domingo, 27 de abril de 2014

La Pulsera Negra

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Según cuenta la leyenda en algunos hospitales de Estados Unidos utilizan unas pulseras de color negro para marcar la hora a la que falleció una persona y cual fue el motivo de su muerte. Si ves a alguien con una de estas pulseras podrías estar junto a un fantasma…

Thomas era un joven médico que trabajaba de interno en un frío hospital de Dakota del Norte. Su vocación y sus ganas de salvar vidas eran el único motivo por el que no caía rendido de cansancio en unas interminables guardias que podían prolongarse hasta 36 horas y que le dejaban exhausto.

Aquella noche había sido especialmente dura, el servicio de urgencias no tuvo ni un respiro y Thomas había tenido que encargarse por primera vez de una paciente sin el respaldo de otro doctor. Luchó por la vida de la chica, que no debía tener más de 22 años, durante más de dos horas, pero desde que llegó se había considerado un caso perdido y en el hospital decidieron priorizar a otros pacientes que tenían más posibilidades de sobrevivir. Los daños que había sufrido la joven en ese accidente de tráfico múltiple eran tan graves, que incluso si Thomas hubiese conseguido obrar un milagro y la chica hubiese sobrevivido, las secuelas hubiesen sido tan graves que probablemente habría quedado en estado vegetativo.

Los médicos más experimentados del hospital habían acudido en la ayuda de los otros accidentados y decidieron “bautizar” a Thomas con un caso imposible para que un primer “fracaso” le hiciera comprender lo dura que es su profesión y no empezara a creérselo demasiado. Además priorizando a otros de los heridos habían conseguido salvar la vida de tres personas, en lo que había sido el peor accidente de tráfico que habían registrado las carreteras de la región en meses.

Thomas era consciente de que la chica probablemente nunca tuvo posibilidades de sobrevivir, pero aún así se sentía destrozado por dentro y tuvo que tragar saliva para contenerse las ganas de llorar cuando le puso una pulsera negra a la fallecida. La pulsera negra era un protocolo de su hospital que servía para marcar a un difunto y señalar la hora y causas de su muerte. Normalmente eran las enfermeras quienes se encargaban de rellenar los datos y ponerle la pulsera antes de mandar a un cadáver a la morgue. Pero Thomas pensó que haciéndolo él, el recuerdo de su primer “fracaso” le serviría para aprender y avanzar en la que puede llegar a ser una de las profesiones más duras. Memorizó cada una de las facciones de la chica y la cubrió con una sábana para que uno de los celadores se la llevara en una camilla por un interminable pasillo que conducía al depósito de cadáveres.

Al finalizar su turno, Thomas parecía un zombi, su cara demacrada por el cansancio y el fuerte impacto emocional de perder a su primer paciente le habían dejado destrozado. No era la primera vez que alguien se moría en una mesa de operaciones frente a él, pero esta era la primera vez que él era el doctor al mando y el “único responsable”. En su mente repasaba todos y cada uno de sus movimientos y trataba de buscar cual fue su error o si había algo más que pudiera haber hecho. Pero incluso él mismo, sabía que su proceder había sido impecable y que cuando a alguien le llega la hora es imposible luchar contra el destino.

Cabizbajo y caminando casi dormido entró en el ascensor. Se dirigía a la séptima planta donde tenía su ropa, lo único que quería era cambiarse e irse a dormir a la residencia que estaba a pocas calles del edificio del hospital. Eran las cuatro de la mañana y el hospital parecía vacío, tan absorto estaba en sus pensamientos que casi ni se dio cuenta de que había alguien dentro del ascensor cuando entró. Una mujer le saludó:

-Uff y yo que creía que tenía mala cara, ¿chico pero que te ha pasado?

Thomas se giró y vio a una mujer de unos cuarenta años que le sonreía, estaba casi tan pálida como él y aunque no tenía muchas ganas de conversar la contestó.

-Hoy ha sido un día muy duro, no se ni como estoy todavía de pie. Además he perdido a mi primer paciente – le dijo mientras ponía un gesto que denotaba que estaba a punto de echarse a llorar.

-Pues por la cara que pones estoy seguro que has hecho todo lo que podías, no seas tan duro contigo mismo.

-Muchas gracias, probablemente mañana pueda verlo de otra forma – dijo Thomas mientras se giraba a ver porque se había abierto la puerta del ascensor en una planta que ninguno de los dos había marcado.

Al mirar fuera vio la silueta de una joven en mitad del pasillo, al terminar de abrirse la puerta del ascensor comenzó a girarse lentamente hacia ellos. Thomas al ver la cara de la chica dio un salto hacia atrás y pegó la espalda a la pared del ascensor mientras señalaba a la chica que había fuera y trataba de decir algo sin conseguir articular palabra. De repente pareció recuperar el control de su cuerpo y se abalanzó hacia el panel del ascensor presionando repetidamente el botón que cerraba las puertas. La mujer que había en el interior del ascensor se quedó mirándole perpleja cuando la puerta se cerró cuando faltaba menos de un metro para que la joven que había fuera entrara en el ascensor.

-E… e… esa chica – dijo tartamudeando del susto – yo mismo la vi morir, no pude hacer nada para salvarla y le puse esa pulsera negra.

La mujer que se había mantenido pegada a la pared sonrió y mientras levantaba el brazo le preguntó:

- ¿Una pulsera cómo esta?

Thomas se giró a mirarla y vió como en su muñeca había una pulsera de color negro, idéntica a las que usan en el hospital. El joven médico se desmayó del susto y en su caída agarró fugazmente el brazo que le mostraba la mujer con la que había compartido la charla en el ascensor.

Minutos después encontraron a Thomas aún desfallecido en el suelo del ascensor. Todos atribuyeron su desmayo al cansancio. Pero él sabía que lo que había pasado era real, en su mano tenía una pulsera negra que había arrancado sin querer del brazo de la mujer que había en el ascensor mientras caía desmayado. Al revisar la pulsera pudo comprobar que la mujer había fallecido dos años antes en un accidente de tráfico muy similar al de la chica que quiso salvar.

El Puente Del Diablo

El Pont del Diable en realidad no es un puente, si no un acueducto. Llevaba el agua hasta la capital de la Provincia Citerior Hispana Tarraconensis: Iulia Vrbs Triumphalis Tarraco.

Pero si hacemos caso a la leyenda…

Hace mucho tiempo vivía una pareja de ancianos en el bosque. Tenían que cruzar un río de camino de su casa al pueblo. Cada día pasaban por el puente sobre el río con su burro cargado de las cosas que vendían después en el pueblo y volvían otras. Era un puente de madera viejo, pero cada vez que lo atravesaban, los viejos se decían el uno al otro que tenían suerte de contar con aquel paso, pues la corriente del río era muy fuerte y el camino para rodear el río muy largo para un día. Un otoño lluvioso llegó una corriente muy fuerte y se llevó el puente. Los ancianos se encontraron con que no podían pasar.

-Que tremendo desatino- dijo el viejo- hoy no podremos pasar y yo soy viejo para construir un puente con mis manos.

-Que contrariedad- dijo la vieja- pasarán días antes de que se den cuenta de que no vamos al pueblo, y más días aún tardarán en reconstruir el puente-

Se lamentaban los ancianos de su mala suerte cuando apareció un hombre extraño en su lado del río.

-Saludos venerable pareja, os veo muy perturbados- Dijo el hombre.

El anciano inmediatamente explicó el problema que tenían con el desaparecido puente.

- Yo me comprometo a construir un puente en una noche, además no será de madera como el anterior, será de piedra, para que ninguna riada se lo lleve-

Enseguida desconfiaron los ancianos.

-¿Qué hacemos?- preguntó el a ella por lo bajo.

-Está claro que no es posible hacer un puente en una noche, si no es con trucos o con magia. Pregúntale cual es el pago que pide, cuales son las condiciones.

Eso hizo el anciano, a lo que el misterioso hombre contestó que la única condición, el único pago que exigía, era que le fuese concedida el alma del primer ser vivo que atravesase el puente. Quedaba claro que era el mismísimo diablo el que ante ellos estaba. La vieja meditó un poco y luego aceptó.

Al día siguiente cuando los viejos llegaron al río el puente estaba construido. Era de piedra, con doble arcada sobre el río. El diablo había cumplido, construyéndolo en una noche, y esperaba al otro lado para recibir su pago.

-Mujer!, ¿qué vamos a hacer ahora?- Preguntó el marido.

Entonces la mujer cogió la vara y arreó al burro, que pasó delante de ella, el primero por el puente. El diablo, engañado, tuvo que conformarse con llevarse el alma del desdichado animal como pago por su trabajo.

El Túnel de los Gritos

El Tunel de los Gritos (Screaming Tunnel) es un escalofriante lugar en el que se asegura que habita el espíritu sin descanso de una niña que fue quemada en el interior de sus paredes. Si enciendes una cerilla en su interior…

Cerca de las Cataratas del Niagara hay un pequeño túnel que tiempo atrás servía como paso peatonal entre las granjas que había en la zona. Es un estrecho y oscuro paso bajo la vía del tren que une Toronto y Nueva York, en el que habitualmente la niebla impide ver más allá de tu propia mano. En este túnel ocurrió un escalofriante crimen que dejó maldito el lugar y son cientos las personas que aseguran haber sentido una presencia cuando lo han atravesado. Esta es su leyenda…

Hace más de un siglo había algunas casas cerca de los alrededores del túnel. En una de ellas había una familia rota por el alcoholismo del padre, un hombre violento que descargaba toda la furia que sentía por su miserable vida golpeando a su mujer y su única hija cada vez que se emborrachaba. La mujer trataba de soportar las palizas y evitar que golpeara a su hija, poniéndose como escudo y diciéndose a si misma que su marido volvería a ser quien fue cuando se conocieron. Pero la situación no mejoraba y, temiendo por la vida de su pequeña, se armó de valor y decidió pedirle el divorcio.

El hombre al escuchar a su mujer que abandonaba la casa con la niña, se enfureció tanto que la amenazó con prenderle fuego a toda la casa con ellas dentro si trataban de salir de allí.La mujer al ver como el hombre agitaba una lámpara de aceite y la acercaba peligrosamente a las cortinas, decidió plantarle cara por primera vez en su vida y le comenzó a empujar mientras le gritaba fuertemente.

La reacción del hombre no se hizo esperar, lanzó la lámpara contra uno de los muebles, que de inmediato comenzó a consumirse, llegando las llamas hasta el techo de madera en cuestión de segundos. Se giró hacia su esposa y la derribó de un puñetazo, pero no contento con ello la continuó golpeando y pateando aunque ella estaba inconsciente en el suelo. La niña, al ver la escena, escapó presa del pánico, corriendo tan rápido como podía con la intención de llegar hasta la casa de sus vecinos que se encontraban al otro lado del túnel. Mientras corría, sólo se giró un segundo para ver como toda la casa comenzaba a arder mientras su madre aún estaba dentro y su padre salía con paso lento pero seguro con una lámpara de aceite apagada en la mano.

Pero su huida no tuvo éxito; ya que, cuando se encontraba a mitad del oscuro túnel, la niebla le impidió ver una piedra, con la que tropezó y cayó de bruces en el encharcado y frío suelo. Sentía un gran dolor en su tobillo y, por más que trataba de levantarse, el dolor la vencía y caía nuevamente. Ese lapso de tiempo fue aprovechado por su padre para alcanzarla.

La niña quedó paralizada por el miedo cuando observó como su enloquecido padre se acercó a ella y vertió lentamente todo el aceite sobre su diminuto cuerpecito. Entonces sólo un sonido más se escuchó en el túnel: el de una cerilla encendiéndose justo antes de que el padre la arrojara sobre la niña y la prendiera en llamas.

Los gritos de dolor de la niña fueron tan desgarradores que quedaron impresos por la eternidad entre las paredes de este túnel, que desde entonces se llama localmente “El Túnel de los Gritos” (Screaming Tunnel en inglés). El destino del padre nunca quedó claro, unos afirman que regresó a la casa ardiendo y entró nuevamente para arder en las mismas llamas que él había provocado, otros que desapareció y nunca fue detenido.

Lo que sí que es cierto, es que son pocos los valientes que se atreven a acercarse al Túnel de los Gritos de noche, pues cualquiera que entra puede sentir que hay algo negativo en su interior y una presencia les vigila. Se dice además que, si enciendes una cerilla en la mitad del túnel (el lugar donde ardió la niña), se puede escuchar un grito desgarrador y sentirás como una brisa apagará inmediatamente la llama, como si alguien hubiese soplado para que regrese la oscuridad a sus paredes…

NOTA: Esta es una versión de una de las leyendas más famosas de Estados Unidos y Cánada, existen dos variantes más. En una de ellas la niña, escapando del incendio, corrió con sus ropas en llamas hasta el túnel donde finalmente se consumió en el fuego gritando y retorciéndose de dolor. En la otra la niña fue violada en el interior del paso subterráneo y, para evitar que pudiera declarar en contra de sus violadores, éstos la prendieron fuego.

Lo cierto es que en ese lugar hay algo negativo y tenebroso ya que incluso los más escépticos afirman sentir algo vigilándolos mientras cruzan entre sus paredes bajo las vías del tren. Hoy por hoy se ha convertido en uno de los destinos turísticos obligados cuando uno va a visitar las Cataratas del Niagara, ya que su fama se catapultó aún más cuando el túnel se usó como escenario para la película “La Zona Muerta” (1983), basada en un relato de Stephen King.

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sábado, 26 de abril de 2014

Él, esa cosa en el bosque

14 de febrero de 1965

Escribo esto porque no estoy seguro de que mi vida dure mucho tiempo mas, Él cada vez se acerca mas al pueblo, las protecciones parecen no hacer efecto, el cura no sabe que hacer, y ya ha dejado de venir a la casa, el también tiene miedo, las armas no sirven contra Él, Dios, si es que existe, se queda de brazos cruzados, mientras eso, esa cosa, sigue acercándose.

Primero solo se quedaba en el bosque, y solo se acercaba para llevarse una o dos vacas al mes, así que nosotros todos los meses, dejábamos 2 vacas en un viejo galpón cerca del bosque, su bosque, nosotros sabíamos que si no lo molestábamos, le dábamos su comida, y no entrábamos en su bosque, no nos haría nada.

Pero últimamente, Él se empezó a comportar algo extraño, eso empezó desde que esos extraños se alojaron en el pueblo, desde el primer día en que ellos pisaron el pueblo, esos dos hombres, ambos armados con escopetas, y ropa de camuflaje, al estilo militar. Muchos vecinos afirman haberlo visto a Él observando la posada toda la noche, al otro día les dijimos que se vallan, pero se negaron.

La segunda noche, se lo vio a Él en el techo de la posada justo sobre la ventana donde esos dos hombres dormían. Les alertamos sobre eso, les dijimos que si no se Iván estaban condenados, y que condenarían al pueblo también, pero esos tipos no nos hicieron caso. Dijeron que se quedarían 5 días mas, pero no pudieron cumplir, ya que en la tercer noche El entro a la posada, se escucharon disparos, y luego unos gritos desgarradores seguidos de un fuerte rugido, entendimos que el se había encargado de ellos.

Creímos que todo había terminado, pero al parecer el estaba enfadado con nosotros por hospedarlos, ya que todos los días una persona, niños, adultos, ancianos, no importaba la edad, aparecía muerto clavados en los troncos de los árboles en los limites del bosque, a la vista de todos, y cada vez que alguien se acercaba no sobrevivía la siguiente noche. Solo quedamos 21 personas en el pueblo, 6 hombres 8 mujeres y 7 niños.

Todos estamos en la iglesia y a.C. nos quedaremos, ya que sabemos que si salimos del pueblo el nos matara sin importar que. A el las balas no lo detienen, ya que sus heridas solo duran unos segundos, y ni siquiera un escopetazo en la cabeza sirvió, ya que su cuerpo rápidamente volvía a regenerarse. Solo lo enfurecía más y más. El, esa cosa, estaba acabándonos 1 a 1, todas las noches, aunque desde que todos estamos juntos, el no nos a atacado, ya que somos muchos, aunque no creo que sea eso, el nos quiere producir miedo, o esta esperando que nos matemos entre nosotros al empezar a sentir hambre.

Cualquiera que sea su plan no me gusta. Esa cosa repugnante, con esos grandes ojos color verde, pero de un verde fluir, esa figura humano idee, y su poco pelo, lo hacían lo mas repugnante que vi. En mi vida, pero lo peor eran sus brazos, 4 brazos con manos terminadas en unas afiladísimas garras de unos 3 o 4 centímetros, aunque no estoy seguro por la distancia. Su piel es de un verde oscuro, igual que el de las hojas de los árboles del bosque.

17 de febrero de 1965

Esa cosa, esa maldita cosa se ha llevado a mi hijo! lo odio, quiero acabar con el. Pero se que no puedo. Además si fuera y hallara mi muerte, mi esposa quedaría sola, ya bastante destrozada está, con la pérdida de nuestro único y amado hijo. Se que no puedo hacer nada, la impotencia y el miedo me están matando...

25 de febrero de 1965

¡Demonio de mierda!, no puede ser, no esta conforme con llevarse a mi hijo hace poco mas de una semana, ahora me hace esto, ¡maldito! el, como se atrevió a llevársela, mi esposa, Maria, esa cosa se la llevo, esta noche pude verlo bien, mejor que nunca, sus garras eran de entre 2 y 5 centímetros, no estoy seguro, pero al poco rato, tan solo unos segundos, ya eran largos como cuchillos, de unos 10 centímetros mas o menos.

Trate de enfrentarlo, pero tan solo me empujo hacia la pared. Dejándome un corte a la altura de las costillas. Creo que me desmaye, ya que no recuerdo nada hasta la mañana siguiente, en la que me encuentro en mi casa completamente solo.

2 de marzo de 1965

Han pasado 35 días desde que esos extraños llegaron y 5 desde la ultima vez que escribí, empiezo a entender lo que esta sucediendo. Al analizar las acciones de este demonio, o monstruo, o lo que sea esa cosa, era el guardián de ese bosque, esos hombres, con escopetas y ropa de camuflaje... eran cazadores, entraron a su bosque, cazaron a sus animales, y quizás, el no les hizo nada, ya que ellos entraron a nuestro pueblo, y, viendo que nosotros les hospedamos y alimentamos, se enfureció con nosotros.

Creo que tratare de comunicarme con el, si me entiende, quizás pueda explicarle que esos hombres querían matarnos, y que no teníamos opción. Que no podíamos más que aceptar que se queden. Ojala eso lo calme y nos deje marchar. Si no, esta será quizás una de las últimas veces que escriba. Aunque si muriera, tampoco estaría mal. Mi esposa y mi amado hijo fueron asesinados por el, yo no busco salvarme, si no a las 2 familias restantes, y a ese niño que ahora es huérfano... pobre, aun llora a sus padres.

Si yo muriese, me reencontraría con mi familia, si sobreviviera, creo que tendré que tratar de mantenerme cuerdo, e ir a un psicólogo, ya que el recuerdo me esta consumiendo por dentro, los extraño tanto, esta noche quizás me reencuentre con ellos. Solo espero que deje irse a los demás.

2 de marzo de 1965

Ya es la noche, puedo verlo en la distancia acercándose. Si alguien lee esto es que estoy muerto, ya que les pedí a los que estaban en la iglesia que no muevan estas hojas del escritorio. En unos minutos saldré y conoceré mi destino.

Adiós.

3 de marzo de 1965

¡Me escuchó! yo, temblando me acerque hasta donde Él se encontraba, mis rodillas temblaban, al igual que todo mi cuerpo, el miedo me invadía, pero mi odio y el recordar a esas familias me dio la fuerza suficiente. Al llegar a unos metros de el, me corrijo, a unos pasos, el y yo nos detuvimos, primero yo, luego el, me miro a los ojos. Entonces, le empecé a hablar. Primero le dije:

-Este... tu... emmm... ¿puedes entenderme?

A lo que el, mirándome fijamente a los ojos, con una vos de ultratumba, tan espeluznante que hizo que me quedara con todos y cada uno de los pelos del cuerpo erizados me respondió:

-Claro que si, mortal. Tu miedo se nota en el aire, pero es normal que lo sientas. Pero dime, ¿por que te acercas a mi si sabes que yo eh asesinado a tantos, y que soy inmortal? ¿Acaso buscas tu muerte?

Entonces le pregunte la razón por la que el nos atacaba. Le pregunte si la razón eran esos hombres. Y si ellos habían hecho algo a su bosque. A lo que el me respondió:

-Hacerle algo es poco, mataron a 7 pájaros y 2 venados. Además de haber cortado ramas de los árboles para prender fuego.

Entonces yo le dije:

-Perdónanos por nuestro accionar, pero si tu ira no puede ser calmada, al menos deja ir a esas 2 familias alojadas en la iglesia, y a ese niño huérfano.

Entonces, el me dijo que le contara la historia del por que de nuestros actos.

Empecé contándole como habían pedido alojamiento, y como nosotros no teníamos idea de lo que habían hecho, les permitimos dormir en el pueblo. Al darnos cuenta de que tú estabas en su contra y les pedimos que se marcharan, amenazaron con matarnos.

Es por eso que les permitimos quedarse. Luego de esto, el se quedo mirándome, sin mediar palabra, aunque en parte eso fue bueno, porque su voz ya era muy espeluznante, y seguir escuchándola me haría irme corriendo. El entonces dijo unas últimas palabras antes de darse la vuelta e irse:

-Pueden marcharse mañana. Pero recuerden. Solo tienen 2 días, luego yo me encargare de que nadie vuelva a este pueblo. Ya que mi bosque lo tragara. Para que nadie pueda jamás encontrarlo.

Esta mañana encontramos los cuerpos de nuestros viejos vecinos en el cementerio con el cuerpo totalmente enterrado menos la cabeza, lo que nos permitió reconocer, sepultar y llorar por nuestros familiares y amigos. A un lado, en un tronco de árbol se hallaban escritas las siguientes líneas:

-Solo el cementerio y el camino que conduce a el no será tragado por mi bosque, ya que sus muertos merecen ser visitados. En unas horas partiré hacia la ciudad. El que lea estas páginas, les ruego que no cuente nada sobre el tema, ya que si la policía se entera ira a hacer una investigación. Y no quiero que nadie entre jamás a ese bosque ya que de seguro el lo seguirá hasta darle caza. Y no quiero que nadie sufra el mismo destino que mi familia. También pido que mi nombre no sea revelado, ya que como dije, eso daría demasiada información sobre donde vivía antes, y no quiero que eso se descubra.

Día de Pesca

Dia de pesca
El hombre se removía nervioso sobre su bote. En toda la mañana, apenas había "pescado" una zapatilla cubierta de barro, que había quedado enganchada a los anzuelos. El hombre maldijo en voz alta y arrojó la zapatilla al agua.
El calor había comenzado a apretar y tuvo que mover el bote hacia la ribera izquierda, para que los sauces lo reconfortaran con su sombra. Una hora después el anzuelo volvió a engancharse en el fondo. No podía creer en su mala suerte. Accionó el reel con cuidado, para que no se le cortara el hilo. Lo que salió a la superficie, chorreando lodo, lo dejó estupefacto: era la zapatilla. ¿Cómo podía ser? Quizás la correntada… Pero no, imposible.

Demasiadas coincidencias. Dio vuelta la suela podrida, para examinarla. Se le ocurrió que quizás no se trataba de la misma zapatilla, sino de otra. Quizás ésta sea el par, pensó algo divertido. Pero perdió la sonrisa cuando vio la marca en relieve bajo la suela: era Nike, la misma que él usaba.

Miró a su alrededor, pensando en alguna broma de sus camaradas, que eran muy dados a esta clase de chistes. Pero en aquella parte del río estaba solo. Una leve y calurosa brisa estremecía los árboles de la orilla. El río lamía el bote y le arrancaba unos ruidos como de succión.

Sintiendo un escalofrío, el hombre arrojó la zapatilla lo más lejos que pudo y luego se santiguó. El asunto no le gustaba para nada, tenía un mal presentimiento. Volvió a tirar los anzuelos, aunque ahora se cuidó muy bien de hacerlo en la dirección contraria donde había ido a parar la zapatilla. No pasaron muchos minutos hasta que el sedal volvió a hundirse.

El hombre giró el reel muy lentamente, esperando lo peor. Esta vez se trataba de un pantalón corto, corroído por las aguas: exactamente como el que tenía puesto. El mismo corte de la tela, el mismo color, aunque el pantalón que había sacado del río estaba desvaído y lleno de caracoles.

Devolvió el pantalón a las aguas y remó lo más lejos que pudo, sin parar, hasta que sintió que los brazos se le acalambraban. Recién entonces se detuvo. El silencio del río, roto por su respiración agitada, le causó una honda conmoción y el hombre decidió que dejaría de pescar, al menos por ese día. Comenzó a retirar las líneas de pesca, que en el apuro había dejado en el agua, y entonces reparó en que dos de ellas estaban enganchadas.

Levantó una, al azar. Era una remera, con un dibujo de una luna roja en la pechera, como la que llevaba ahora. “Ya saqué del río todas mis ropas”, pensó entonces. “Ahora sólo falta una cosa”. La otra línea parecía mucho más pesada.

-No- dijo el hombre, embargado por el terror. Comenzó a remar hacia la orilla. No pensaba sacar la última línea.

En cuanto llegara al otro lado la cortaría con la pinza. Pero en el camino el bote comenzó a zozobrar, presa de un agujero en el fondo, y el hombre tuvo que arrojarse al agua. De inmediato sintió que algo lo aferraba de un pie y lo hundía hacia las profundidades marrones.

Unas horas después, unos chicos que pasaban por el lugar encontraron el bote semihundido y lo atrajeron hacia la orilla. Había una línea de pesca enganchada al costado del bote, y uno de los chicos la levantó. Se encontraron con el hombre desnudo, ahogado, blanco; el anzuelo estaba clavado en su labio inferior y lo había desgarrado.

No mires a Mandú

raro
Respira profundo y ten paciencia, tranquilo, él no está detrás de ti. En este mismo momento Mandú está en tu habitación, él esta a la vista desde donde estés leyendo esto; no trates de buscarlo, se molestaría. Mandú es el ser que trata de hacerte daño en tus pesadillas más terroríficas, por lo tanto es recomendable que trates de despertarte lo más rápido que puedas en una de ellas. También Mandú es el espíritu de las personas a las que alguna vez les hiciste daño, por lo que Mandú buscara venganza. Mandú es ese miedo que tratas de evitar, lo que no quieres ver, lo que no quieres sentir, Mandú es el fuego que tratas de evitar del infierno y el cuchillo del que evitas ser víctima.

En este momento Mandú se acerca lentamente a ti, NO MIRES, quédate quieto, repito, a Mandú no le gusta que lo busquen. Ese nerviosismo que sientes de pies a cabeza indica que Mandú no debe de estar muy lejos, no trates de recordar traumas por que Mandú los revivirá, no pienses en tus peores miedos porque Mandú los hará realidad.

En lo que te pasas la saliva por la garganta y el escalofrío de tu nuca se hace presente, Mandú está pensando en qué hacerte, en cómo saciar la venganza de las personas afectadas por tu persona. ¿Adivina qué? Mandú está justo arriba de ti, NO MIRES ARRIBA y evita cualquier cosa que pueda reflejarlo (vidrios, espejos, vasos).

Si sigues leyendo esto, tuviste suerte, Mandú sigue pensando en qué hacerte en este momento, quizás te quite la lengua para que no lastimes a nadie más con tus palabras, te arranque las manos para que no golpees a nadie, te quite los ojos para que no veas cosas ilícitas. Todas las personas, sin saberlo, pueden ser víctimas de Mandú, porque toda la humanidad se hace daño a si misma, y Mandú tiene que cumplir su trabajo.

¿Sabes de las personas que se suicidaron? nunca se hicieron daño a si mismas, fueron víctimas de Mandú. ¿Personas que murieron en accidentes? Mandú.

Puede que en este momento o después, mueras ahogado, asfixiado, sufras un accidente, o cualquiera de las peores muertes que puedas sufrir, Mandú habrá cumplido su venganza.

Debiste haber sido una persona de buen corazón...