¿Alguna vez has tenido un vistazo de algo fuera de la esquina de su
ojo? Es un simple movimiento atrapado en su visión periférica. La
mayoría simplemente llega a considerar esto como una sombra provocada
por una vela encendida, o tal vez una mascota saltando de un mueble.
Noventa y nueve de cada cien veces, estas personas tienen razón.
Pero hay una mas evasiva, también puede ser explicada por las
razones anteriores, pero hay algo mas... Uno se siente incomodo, o puede
llegar a sentir un leve dolor en la columna, incluso se puede olvidar
completamente de lo que estaba pensando.
Si alguno de estos síntomas se siente, debe ser motivo de
preocupación. Nuestra visión periférica está diseñada para detectar
movimientos, incluso en la oscuridad. Esta se utilizó para defenderse de
los depredadores en nuestros primeros días, y como con muchos aspectos
de nuestra naturaleza humana, se ha mantenido, pero se debilitó.
La visión periférica aun nos alerta de posibles depredadores, y
aunque los depredadores han caído en la lista de peligros que se pueden
enfrentar hoy en día, todavía existen. Si alguna vez siente ese
escalofrío en la espalda, trate de no concentrarse en esa sombra que vio
en la esquina de su ojo.
Tal vez seria mejor no mirar atrás.
Durante
el verano de 1983, en una ciudad tranquila, cerca de Minneapolis,
Minnesota, el cuerpo carbonizado de una mujer fue encontrado dentro de
la estufa de la cocina de una granja pequeña. Una cámara de vídeo
también se encontró en la cocina, de pie sobre un trípode y apuntando al
horno. Ninguna cinta fue encontrada dentro de la cámara en el momento.
Aunque la escena fue etiquetada
originalmente como un homicidio por la policía, una cinta VHS sin
marcar fue descubierta más tarde en el fondo del pozo de la finca (que
al parecer se había secado hasta principios de ese año).
A
pesar de su condición usada, y el hecho de que no contiene audio, la
policía todavía puede ver el contenido de la cinta. Se mostraba a una
mujer a sí misma frente a la grabación de una cámara de vídeo (al
parecer con la misma cámara que la policía encontró en la cocina).
Después de colocar la cámara para incluir tanto a ella como a su estufa
de la cocina en la imagen, la cinta mostró a la mujer encender el horno,
abrir la puerta, y arrastrarse al interior, a continuación, cerro la
puerta detrás de ella. Ocho minutos en el vídeo, el horno puede ser
visto sacudido violentamente, tras lo cual se podía ver el espeso humo
negro salir de la estufa. La cámara siguió filmando al horno durante
otros 45 minutos hasta que las baterías al parecer se acabaron.
Para evitar molestar a la comunidad local, la policía nunca publicó
ninguna información sobre la cinta, o incluso el hecho de que se
encontró. La policía tampoco fue capaz de determinar quién puso la cinta
en el pozo.
O por qué la mujer que se ve en la cinta era mucho mas pequeña que la encontrada dentro de la estufa…
No les ha pasado que cuando van caminando por calles solitarias y no hay rastro de algún ser vivo.
Pues a mi si….
Todo
comenzó un viernes ya era tarde y Salí de la escuela camino hacia mi
casa yo en ese tiempo estudiaba en el turno vespertino me había
despedido de mis compañeros ya encaminado a un callejón que pasaba por
mi casa empecé a sentir un olor a rata quemada por una corriente
de electricidad muy fuerte y empecé a escuchar pasos atrás de mi, pasos
muy fuertes como alguien que estuviera muy enojado volteé a ver hacia
atrás y no vi señal alguna de alguien caminado ni un solo perro o gato
había mucha neblina como en las mañanas de frio, me puse un poco
nervioso al saber que alguien caminaba junto a mi pero no lo lograba ver
de repente escuche como un susurro muy leve me dijo “no mires debajo de
tus pies” me espante y corrí mis piel se puso de gallina sentía un frio
en mi cuerpo muy penetrante como si una placa de metal estuviera
adentro de mi piel seguí corriendo hasta ya no poder mas, recuerdo que
ese callejón estaba más corto pero de alguna manera sentía que al correr
no avanzaba nada y seguí corriendo hasta el cansancio mi mente solo
pensaba en una cosa, en llegar a casa con mi familia y de nuevo otro
susurro “ ya no corras” yo sentí como de golpe me detuve como si esa
persona me hubiera agarrado con toda su fuerza para evitar que no
corriera volteé para todos lados en busca de alguien que me ayudara pero
ni los más fuertes gritos se oían supuse que si miraba mis pies algo
malo pasaría y no quería eso me atrapara no podía moverme pero si podía
mover mi cabeza luego mira hacia atrás y vi a una persona vestido de
traje rojo con una capucha y la mire y le dije “¿Que quiere de mi
usted?” siguió como si nada, se acerco mas a mí y lo único que sabía es
que este era el fin pero algo extraño sucedió…otro susurro “mira a tus
pies” me comía la curiosidad y mire y para mi sorpresa me encontré un
foto de mi era extraño.
La foto que ahora cargaba en mis manos
era de mi de chico yo no sabía qué hacer con el… de repente el hombre se
quedo parado dejo de caminar, extendió su mano y otro susurro “dale la
foto” se la entregué y de la nada se esfumo. Volví a mi casa todavía con
una intriga de que fue lo que paso. Hace más de un mes que tengo
pesadillas acerca de ese momento terrible que pase pero lo único que sé a
ciencia cierta es, que esa voz o susurro que me decía que hacer hizo
que ahora en este preciso momento este vivo…por ahora… lo único que les
digo es que nunca pero por nada del mundo volteen corran si es posible
porque él se alimenta de tu miedo y lo más importante de todo es…. Nunca
veas debajo de tus pies…
Nabor que en paz descanse, se dedicaba a la venta de servicios funerales
y fue supervisor de un grupo en el que trabajaba. El señor que no era
de mucha plática nos sorprendió cuando muy serio comentó:
- Fue en uno de esos días que me toco llevar un féretro al cementerio en compañía de cuatro compañeros.
- ¿Por qué cuatro, si para manejar la carroza solamente se necesita una persona? – le pregunte interesado.
- Pues resulta que para cargar un ataúd se necesitan cuatro
hombros – agregó sonriente -, el difunto hacia unos meses había perdido
esposa e hija y se encontraba solo, por lo que decidió quitarse la vida.
- Dicen que el que se suicida, jamás encuentra el descansó eterno – comente tratando de hacer la charla mas interesante.
- No te adelantes que yo soy el que esta narrando la historia – me comento con severidad -;
Pues resulta que el difunto era de complexión delgada, no muy
alto que digamos, pero es el más pesado que he cargado. El sepelio fue
muy extraño, los familiares lloraron muy poco, por no decir que nada. El
sol ya se estaba ocultando cuando regresamos a la carroza, para nuestra
sorpresa observamos las cuatro llantas sin aire, las habían rasgado con
tanta saña que era imposible la reparación.
Después de haber sido quienes fueran al frente de aquel desfile
fúnebre que se dirigía al cementerio, terminamos pidiendo un aventó para
llegar al poblado mientras que el velador nos despedía con un saludo
muy serio.
- El velador seguramente fue el que le amoló las llantas –
comentó mi amigo Antonio desde el lugar en que se encontraba y continuó
trabajando sin darle mucha importancia a las palabras del viejo.
- El no fue – contestó muy serio el señor -; resulta que
regresamos al cementerio con las llantas para la carroza, nos habían
dicho que en ese lugar se acostumbraba robar los carros, pero no
destruirlos. Ya muy cerca de la media noche, todos nos encontrábamos
listos para irnos. De pronto me percate que un compañero faltaba, lo
esperamos por un breve instante, mientras nuestra intranquilidad crecía y
no tardo mucho tiempo para que fuéramos en su busca.
Nuestras voces fueron la causa de que el velador saliera del
cementerio como un muerto viviente y nos preguntara que era lo que
sucedía. Brevemente le explicamos que no encontrábamos a Guadalupe. El
velador se puso muy serio y nos preguntó que si nosotros éramos los de
la carroza. Después de contestarle que si, suspiro con preocupación y
externo que esperaba que no fuera nada grave.
La búsqueda de Guadalupe continúo y cuando más desesperados no
encontrábamos, lo observamos frente a la reja del cementerio, parecía
dominado por una fuerza sobrehumana. Apenas logro señalar el lugar donde
habíamos enterrado al difunto, el pálido reflejo de la luna hacia
blanquear las tres tumbas de aquella familia que nuevamente se
encontraba junta como en los días felices.
Me pareció mirar unas sombras con forma de ser humano, pero no le preste atención hasta que Guadalupe pudo tartamudear y decir:
“Mi mi mi miraste e e eso”
“ E e e escuchaste su su voz.”
No mire ni escuche nada, le comente con la intención de calmarlo.
Mi argumentó no era suficiente para desvanecer aquellas tres figuras
que se encontraban en el interior del cementerio. Son ellos, comentó el
velador.
De pronto se de dejo escuchar unos gritos que decían:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
El velador nos clavo una mirada de interrogación, insinuando si
se trataba de compañeros nuestros. Con un movimiento negativo de cabeza
le dije que no. En lo particular me encontraba a acostumbrado a tratar
al difunto encontrándose en la caja, pero no enterrado, todo lo
contrario al velador que vivía rodeado de esqueletos.
Acompáñenme para investigar que es lo que sucede nos sugirió el
velador. Sin muchos ánimos aceptamos y comenzamos a recorrer los
silenciosos pasillos del cementerio, con la única intención de conocer
quien era el que nos hablaba. Las linternas que temblaban en nuestras
manos no iluminaban lo suficiente como para explorar detalladamente el
terreno, aún así lograron verificar que nadie se encontraba en este
lugar, solamente un enorme búho con su fúnebre canto se dejaba escuchar.
- Casi ni te creo – comentó mi compañero que ya se encontraba escuchando la platica.
-, ¿Y porque e de mentir? – Interrogó Nabor -; nada gano con ello, además ya no son unos niños.
- Te creo – intervine para que continuara con su relato.
- Estábamos ahí adentro – continuo el anciano -; aún con la duda
de lo que habíamos escuchado, buscamos sin encontrar al gracioso que nos
llamo.
Dispuestos a marcharnos dimos media vuelta, pero a nuestras espaldas, nuevamente escuchamos:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
En esta ocasión no era un simple grito, se lamentaban
desgarradoramente. Más nerviosos que nunca comenzó nuevamente la
búsqueda, pero en esta ocasión mucho mas detallada y nos dispersamos en
los diversos pasillos examinando todo rincón de las lapidas que se
encontraban alrededor y no encontramos a nadie. Imaginando trataban de
jugar una broma, acordamos irnos, y aprisa salimos del cementerio y de
la misma forma subimos a la carroza, pero cuando todos nos encontrábamos
dispuestos a marcharnos observamos en el interior del cementerio a tres
sombras que nos hacían señas y nuevamente nos decían:
¨Esperen, no me dejen aquí.¨
El Velador que no había querido abandonar su centro de trabajo,
salió corriendo y nos pidió que le diéramos un aventón a su casa. En el
trayecto nadie hablaba del asunto pero todos teníamos en mente lo que
habíamos escuchado.
- Algún gracioso que los quiso asustar – externó mi compañero.
Don Nabor guardo silencio por lo que comprendimos que hablaba con
la verdad y existen espíritus que no saben que han muerto y se quedan
penando, por un tiempo indefinido hasta que alguien le dice que ya
murieron.
Si, “Esperen, no me dejen aquí” Pueden ser tus ultimas palabras después de muerto.
En la noche, siempre tengo la condenada rutina de tomar agua a medianoche. Y normalmente enciendo una luz, al menos la del baño.
Cuando la enciendo, aparece una sombra que no es la mía entrando
en la cocina. Obviamente pienso que es un ladrón o algo así. Entro y no
veo nada. Tomo mi vaso de agua como siempre y regreso al baño. Cuando
regreso, veo al espejo y noto que hay algo detrás de la cortina, una
sombra de alguna persona, quieta. El baño en sí estaba frío, pero afuera
hacia calor. Corro la cortina y no hay nada. Vuelvo la mirada al espejo
y detrás mío estaba una chica de traje negro, piel gris y ojos
amarillos. Su cabello cubre su cara excepto sus ojos que me miran con
ferocidad e ira. Miro detrás de mi hombro pero no hay nada.
Por unos segundos creo que es mi imaginación y entré a mi cuarto.
Y como siempre apago la luz y trato de conciliar el sueño. No pude
dormir esa noche, porque siempre de lograba dormir, sentía que alguien
respiraba en mi cara. Abro los ojos y no hay nadie.Esa noche no pude
dormir. Creí que lo que leí me jodió la imaginación, así que seguí como
si nada, solo que esta vez no me inmuté en escribir la novela.
Esa noche no me paso nada raro, pero a la hora de regresar a la
cama, esta vez sentía que me asfixiaba. Algo me apretaba el cuello, y no
eran las sábanas porque esa noche dormía sin ellas. Ni siquiera pude
mover ni un dedo mientras mi cuello seguía estrechándose.
-No vuelvas a buscarme. -Susurra una voz fría a mi oído. -Vuelve a
averiguar sobre el mundo de los muertos, y la próxima vez que nos
encontremos, te llevaré a mi mundo… -abro los ojos (que estaban
cerrados) y la joven estaba sobre mí, con sus manos en mi cuello
Admito que sigo investigando, pero ahora pido permiso antes de
hacerlo. En las noches, la misma joven me sigue vigilando. Si me pongo a
investigar a fondo de nuevo, ella misma será quien me mate.Lo que
encontré sobre los fantasmas del espejo, eran todos sobre ella... La
mismísima Ver...
Basado en Bloody Mary