sábado, 26 de octubre de 2013

Vision periférica

¿Alguna vez has tenido un vistazo de algo fuera de la esquina de su ojo? Es un simple movimiento atrapado en su visión periférica. La mayoría simplemente llega a considerar esto como una sombra provocada por una vela encendida, o tal vez una mascota saltando de un mueble. Noventa y nueve de cada cien veces, estas personas tienen razón.
Pero hay una mas evasiva, también puede ser explicada por las razones anteriores, pero hay algo mas... Uno se siente incomodo, o puede llegar a sentir un leve dolor en la columna, incluso se puede olvidar completamente de lo que estaba pensando.
Si alguno de estos síntomas se siente, debe ser motivo de preocupación. Nuestra visión periférica está diseñada para detectar movimientos, incluso en la oscuridad. Esta se utilizó para defenderse de los depredadores en nuestros primeros días, y como con muchos aspectos de nuestra naturaleza humana, se ha mantenido, pero se debilitó.
La visión periférica aun nos alerta de posibles depredadores, y aunque los depredadores han caído en la lista de peligros que se pueden enfrentar hoy en día, todavía existen. Si alguna vez siente ese escalofrío en la espalda, trate de no concentrarse en esa sombra que vio en la esquina de su ojo.
Tal vez seria mejor no mirar atrás.

La Mujer del Horno

Durante el verano de 1983, en una ciudad tranquila, cerca de Minneapolis, Minnesota, el cuerpo carbonizado de una mujer fue encontrado dentro de la estufa de la cocina de una granja pequeña. Una cámara de vídeo también se encontró en la cocina, de pie sobre un trípode y apuntando al horno. Ninguna cinta fue encontrada dentro de la cámara en el momento.

Aunque la escena fue etiquetada originalmente como un homicidio por la policía, una cinta VHS sin marcar fue descubierta más tarde en el fondo del pozo de la finca (que al parecer se había secado hasta principios de ese año).

A pesar de su condición usada, y el hecho de que no contiene audio, la policía todavía puede ver el contenido de la cinta. Se mostraba a una mujer a sí misma frente a la grabación de una cámara de vídeo (al parecer con la misma cámara que la policía encontró en la cocina). Después de colocar la cámara para incluir tanto a ella como a su estufa de la cocina en la imagen, la cinta mostró a la mujer encender el horno, abrir la puerta, y arrastrarse al interior, a continuación, cerro la puerta detrás de ella. Ocho minutos en el vídeo, el horno puede ser visto sacudido violentamente, tras lo cual se podía ver el espeso humo negro salir de la estufa. La cámara siguió filmando al horno durante otros 45 minutos hasta que las baterías al parecer se acabaron.

Para evitar molestar a la comunidad local, la policía nunca publicó ninguna información sobre la cinta, o incluso el hecho de que se encontró. La policía tampoco fue capaz de determinar quién puso la cinta en el pozo.

O por qué la mujer que se ve en la cinta era mucho mas pequeña que la encontrada dentro de la estufa…

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Debajo de Tus Pies

No les ha pasado que cuando van caminando por calles solitarias y no hay rastro de algún ser vivo.

Pues a mi si….

Todo comenzó un viernes ya era tarde y Salí de la escuela camino hacia mi casa yo en ese tiempo estudiaba en el turno vespertino me había despedido de mis compañeros ya encaminado a un callejón que pasaba por mi casa empecé a sentir un olor a rata quemada por una corriente de electricidad muy fuerte y empecé a escuchar pasos atrás de mi, pasos muy fuertes como alguien que estuviera muy enojado volteé a ver hacia atrás y no vi señal alguna de alguien caminado ni un solo perro o gato había mucha neblina como en las mañanas de frio, me puse un poco nervioso al saber que alguien caminaba junto a mi pero no lo lograba ver de repente escuche como un susurro muy leve me dijo “no mires debajo de tus pies” me espante y corrí mis piel se puso de gallina sentía un frio en mi cuerpo muy penetrante como si una placa de metal estuviera adentro de mi piel seguí corriendo hasta ya no poder mas, recuerdo que ese callejón estaba más corto pero de alguna manera sentía que al correr no avanzaba nada y seguí corriendo hasta el cansancio mi mente solo pensaba en una cosa, en llegar a casa con mi familia y de nuevo otro susurro “ ya no corras” yo sentí como de golpe me detuve como si esa persona me hubiera agarrado con toda su fuerza para evitar que no corriera volteé para todos lados en busca de alguien que me ayudara pero ni los más fuertes gritos se oían supuse que si miraba mis pies algo malo pasaría y no quería eso me atrapara no podía moverme pero si podía mover mi cabeza luego mira hacia atrás y vi a una persona vestido de traje rojo con una capucha y la mire y le dije “¿Que quiere de mi usted?” siguió como si nada, se acerco mas a mí y lo único que sabía es que este era el fin pero algo extraño sucedió…otro susurro “mira a tus pies” me comía la curiosidad y mire y para mi sorpresa me encontré un foto de mi era extraño.

La foto que ahora cargaba en mis manos era de mi de chico yo no sabía qué hacer con el… de repente el hombre se quedo parado dejo de caminar, extendió su mano y otro susurro “dale la foto” se la entregué y de la nada se esfumo. Volví a mi casa todavía con una intriga de que fue lo que paso. Hace más de un mes que tengo pesadillas acerca de ese momento terrible que pase pero lo único que sé a ciencia cierta es, que esa voz o susurro que me decía que hacer hizo que ahora en este preciso momento este vivo…por ahora… lo único que les digo es que nunca pero por nada del mundo volteen corran si es posible porque él se alimenta de tu miedo y lo más importante de todo es…. Nunca veas debajo de tus pies…

Debajo de tus pies

sábado, 5 de octubre de 2013

Esperen , No Me Dejen Aqui

Nabor que en paz descanse, se dedicaba a la venta de servicios funerales y fue supervisor de un grupo en el que trabajaba. El señor que no era de mucha plática nos sorprendió cuando muy serio comentó:

Cementerio

- Fue en uno de esos días que me toco llevar un féretro al cementerio en compañía de cuatro compañeros.
- ¿Por qué cuatro, si para manejar la carroza solamente se necesita una persona? – le pregunte interesado.
- Pues resulta que para cargar un ataúd se necesitan cuatro hombros – agregó sonriente -, el difunto hacia unos meses había perdido esposa e hija y se encontraba solo, por lo que decidió quitarse la vida.
- Dicen que el que se suicida, jamás encuentra el descansó eterno – comente tratando de hacer la charla mas interesante.
- No te adelantes que yo soy el que esta narrando la historia – me comento con severidad -;
Pues resulta que el difunto era de complexión delgada, no muy alto que digamos, pero es el más pesado que he cargado. El sepelio fue muy extraño, los familiares lloraron muy poco, por no decir que nada. El sol ya se estaba ocultando cuando regresamos a la carroza, para nuestra sorpresa observamos las cuatro llantas sin aire, las habían rasgado con tanta saña que era imposible la reparación.
Después de haber sido quienes fueran al frente de aquel desfile fúnebre que se dirigía al cementerio, terminamos pidiendo un aventó para llegar al poblado mientras que el velador nos despedía con un saludo muy serio.
- El velador seguramente fue el que le amoló las llantas – comentó mi amigo Antonio desde el lugar en que se encontraba y continuó trabajando sin darle mucha importancia a las palabras del viejo.
- El no fue – contestó muy serio el señor -; resulta que regresamos al cementerio con las llantas para la carroza, nos habían dicho que en ese lugar se acostumbraba robar los carros, pero no destruirlos. Ya muy cerca de la media noche, todos nos encontrábamos listos para irnos. De pronto me percate que un compañero faltaba, lo esperamos por un breve instante, mientras nuestra intranquilidad crecía y no tardo mucho tiempo para que fuéramos en su busca.
Nuestras voces fueron la causa de que el velador saliera del cementerio como un muerto viviente y nos preguntara que era lo que sucedía. Brevemente le explicamos que no encontrábamos a Guadalupe. El velador se puso muy serio y nos preguntó que si nosotros éramos los de la carroza. Después de contestarle que si, suspiro con preocupación y externo que esperaba que no fuera nada grave.
La búsqueda de Guadalupe continúo y cuando más desesperados no encontrábamos, lo observamos frente a la reja del cementerio, parecía dominado por una fuerza sobrehumana. Apenas logro señalar el lugar donde habíamos enterrado al difunto, el pálido reflejo de la luna hacia blanquear las tres tumbas de aquella familia que nuevamente se encontraba junta como en los días felices.
Me pareció mirar unas sombras con forma de ser humano, pero no le preste atención hasta que Guadalupe pudo tartamudear y decir:
“Mi mi mi miraste e e eso”
“ E e e escuchaste su su voz.”
No mire ni escuche nada, le comente con la intención de calmarlo. Mi argumentó no era suficiente para desvanecer aquellas tres figuras que se encontraban en el interior del cementerio. Son ellos, comentó el velador.
De pronto se de dejo escuchar unos gritos que decían:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
El velador nos clavo una mirada de interrogación, insinuando si se trataba de compañeros nuestros. Con un movimiento negativo de cabeza le dije que no. En lo particular me encontraba a acostumbrado a tratar al difunto encontrándose en la caja, pero no enterrado, todo lo contrario al velador que vivía rodeado de esqueletos.
Acompáñenme para investigar que es lo que sucede nos sugirió el velador. Sin muchos ánimos aceptamos y comenzamos a recorrer los silenciosos pasillos del cementerio, con la única intención de conocer quien era el que nos hablaba. Las linternas que temblaban en nuestras manos no iluminaban lo suficiente como para explorar detalladamente el terreno, aún así lograron verificar que nadie se encontraba en este lugar, solamente un enorme búho con su fúnebre canto se dejaba escuchar.
- Casi ni te creo – comentó mi compañero que ya se encontraba escuchando la platica.
-, ¿Y porque e de mentir? – Interrogó Nabor -; nada gano con ello, además ya no son unos niños.
- Te creo – intervine para que continuara con su relato.
- Estábamos ahí adentro – continuo el anciano -; aún con la duda de lo que habíamos escuchado, buscamos sin encontrar al gracioso que nos llamo.
Dispuestos a marcharnos dimos media vuelta, pero a nuestras espaldas, nuevamente escuchamos:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
En esta ocasión no era un simple grito, se lamentaban desgarradoramente. Más nerviosos que nunca comenzó nuevamente la búsqueda, pero en esta ocasión mucho mas detallada y nos dispersamos en los diversos pasillos examinando todo rincón de las lapidas que se encontraban alrededor y no encontramos a nadie. Imaginando trataban de jugar una broma, acordamos irnos, y aprisa salimos del cementerio y de la misma forma subimos a la carroza, pero cuando todos nos encontrábamos dispuestos a marcharnos observamos en el interior del cementerio a tres sombras que nos hacían señas y nuevamente nos decían:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
El Velador que no había querido abandonar su centro de trabajo, salió corriendo y nos pidió que le diéramos un aventón a su casa. En el trayecto nadie hablaba del asunto pero todos teníamos en mente lo que habíamos escuchado.
- Algún gracioso que los quiso asustar – externó mi compañero.
Don Nabor guardo silencio por lo que comprendimos que hablaba con la verdad y existen espíritus que no saben que han muerto y se quedan penando, por un tiempo indefinido hasta que alguien le dice que ya murieron.
Si, “Esperen, no me dejen aquí” Pueden ser tus ultimas palabras después de muerto.

viernes, 4 de octubre de 2013

Lo que no debe saberse

En la noche, siempre tengo la condenada rutina de tomar agua a medianoche. Y normalmente enciendo una luz, al menos la del baño.
Cuando la enciendo, aparece una sombra que no es la mía entrando en la cocina. Obviamente pienso que es un ladrón o algo así. Entro y no veo nada. Tomo mi vaso de agua como siempre y regreso al baño. Cuando regreso, veo al espejo y noto que hay algo detrás de la cortina, una sombra de alguna persona, quieta. El baño en sí estaba frío, pero afuera hacia calor. Corro la cortina y no hay nada. Vuelvo la mirada al espejo y detrás mío estaba una chica de traje negro, piel gris y ojos amarillos. Su cabello cubre su cara excepto sus ojos que me miran con ferocidad e ira. Miro detrás de mi hombro pero no hay nada.
Por unos segundos creo que es mi imaginación y entré a mi cuarto. Y como siempre apago la luz y trato de conciliar el sueño. No pude dormir esa noche, porque siempre de lograba dormir, sentía que alguien respiraba en mi cara. Abro los ojos y no hay nadie.Esa noche no pude dormir. Creí que lo que leí me jodió la imaginación, así que seguí como si nada, solo que esta vez no me inmuté en escribir la novela.
Esa noche no me paso nada raro, pero a la hora de regresar a la cama, esta vez sentía que me asfixiaba. Algo me apretaba el cuello, y no eran las sábanas porque esa noche dormía sin ellas. Ni siquiera pude mover ni un dedo mientras mi cuello seguía estrechándose.
-No vuelvas a buscarme. -Susurra una voz fría a mi oído. -Vuelve a averiguar sobre el mundo de los muertos, y la próxima vez que nos encontremos, te llevaré a mi mundo… -abro los ojos (que estaban cerrados) y la joven estaba sobre mí, con sus manos en mi cuello
Admito que sigo investigando, pero ahora pido permiso antes de hacerlo. En las noches, la misma joven me sigue vigilando. Si me pongo a investigar a fondo de nuevo, ella misma será quien me mate.Lo que encontré sobre los fantasmas del espejo, eran todos sobre ella... La mismísima Ver...
Basado en Bloody Mary