante, fue entonces que reaccione pero ya no estábamos los dos solos, sin darme cuenta la señora Carmen se encontraba detrás mio…”Este es mi fin ¿En que me he metido?” fue lo único que paso por mi mente, arrojando muchas lagrimas y deseando estar con mis padres, pero para mi sorpresa no era solo yo quien lloraba, Carmen también lo hacia pidiéndome perdón y perdón a su hijo. Es decir ese hombre terriblemente gordo y deforme era su hijo; Entre llantos y sozollos me explico el origen del por que comía gatos y que no tenia idea que era lo que padecía, también me aclaro que el bebé fue devorado por el, pero que no era su culpa, ella simplemente satisfacía su hambre con los indefensos gatos que producían gran placer para su gigantesco hijo, el que planeo la captura del bebé fue Francisco, quien por su propia cuenta lo rapto y se lo brindo sin que ella se diese cuenta, según su criterio ni siquiera sabia que Francisco tenia conocimiento de la existencia de su hijo. Al final de toda la charla recuerdo muy bien que decidió echarme de su casa diciéndome que no tenia sentido explicarle todas esas cosas aun niño de 14 años quien probablemente estaba lleno de miedo y no entendía nada de lo que pasaba, después de esas palabras me dio las llaves de la puerta y dijo lo siguiente: “Vete, solo merezco el infierno y espero que el Dios Santo me perdone en su santa gloria”.

Inmediatamente salí, era oscuro y demasiado tarde, no tenia idea de que hora seria en ese entonces, quería pedir ayuda…en serio quería pedir ayuda! pero para cuando pude dar con alguien, la casa de la señora Carmen se baño en llamas. Una tragedia terrible, que hoy en día recuerdo perfectamente.

Semanas después mi hermana apareció muerta y tirada en un rió pútrido, estoy seguro que de alguna forma se encontró con Francisco y este la mato tal y como prometía en su carta. Aun trato de hallarle con ayuda de internet, pero me ha sido imposible dar con alguna pista, es un capitulo que quiero cerrar a como de lugar.

Por ahora soy feliz cuidando de mi familia y de mis diez gatos…

miércoles, 14 de agosto de 2013

Adelina , la niña de los sueños tristes

Mi infancia fue buena pero tuve momentos duros, la parte buena me trae recuerdos nostálgicos pero la parte mala simplemente quiero olvidarla; y en una parte de mi infancia conocí a Adelina, una niña muy particular. Mi papá no era un buen padre, peleaba con mi madre todo el tiempo por motivos que no valían la pena, y un día como cualquier otro se marcho de la casa por las dichosas peleas; me abandono a mí y a mi mamá por lo que nos encontramos sumergidos en una depresión, sobre todo mi madre. La marcha de mi padre fue un golpe muy duro, debido a esto mi madre decidió mudarse pues con el tiempo acrecentó en su ser un odio profundo hacia mi padre y decidió mudarse para que mi padre no nos encontrara si deseaba volver. Pero el problema era ¿A dónde nos iríamos a vivir?.

Un día volví de la escuela y en mi casa encontré a una mujer que me saludo amablemente, mi mamá me dijo que era una amiga suya que también buscaba un lugar donde vivir con su hija, entonces mi mamá y su amiga decidieron poner dinero y conseguir un lugar para vivir los cuatro, yo aprobé desinteresadamente la idea. Días después la amiga de mi mamá volvió a casa y trajo a su hija, me la presento, se llamaba Adelina. Recuerdo ese día, Adelina tenía un rostro lleno de tristeza, ese rostro me contagio de su tristeza por esto cada vez que veía a Adelina me deprimía, era hermosa, pero su rostro me deprimía; ella no era de hablar mucho por lo que no entablamos una buena relación al principio, mientras se arreglaban los planes de la mudanza y demás, pasaba ratos con Adelina en una plaza, jugábamos pero no nos comunicábamos bien y nuestras breves charlas no era algo interesante. En uno de esos días ella estaba en el columpio hamacándose, se detuvo bruscamente y miro al vacío, comenzó a gritar; yo sorprendido fui a socorrerla y cuando llegue a ella comenzó a llorar, de sus ojos broto sangre en medio del terrible llanto, me sorprendí y me asuste mucho le pregunte por qué sus ojos sangraban cuando ella lloraba y me dijo: Porque tengo horribles pesadillas que me hacen llorar y sangrar. Yo estaba en ese momento sorprendido, asustado y confuso.

Vendimos la casa y conseguimos un buen lugar para vivir. Era un lugar donde los cuatro nos acomodábamos bien, en la primera noche a Adelina y a mi nos toco dormir en la misma habitación, para ese entonces yo no la conocía mucho, solamente sobre su sangrado de ojos. En aquella noche tuvimos que dormir sobre colchones en el suelo pues que todavía no había camas. Pensé que nunca tendría una amistad con ella y teníamos que vivir juntos, pero cuando nos adentramos más en la noche ella me pregunto “¿Te asusta la oscuridad?”. A lo que le conteste “Lo que me asusta es estar caminando por la oscuridad y encontrarme con un espejo, eso me asusta mucho, ¿A ti te da miedo la oscuridad?”. Ella me contesto “Un poco, pero la luz me da más miedo porque cuando hay luz veo cosas que no quiero ver pero cuando hay oscuridad no las veo. Así hablamos durante un largo rato, la conocí más, me pareció muy rara, de golpe la habitación se enfrío yo temblaba y estornudaba, Adelina también sintió el frío que invadió la habitación; los dos sin hablarlo mucho nos acostamos juntos y nos tapamos con las frazadas para no perder el calor, y así nos dormimos abrazados.

Escuchaba la voz de mi madre charlando, le grite para ver si me escuchaba y podía ir a buscarle, pero no me contestaba; ella charlaba y reía. Hubo una chispa de luz que se acrecentó y fue eliminando la oscuridad, todo a mi alrededor comenzó a tener forma, vi el suelo manchado de sangre, me encontraba en una sala totalmente blanca con sangre, y en las paredes estaban mis amigos y mis familiares crucificados con rostros macabros y ensangrentados; grite de espanto, uno de mis amigos allí crucificado dirigió su mirada hacia mi, eso me aterro, y comenzó a insultarme como si estuviese enfadado, pero me sonreía. Después escuche más voces que me insultaban, eran otros conocidos míos que estaban crucificados, muchas personas siguieron insultándome y yo me adentre más en aquella sala llena de los cuerpos de mis amigos y familiares crucificados en las paredes. Escuche después a algunos de esos cuerpos cantando, no se que canción pero me resultaba conocida; me arrodille, cerré mis ojos y tape mis oídos, todo era reflejo pero era lo que realmente quería, aún así seguía escuchando insultos hacía mi, vomite sangre y sentí aquel particular gusto de la sangre en mi boca, volví a abrir los ojos y mi padre estaba ahí enfrente mío con un rostro enfadado, comenzó a gritarme muy fuerte, muy enfurecido, sus terribles gritos me asustaban mucho y me dejo con un nudo en la garganta. Todas las personas crucificadas también comenzaron a gritar muy fuerte, haciéndome finalmente llorar de tristeza, de espanto y de odio. La sala comenzó a oscurecerse muy lentamente y yo veía a aquellos cuerpos y ami padre en un estado que a nadie le gustaría ver, lo que hice en ese momento fue insultar a mi padre, lo llene de insultos, desahogue mi ira hacia el, le mostré todo mi odio y mi padre me miraba con una siniestra sonrisa, desperté temblando muy fuerte, llorando y a mi lado estaba Adelina también llorando, pero sus llantos eran más fuertes, sus llantos me contagiaron rápidamente, nuestras madres entraron en la habitación y cuando encendieron la luz vi el rostro ensangrentado de Adelina, volví a ver sus ojos con sangre, me partió el corazón verla sufrir así, pero yo estaba con el corazón palpitando por la pesadilla, mi mamá me miro muy asustada y me toco las mejillas, sus dedos se mancharon de sangre, de mi sangre, que brotaba de mis ojos, y sentí en mi boca aquel particular sabor. Nuestras madres estaban conmocionadas, nos llevaron al hospital y volvimos a casa un día después.

Vivimos juntos por un tiempo hasta que un día cuando volví de la escuela vi a mi madre sentada fumando deprimida, pero no vi a Adelina ni a su madre, se habían marchado, así crecí junto a mi madre; todos los recuerdos de Adelina y de mi horrible pesadilla, los tengo grabados en mi mente y nunca se van; mi pesadilla arruina mi sueño, y a Adelina la veo frecuentemente. Nunca supe a ciencia cierta lo que hacía sangrar los ojos de Adelina pero sea lo que sea, ahora lo tengo yo, pues cuando miro el paisaje a través de la ventana veo a Adelina allí en el jardín llorando para después marcharse, y cuando la veo, mis ojos se llenan de sangre y lagrimas.

Pendiente de olvidar

Fueron raros sucesos, sucesos que mi mente no ha podido procesar, aunque, sólo quiero olvidar…

Mi nombre es Diego, estoy por entrar al segundo semestre de preparatoria. Les contaré mi situación, con la ayuda de un diario que encontré. Intenten comprender, intenten explicarlo.

Estábamos un amigo y yo, recién pasamos a preparatoria y apenas eran vacaciones de verano (antes de clases). Nos entusiasmaba la idea de entrar a una escuela con gente y profesores nuevos, todo era diferente para nosotros. Todo estuvo bien, en vacaciones nos veíamos, salíamos, jugábamos videojuegos y tocábamos música, ya que él tenía una batería y yo unas guitarras y un bajo, los cuales nos turnábamos para tocar. Fueron de esos días en los cuales no ves el tiempo pasar, sólo te diviertes… a quién no le gusta divertirse así de bien.

El tiempo se acabó, y con su fin, llegó el tiempo de estudiar. Las clases comenzaron más rápido de lo esperado, no nos dimos cuenta, pero nuestro entusiasmo hizo que no nos importara. La noche anterior al primer día de clases nos quedamos en su casa para conversar sobre lo que nos esperaba. La plática empezó conmigo.

—Oye, Alan, ¿qué crees que vaya a pasar?

—¿De qué hablas?

—Pues, entramos a esto, que es como un nivel superior en nuestra vida, creo que tienes algo en mente de lo que nos espera.

—Pues claro que tengo algo en mente.

—Dime qué es.

—No, olvídalo…

—Anda, dime.

—Es que… no quiero hablar de eso.

—¿Por qué no? Habías estado muy emocionado.

—Si, lo sé…

—Entonces, ¿qué ha cambiado?

—Fue…. fue este sueño que tuve ayer.

—¿Qué fue?

—Pues…. no te burles. Verás, yo estaba en un lugar extraño, lleno de gente, apenas se podía caminar. Después me di cuenta de que era… era una iglesia, y todos vestían formal. No conocía a nadie. De ponto, se acerca una persona, no se acerca mucho, sólo lo suficiente para hacerme saber que me estaba viendo, inmóvil, en ese sitio. El sujeto comenzó a reír, era como una risa sarcástica, y yo no entendía por qué. Me aterró demasiado ver y escuchar a esa persona, sentí todo el cuerpo entumecido, fue un terror, como si no fuese un sueño. Luego, se fue alejando, y junto con él la multitud, dejándome completamente solo…

—¿Quién era él?

—No tengo idea, sólo veía su silueta negra y unos ojos blancos mirándome.

—Y… ¿eso cambió tu forma de pensar sobre lo que nos espera?

—Es que no entiendes, no creo que sean buenas señales, eso me inquieta.

—Por favor, no creas en todo lo que ves en los sueños… o en lo que crees que significan.

—Está bien.

—Bueno, vayamos a dormir. Tenemos que levantarnos temprano en la mañana si queremos llegar a tiempo a nuestro primer día de clases.

Al día siguiente, había llegado la hora de ir a clases, pero Alan decía que se sentía mal, por lo que faltaría a las primeras horas. Pensé que quizás fue por lo de su sueño, pero no quise decirle nada y me fui a la escuela.

Cuando por fin llegó a clases, no se veía mejor, un tanto más serio de lo común, no se arregló bien… Me dio la impresión de que sólo iba por compromiso, ya había perdido el entusiasmo del todo, así que me le acerqué y pregunté:

—Oye, ¿estás bien? —Era obvio que no lo estaba.

—Sí, ¿por qué no habría de estarlo? —contestó Alan, con un tono ligeramente nervioso.

—Te ves mal, no parece que estés bien.

—Es sólo que no quiero estar aquí, hay mucha gente.

—Lo sé, es una escuela… Mira, terminando las clases te acompaño a casa, búscame en la salida, ¿de acuerdo?

—Claro, no hay problema. —Sólo que para la salida, no lo vi por ningún lado, nunca me buscó.

Al terminar unos pendientes que tuve, fui a su casa para ver qué le pasaba. Al llegar, pregunté por él, me dijeron que había salido justo después de llegar a la escuela. Supuse en dónde estaría.

Alan y yo teníamos un lugar para relajarnos, platicar un rato, perdernos del mundo. Era una bodega, que tenía tiempo sin uso y estaba algo alejada, en un lugar donde no hay mucho movimiento, sólo algunas otras bodegas alrededor. No usábamos la bodega completa, sólo un espacio, como una oficina, muy espaciosa en la cual habíamos metido unos sillones y un par de escritorios para guardar unos cuantos juegos de mesa y cuadernos de dibujo; estos últimos eran míos, me gusta mucho dibujar. Sobre uno de los escritorios había una televisión vieja, la cual conectábamos a un generador y a veces jugábamos videojuegos en ella, y en las paredes había algunos pósters de bandas musicales pegados, eran dos de Nirvana, uno de Misfits, otro de los Ramones y uno de los Beatles, que era el preferido de Alan.

Como lo imaginé, él estaba sentado en uno de los sillones que teníamos en el lugar. Estaba sentado y parecía que dormía como de costumbre cuando descansamos en ese lugar. Me acerqué a él, pero por un momento, algo me detuvo, un aire denso y la sensación de que alguien más estaba en la habitación; volteé para todos lados y no había nadie. Fue raro para mí, sentí miedo y lo sigo sintiendo al recordar esa sensación. De pronto Alan dio un salto del sillón y gritó muy asustado.

—Alan, calma, soy yo.

—Ya veo… lo siento.

—No, yo lo siento, al parecer te di un buen susto.

—Claro, pero no fue tu intención…

—Oye, no me buscaste al salir de clases, ¿qué pasó?

—Pues, me sentía mal, así que me apresuré y fui a mi casa.

—Es aún por los sueños, ¿cierto?

—Es que, no lo entiendes, me inquietó bastante, sobre todo… Oye, mejor vayámonos de aquí.

—¿Qué ocurre?

—Es… es que ya estuve mucho tiempo aquí dormido y quiero caminar.

—Está bien.

Parecía que el miedo era intenso, no podía verlo ni un segundo sin sentir su inquietud. Tenía que hacer algo, pero no sabía qué. Al día siguiente lo llevé a un parque, en donde se pudo relajar. Platicamos como siempre, él estuvo un tanto menos inquieto, logré distraerlo un poco, pero después de un rato me dijo que tenía cosas que hacer y se fue muy rápido del lugar.

Pasaron los días, tres semanas para ser precisos, hasta que Alan volvió a tener esos sueños. Ahora se veía más asustado y nervioso que antes, así que le dije que iría a su casa a pasar la noche. Al llegar su tono de voz me inquietó un poco, no se escuchaba para nada bien, pareciera que estaba a punto de romper en llanto, mas nunca lo hizo. Temblaba lo suficiente como para darme cuenta y parecía que no había dormido en algunos días.

—Hola, ¿qué tal?

—Vamos Diego, como si no pudieras notar cómo estoy.

—Lo siento, sí te ves mal.

—Eso dijo mi madre, piensa que estoy enfermo, pero yo sé que no.

—Me puedo imaginar, sÍ lo pareces, pero tenemos que cambiar eso.

—Sólo necesito dormir un poco, llevo tres días sin poder dormir, de verdad estoy cansado.

—Eso se nota, quizás deberías ir con alguien que te ayude con eso.

—¿Hablas de un psiquiatra?

—Eso creo… si esos sueños son la causa.

—No, no creo que sea necesario, se me pasará, como antes.

—Pero ahora parece que tienes más miedo que antes.

—Sí, así es, pero no puedo hacer nada, sólo esperar que el miedo desaparezca. Oye, tengo que hacer algo, espera en mi habitación, enseguida voy.

—Está bien, te espero.

Así que fui a su habitación a esperarlo. Entonces, encontré un cuaderno que se asomaba por debajo de su cama; estaba un poco gastado, pero se veía que lo usaba mucho, entonces me puse a leerlo. Me sorprendió bastante, hablaba sobre sus sueños, sobre cómo se sentía, todos eran apuntes escritos por fechas. Al leerlos, debo admitir que me aterraron un poco sus apuntes, y en unas de las primeras páginas hubo unos que especialmente me alteraron un poco:

“Septiembre 3:
No sé quién o qué era, pero al verlo me sentí aterrado, era una presencia que no quisiera volver a ver, me hizo sentir un terror inimaginable. Desde entonces rezo para que no vuelva a aparecer en mis sueños”.

Supe al instante de qué hablaba, era aquella persona que vio en su primer sueño, sobre el cual me contó antes de nuestro primer día de clases. Unas páginas después hablaba de nuevo de esa persona.

“Septiembre 18:
Aún tengo presente la imagen de ese sujeto, no puedo olvidar su risa tan escalofriante, me hace sentir miedo cada vez que lo recuerdo. Me siento solo, vulnerable, está observándome quizás, pero cómo deseo que no sea así… sólo quiero olvidarme de él”.

Y así fueron algunos de sus apuntes, uno escrito cada vez con más miedo que el anterior. Al leer podía sentir cómo era que se sentía. Es como si guardara todas esas sensaciones en cada palabra del cuaderno. Seguí leyendo, hasta que de nuevo me topé con otro de esos en los que este tipo aparecía, pero era reciente, de hace dos días.

“Noviembre 22:
Lo he vuelto a ver, estoy aterrado, es como si me observara retorciéndome del miedo, es como si disfrutara mi sufrimiento, me tortura, lo disfruta cada vez más. Lo escucho reírse de mí, ahora son carcajadas, con esa misma mirada fija, fría. Cada vez está más cerca, lo siento. Siento que está conmigo en las noches, cada vez que me encuentro solo, siento su presencia, me observa de cerca. Se esconde, pero sabe que siento su presencia y que me atemoriza. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué le es tan placentero aterrarme así? No lo sé, y quizás no lo sepa, sólo sé que no quiero que se acerque más, quiero que se vaya”.

En ese momento sentí cómo se entumeció todo mi cuerpo, no me pude mover y sentí a alguien detrás de mí. “¿Será…? No, no puede ser…”, pensaba con un temor tan grande. Pero por más que quisiera mentirme, sabía quién era. Me armé de valor, solté el cuaderno y volteé tan rápido que me dio vueltas todo. Entonces, ¿qué fue lo que vi?

Al momento no supe exactamente lo que pasaba. Fueron tantas sensaciones y sentimientos en un solo momento. Tanto miedo que no lograba mantenerme firme, no pensaba con claridad. ¿Qué fue lo que vi? Detrás de mí sólo había un espejo. Me dije a mí mismo, “¿que, habrá sido sólo el espejo?”, pero ¿cómo iba a ser el espejo? Aunque no había nada, lo sentí. Entonces fue cuando llegó Alan, muy alterado. Volteó a ver el cuaderno y me dijo:

—No lo has leído, ¿verdad?

¿Cómo decirle que no? Eso era lo que había hecho, y por como me vi en el espejo, no creo que denotara lo contrario.

—Sí, lo he leído, perdona si te ha molestado.

—No tenías que haber leído eso, no tenías que…

—Al leerlo comprendí cómo te sientes, eso es…

—¡No entiendes! ¡No tenías que hacerlo!

—Pero, ¿qué pasa?

—Lo siento, Diego, no llegué a tiempo, no debí dejarte solo en mi habitación…

—¿De qué hablas?

—En serio lo siento.

—Por favor, para de pedir perdón y explícame.

—Ha sido él, me ha hecho escribir desde la primera vez.

—Pero para…

—¡Eso es lo que quería! ¡Quería que alguien lo leyera después, todo ha sido por él!

—¡¿Para qué quería que…?!

—¡Detente! No nos merecemos esto, por favor, ¡para! ¡Deja de reír!

—Oye, ¿a quién le hablas?

Entonces lo vi, mientras Alan se retorcía y se tapaba los oídos, lo vi por mí mismo, parado en una esquina de la habitación, con esos ojos blancos que penetran en tu mente, esa silueta oscura oculta en las sombras. Era él, no había duda. Entonces comencé a escuchar su risa escalofriante. Ya sabía por qué sufría tanto, y lo digo sinceramente, no creo que nadie soporte tal cosa, no es lo mismo hasta que lo ves con tus ojos.

Aquel momento fue la media hora más larga de mi vida. No recuerdo el momento en el que me fui de ahí, pero recuerdo haber llegado a mi casa tanta intranquilidad que mi madre se asombró demasiado.

—Por Dios, ¿estás bien? —me preguntó preocupada.

—Sí madre, sólo… sólo estoy cansado.

—Pues, ve a descansar, que te ves muy mal. Pero primero date un baño.

—Está bien, lo haré enseguida…

Estaba tan trastornado por aquellas imágenes en mi mente que no podía pensar en nada más, sólo en el miedo que seguía presente desde aquel momento, aquel ser tan escalofriante.

Al día siguiente, sin haber superado lo ocurrido, me encaminé a la escuela. A la mitad del camino, mi madre me llamó al celular diciéndome que volviera, que tenía que hablarme de algo. Le pregunté qué era y me dijo que era sobre mi amigo, Alan. Al regresar, mi madre me esperaba en la sala, un tanto desconcertada, esperando que llegara.

—¿De qué quieres hablarme?

—Llamaron antes de que te fueras a la escuela.

—¿Quién era?

—La madre de Alan… resulta que… es duro decirlo, pero, Alan falleció.

—¿De qué hablas? Recién lo vi ayer en la tarde.

—Parece que se ha suicidado… Lo encontraron en su cuarto por la mañana.

—Pero… no puede ser verdad, madre, no bromees así conmigo…

—Lo siento, quisiera que no fuese verdad, pero…

—¡No, madre! ¡No puede ser verdad!

—Espera, su madre ha pasado hace unos minutos y te ha dejado esto. Parece que es una carta de Alan, es para ti.

En ese momento tomé la carta y me fui corriendo de la casa. Fui a la casa de Alan, no lo podía creer, no podía ser verdad que mi amigo estuviera muerto. Al llegar a su casa, vi a la policía estacionada afuera; eso tenía que significar que había ocurrido algo grave. Mi madre decía la verdad, al parecer… Alan estaba muerto.

Me traumatizó bastante haber vivido eso, no lo soporté, entonces huí a nuestro lugar, a la bodega que sólo nosotros visitábamos; tenía que alejarme de los demás. Al llegar, sólo vi cosas, recuerdos, que me daban nostalgia. Mi amigo, mi mejor amigo estaba muerto y no podía hacer nada al respecto. Me senté a llorar en uno de los sillones, no lo soportaba, era un dolor inmenso; pero lo recordé, Alan me dejó una carta, tenía que leerla, entonces lo hice.

“Diciembre 7:
Lo siento Diego, esto es tanto sufrimiento, espero que no te haga lo mismo que a mí, es que es tan terrible, no lo soporto, espero que no te enojes conmigo. No me disculpo por lo que haré, sino por lo que te hice esta tarde, te entregué a él. No fue mi intención, él me hizo hacerlo, no sabes cómo es… aún. Me hizo escribir cada sentimiento, sensación, cada visión que tenía, me hizo plasmar todo en esa estúpida libreta, la cual, un día antes, me dijo que tenías que leer. Por eso te dejé en mi habitación a solas, para darte el tiempo de hacerlo, pero un rato antes de que llegaras me había decidido a no mostrártela, entonces la arrojé al suelo, debajo de mi cama. Pero al llegar el momento no pude, no pude contra él. Ten cuidado, se adentra en lo más profundo de la mente y te hace sentir cosas horribles, nunca te lo hubiera deseado, ni a nadie. Se esconde en las sombras, en el ruido, hasta en tu reflejo del espejo y te observa, te causa un miedo insoportable. Me disculpo por eso, me siento tan arrepentido. No podía irme sin explicártelo, ya es muy tarde como para que pueda hacer algo para evitarlo, está hecho, él quería que lo leyeras para así poder entrar en tu mente, te he condenado, ahora sólo huyo de este horror. Te quiero, en serio… perdóname. —Alan”.

Me destrozó leer eso, no fue su intención, y ese sujeto provocó su muerte. Estaba tan enojado, no me podía contener, pero… de pronto tuve esa sensación, estaba conmigo. Era esa entidad que había llegado por mí, ahora yo sería a quien torturaría. Lo vi ahora más cerca, se estaba acercando a mí y me hacía ver visiones aterradoras, y lo escuchaba reírse de mí; era insoportable, tanto miedo y enojo se juntaban en mí, era terrible.

Pasé semanas enteras de miedo constante, me torturaba cada vez que quería, tuve los mismos sueños horrendos que aterrorizaban por las noches a Alan. Comencé a liberar mis miedos dibujando… creo que no fue lo mejor, ya que los dibujos fueron como aquella libreta.

Temo decir que él me ha obligado a escribir esto. Ahora me toca a mí decir “Lo siento”, porque no me pude negar, lo entenderás, ya has leído lo suficiente como para que él entre en tu mente. Ahora te toca a ti, en serio lo siento, yo tampoco le deseaba esto a nadie, pero no tengo opción. No trates de ocultarte, será en vano; está en las sombras, oculto, está en cada ruido que escuchas, se convierte en tu reflejo del espejo, incluso podría estar justo detrás de ti en este momento. Sólo espero que no sea tan terrible lo que te hará, quizá se canse de hacernos sufrir…  esperemos que algún día pase.

En el espejo

Por lo general duermo profundamente, pero esa noche la tormenta que se estaba desatando afuera no me permitía conciliar el sueño. Cuando empezaba a dormitar, otro trueno me levantaba. Este ciclo se repitió la mayor parte de la noche, por lo que permanecí despierto y atento, viendo al cuarto iluminarse antes de que fuera invadido por las sombras de nuevo. Mis ojos se movían de un objeto a otro, hasta que llegué al espejo adyacente a la cama.

De pronto hubo un destello de luz, y el espejo se iluminó. Por menos de un segundo, el espejo mostró docenas de rostros, siluetas dentro de su marco, bocas abiertas y ojos ennegrecidos. Ellos miraban directamente hacia mí, con sus pupilas negras fijas sobre mi rostro. Y luego había pasado. ¿Estaba seguro de lo que vi? Intranquilo, no logré dormir por el resto de la noche.

A la mañana siguiente quité el espejo de la pared y lo tiré a la basura. No me importaba si la visión que había tenido fue real o no, quería deshacerme de ese espejo. De hecho, quité cada espejo de la casa.

Pasaron varias semanas y el suceso de aquella noche se había desvanecido de mi mente. Estaba pasando la tarde en la casa de un amigo y tenía que usar el baño. Mientras estaba ahí, el grifo se abrió sin que lo tocase y el agua comenzó a correr. Desconcertado, no hice nada en ese momento, más que tratar de razonar la paranoia. El agua comenzó a echar vapor y una capa de humedad cubrió el espejo. Miraba atentamente mientras las palabras se formaban: «Por favor, vuelve a poner los espejos. Extrañamos verte dormir».

El caleidoscopio

Mientras estábamos de luna de miel en Maine, mi esposa y yo hicimos una parada en el pintoresco pueblo de Boothbay, en un día particularmente gris y lluvioso. Puesto que el picnic que habíamos planeado no era más una alternativa, nos refugiamos en una pequeña tienda de antigüedades próxima al muelle.

En tanto mi esposa ojeaba los grandes cofres y juegos de mesa cerca de la entrada, yo examinaba entusiasmado las herramientas antiguas y el equipo marítimo dentro de las vitrinas en la parte trasera. Al ser un coleccionista de lentes e instrumentos marinos, ansiaba encontrar un sextante, o quizá un viejo telescopio forrado con cuero.

Me detuve en una pieza interesante. Parecía ser una linterna de bronce que denotaba una pátina café, pero que era muy moderna en cuanto a su diseño. Le pregunté al dueño de la tienda por ella, pero sólo me pudo decir que la encontró en el mismo cofre antiguo que traía varias brújulas y el sextante que también se exhibía. Inquirió sobre si deseaba comprárselo a cinco dólares, o llevarlo a ningún costo.

—A mí no me sirve de nada, nadie lo quiere.

Cuando le cuestioné acerca del precio, él suspiró con cansancio, y luego se acercó a la vitrina para sacarlo.

—Tenga, compruébelo usted mismo.

La artesanía era impresionante, bastante duradera y aparentemente hecha a mano, quizá en algún lugar de Europa. Unas marcas de escritura desgastadas indicaban que podría ser de origen alemán, o tal vez austríaco. Giré el lente y una débil luz roja salió despedida. Al apuntarla en una esquina oscura del local, tomó la forma de múltiples movimientos en espiral, que chocaban y se entrelazaban como una manada de anguilas. Mientras continuaba utilizando ese inusual caleidoscopio-proyector, mi imaginativa mente inventaba rostros macabros con rulos sinuosos. Al desactivar el aparato, me volví emocionado hacia el dueño de la tienda.

—¡Fantástico! —le dije—. ¡Debe de tener algún tipo de filtro para el aceite enfrente de los lentes! Tengo dos caleidoscopios victorianos, pero ninguno de ellos alumbra como éste.

—No lo entiende, ¿vedad? Nadie lo hace. Todos regresan para devolverlo luego de un tiempo —El dueño de la tienda se apoyó en la vitrina, y pude notar que estaba respirando agitadamente—. Todos piensan que es una especie de truco… hasta que empiezan a ver a través de él con las luces apagadas.

»Ésa no fue una proyección, amigo. Ese… maldito aparato, esa luz… no está fabricando a las criaturas que vio. Simplemente le está permitiendo a sus ojos ver lo que siempre ha estado ahí.

No cortes tus uñas de noche

Todo comenzó a las 7:50 de la noche. A esa hora y en mi habitación, sólo pensaba en que al día siguiente tenía algunas cosas que hacer en la universidad, tenía un evento importante y debía estar muy arreglada para ello. Ya había acomodado mi cabello en una especie de rollo sostenido por pinzas para que cuando me levantara se mantuviera lacio y bien peinado, por lo que procedí a pintarme las uñas. Realmente en mi mente estaba repasando todo aquello que debía exponer frente a un frío jurado de directores y profesores, sólo me estaba enfocando en eso, y eso era lo único que me importaba en ese momento; pero algo que era importante en una presentación era la buena y limpia imagen. Pinté las uñas de mis manos de un color rojo, tan brillante y profundo como la sangre, ése era el color que más me gustaba. Después de eso, aún repasando en mi cabeza el contenido, miré las uñas de mis pies, las cuales estaban un poco largas para mi gusto. Odiaba tenerlas largas, no me sentía con complejo de águila, así que tome el cortaúñas y con cuidado corté cada una de las uñas de mis pies.

Fue hasta después de que las corté todas que me di cuenta de la situación…

Todo el contenido de mi exposición salió de mi cabeza dejando sólo la carrasposa voz de mi abuela resonando en ella: “Hija, no te cortes nunca las uñas de noche”.

Me quedé mirando el vacío por un momento, siempre había creído en mi abuela y en sus supersticiones, y siempre había tenido en cuenta cada una de ellas, salvo por esa noche que la olvidé. Recordé cómo inocentemente había preguntado por qué era malo eso, y que la respuesta no me había gustado para nada, me había causado miedo, y eso era lo que tenia en ese momento, miedo. Suspiré mirando la pared. ¿Y ahora? Mi abuela nunca me había dicho qué hacer si las cortaba, pero sí me había dicho esto:

“Después de las 8:33 p.m., no vayas a cortar tus uñas, ni las de las manos ni las de los pies, pues después de esa hora, ese instrumento de plata estará maldito. Maldito para todo aquel que lo presione sobre su carne y sus uñas; será más afilado y más brillante, y traerá consigo algo terrorífico, algo fuera de este mundo. Recuerda esto: ‘después de las 8:33, corta tus uñas y vas a temer. Alguien tocará tu puerta, un regalo dejará; no lo abras hasta que amanezca, no seas curiosa. No mires hacia atrás si sientes que algo se acerca, pues el dueño de la caja piensa sorprenderte. No cortes tus uñas de noche, no, si esperas a la muerte’”.

Solté el cortaúñas rápidamente y miré las uñas reposar sobre el suelo. El corazón me latía con fuerza, mi abuela no mentía nunca. ¿Y si llegaban a tocar mi puerta? ¿Y si me encontraba con una caja? ¿Justamente en ese momento tenía que vivir sola? No dejé de mirar las uñas, tenía mucho miedo, el corazón no dejaba de latirme rápidamente y sentía que algo malo iba a suceder, pero, ¡espera! No cortes tus uñas después de las 8:33. Corrí a mirar el reloj de la sala y me detuve en seco frente a él observándolo. Marcaba las ocho en punto. Cerré los ojos y solté una bocanada de aire al mismo tiempo que mantenía mi mano derecha sobre mi pecho. Lo había hecho antes de las 8:33, estaba segura, no me pasaría nada.

Repentinamente me rugió la panza, era momento de hacer algo de cenar y luego irme a la cama para estar descansada al día siguiente. Caminé hacia la cocina y encendí la televisión para mirar las noticias, fui hasta el refrigerador y saqué dos huevos para freír. Aparentemente, había habido un incidente en Colorado, algo relacionado con un tiroteo; la noticia parecía indignante, pero más indignante fue lo que dijeron antes de ir a comerciales.

“Ya que son las 8:50 de la noche, vamos a una pausa comercial”.

Después de las 8:33 corta tus uñas y vas a temer…

Me quedé paralizada, el corazón volvía a latirme con fuerza y volvía a tener miedo; pero esa vez el miedo fue aún más fuerte, de aquel miedo que te ataca con tal intensidad que te impide mover tus músculos e inmediatamente cierra tus cuerdas vocales, dejándote mudo y paralizado. Habían pasado sólo unos minutos desde que miré el reloj de la sala, ¿tenía mal la hora? Suspiré y temblando un poco caminé hacia mi habitación. Lentamente llegué, con el corazón acelerado y las manos sudando. Eran las 8:50 aún. No podía ser, miré el aparato sorprendida y con algo de desesperación busqué en mi gaveta varios de los relojes que tenía. Tomé uno y lo miré, las 8:50; tomé otro y lo miré, las 8:50; tomé otro, ¡las 8:50! Sin evitar la desesperación arrojé el reloj hacia la pared haciéndolo pedazos y tomé rápidamente mi celular para llamar a mi madre. Pero después de marcar el número algo resonó en mi cabeza: alguien tocaba el timbre. Me paralicé por completo y el teléfono se resbaló de mis manos cayendo al suelo.

Alguien tocara tu puerta…

Algo me decía que no abriera la puerta, o que la abriera, tomara mis cosas y saliera de ahí lo más rápido que podía, pero algo también me decía que ya era muy tarde. Lentamente cerré los ojos, apenas podía respirar, sentía el corazón latiéndome en todo el cuerpo y las manos me sudaban. Pero nunca había sido cobarde, y no podía serlo ahora; quizá era el momento de que mi abuela se equivocara y quizá estaba exagerando. Me levanté despacio y caminé, tratando de calmarme con cada paso que daba hacia la puerta. El timbre sonó tres veces y después cesó. Lentamente coloqué mi mano sobre la perilla, pensando que nada iba a pasar, que seguro era una de mis amigas o mis vecinas fastidiosas, y que nada de lo malo que había pensado me sucedería. Suspiré, cerré los ojos y abrí la puerta.

Un regalo dejará…

Había una caja. El corazón en ese momento me latió tan fuerte que lo escuchaba resonar en mi cabeza, inmediatamente comencé a llorar con desesperación, las manos me sudaron más y más, el miedo me invadía tanto que sólo quería llorar, llorar y esconderme, taparme los ojos y pensar que nada de eso estaba sucediendo, despertarme de esa pesadilla. La caja era negra, un negro perturbador e inquietante; quería patearla, pero temía empeorar las cosas. ¿Qué debía hacer? ¿Qué era esa caja? ¿Qué había dentro de ella? Eso era lo peor, lo que podría haber en su interior. Quería saberlo, ¿y si era una broma? Tenía amigas muy bromistas, pero el susto que tenía no me hacía creer que era una broma. Me incliné y tomé la caja. Estaba algo pesada, lo cual aumentaba mi curiosidad.

No la abras antes que amanezca, no seas curiosa…

No podía abrirla, quería, pero no podía. Dejé la caja sobre la mesa y fui hasta la cocina por un calmante, tomé agua y me lo tragué. Pensé por un momento que debía esperar a que amaneciera, quizá así no me pasaría nada. Sí, eso era, debía esperar. El hambre se me había quitado, sentía la casa más sola que nunca, sentía frío, sentía que cada pasillo era más oscuro de lo normal. Entré al baño y me miré al espejo; tenía el rostro rojo, los ojos llorosos, los labios pálidos, y aunque no podía verlo mi corazón seguía acelerado. Después de que me cepillé, salí y comencé a cerrar las cortinas, entonces el corazón me empezó a latir fuertemente de nuevo. Sentí como si alguien estuviera detrás de mí, parado, respirando; sentía su respiración tal y como si fuera una persona, cercana, fría. Respiraba como los sádicos que aparecían en películas. Nunca había estado tan asustada en mi vida, las lágrimas se me salían y todo el cuerpo me temblaba.

No mires hacia atrás si sientes que algo se acerca, pues el dueño de la caja piensa sorprenderte…

El dueño de la caja, ¿quién era? Sentía que alguien estaba detrás de mí, ¿qué podía hacer? El corazón me seguía latiendo con fuerza, el susto iba mas allá de lo que podía imaginar. De repente lo pensé. Yo no podía morir, no esa noche, y menos así. Si no podía mirar a lo que estaba atrás, tenía que escapar. Con todo el valor que pude reunir cerré mis ojos con fuerza y corrí hacia la derecha. Abrí los ojos y seguí corriendo rumbo a las escaleras, sentía cómo esa cosa me seguía, aún sentía el frío, aún las piernas me temblaban, aún sentía el miedo, y aunque corría aún lloraba con algo de desesperación. Por más que corría, eso que me seguía no se detenía; llegué hasta las escaleras aún sin voltear y fue cuando mis piernas me fallaron y entonces caí. Rodé por las escaleras, sentí el miedo junto con el dolor. Las pinzas que sostenían mi cabello se estaban incrustando poco a poco en mi cabeza, haciéndome sentir un dolor inmenso que superaba incluso el miedo. Al final de las escaleras no dejé que el dolor me paralizara, me levanté como pude y corrí hacia la salida. Estaba desesperada, y cuando vi la puerta más cercana a mí tropecé, cayendo al suelo. Giré mi cabeza y observé: había tropezado con la caja y ésta se había volteado, abriéndose. ¿Qué había dentro de ella? Habían dedos, dedos de pies mutilados y ensangrentados, también había uñas. Pegué un grito de terror, alejándome con desesperación de ahí; sentí mi frente húmeda, estaba sangrando gracias a las pinzas que me habían lastimado. Pero más fuerte que ese dolor, fue el que sentí al observar que me faltaban todos los dedos de mis pies. Abrí los ojos de par en par y lo último que vi fue un rostro tan blanco como el papel, y unos ojos más rojos que mi pintura de uñas. Luego de eso, me desmayé.

No cortes tus uñas de noche, no, si esperas a la muerte.

Mi abuela una vez me dijo: “No cortes tus uñas de noche”, y en mis años de vida siempre tuve presente eso, hasta que un día lo olvidé. La abuela nunca se equivoca. Ahora les digo a ustedes, no corten sus uñas de noche, siempre habrá un amanecer.

domingo, 4 de agosto de 2013

VIDEOS SNUFF PARTE 2 (18 +)

Hola amigos primero comenzare con un tema serio que es verdad y tengo que hacer primero la advertencia

ESTE POST DEBE SER VISTO PARA GENTE MAYORES DE 18+ , ESTAS IMÁGENES
 Y VÍDEOS PARA ENCONTRARLAS DEBES IR A LA DEEP WEB OSEA ES TU RESPONSABILIDAD , Y LAS IMÁGENES LE PUEDEN SER PERTURBADORAS PARA ALGUNAS PERSONAS TAMPOCO APTA PARA GENTE SENSIBLE. ENTONCES CIERRA ESTE POST.









¿Que son los vídeos snuff ? , es un vídeo o una película de un asesinato real sin efectos especiales todo es real se trata de alguien que maltrata y tortura a una persona hasta matarla de cruel manera , Ejemplos hay muchos por ejemplo 3 guys 1 hammer un vídeo super famoso y creo que todos saben de que trata , tambien hay vídeo en una pagina llamada "WWW.MUNDONARCO.COM" se trata una persona mata cortandole la cabeza con una motosierra también un vídeo bastante famoso.
AQUÍ LAS FOTOS YA MOSTRÉ UNA ADVERTENCIA



MUNDO NARCO
3 GUYS 1 HAMMER
Bueno en total hay muchos vídeos snuff pero son difíciles de encontrar totalmente , para buscar estos vídeos tienes que ir a la deep web ,  cosa que ya muy complicado. Bueno esto es totalmente serio , y no quiero ser grosero pero estas personas son unos gran hijos de puta y por eso mundo esta como esta . Bueno no es nada recomendado para nadie una vez vi estos vídeos fue algo traumatico  , SOLO QUERÍA INFORMAR DE QUE ES LOS VÍDEOS SNUFF , TAMBIÉN EXISTE UN VIDEO SNUFF DE LA CREEPYPASTA "PORN NORMAL FOR PEOPLE NORMAL" AL FINAL HAY UN VIDEO TOTALMENTE SNUFF .Claro también existe Hecho por aficionados llamado "Guinea pig" trata vídeo muy realista que parecen bastante real pero es hecho con efectos especiales.Bueno tambien inventaron un juego de este tema hecho por Rockstar los mismos creadores de GTA, y eso fue todo nos vemos en otra oportunidad.