jueves, 23 de octubre de 2014

La solución a los olvidos

Es de humanos perder cosas, hasta incluso momentos ,esto está íntimamente relacionado. Si olvidas el momento en el cuál guardaste algo, no recuerdas dónde lo has puesto . Esto de olvidar en su mayoría de veces se debe a lo distraído que te encontrabas en aquel momento ,volviendo ese instante más propenso a ser olvidado.

Pero explicando la razón de mi olvido, no encontraré lo que busco. A mí me suele pasar, la mayoría de veces desisto y doy por vencida mi búsqueda.

Sin embargo, últimamente he notado algo curioso.

Citaré la última vez que fue dónde este suceso, por así llamarle, se volvió más evidente:

Tenía que justificar mi tardanza en el colegio, pues aquella vez había acudido al hospital para unos exámenes de rutina los cuales se realizan en las mañanas, hora en la que debo estar en el colegio. Terminaba el bimestre y seguía sin encontrar el papel donde el médico explicaba la razón de mi tardanza, mejor dicho era una constancia de haber estado allí. Pero, como ya lo mencioné no lo encontraba. Cierto día, decidí buscarlo por enésima vez pero igual que las veces anteriores, ni rastro.

Mi mamá había salido, y la noche desplazó el ardiente sol que me derretía por las tardes, fue muy repentino. Toda la casa se hallaba oscura, solo mi cuarto estaba alumbrado y el mundo parecía paralizado. Un gran silencio se creó en el cuál pude obligarme a rememorar el momento en el cual guarde ese papel. Arrodillada en el piso observando la oscuridad del exterior de mi cuarto, dije por manía propia:

– Por favor, dime ¿dónde está?¿dónde se encuentra?****************, tú lo sabes **************** bueno tú también lo sabes , tú ves lo que yo veo,**********************, tú sabes lo que yo no sé,********************* me ayudes.

De pronto no sé si habrá sido una mala pasada de mi mente, o un engaño de mis sentidos, o simplemente mi desesperación. Pero vi una sombra pasar corriendo por la tenue luz que llegaba al pasadizo. Inmediatamente, no sé si llamarle reacción, mi cabeza giró al librero, mirando fugazmente mi libro de teclado y regresando la mirada al estímulo de tal reacción pero ya no había nada de que extrañarse. Cualquiera suele seguir a la sombra, pero inexplicablemente saqué mi libro de teclado y sin pensarlo dos veces lo abrí y allí se encontraba.

Sabía que era inútil perseguir una sombra, después de tal tiempo pasado, pero igual seguí su recorrido y como lo esperas no encontré nada inusual.

No sé si fue mi imaginación pero recordando, noto que no ha sido la primera vez. Capaz te pueda servir a ti , no es necesario estar a oscuras, ni solo, sólo usa tu voz interior. Alguien te contestará o algo.

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