Dot.exe es un creepypasta pero se comenta que es totalmente maldito , totalmente sencillo pero siniestro , no aptos para gente con epilepsia o gente nerviosa
ADVERTENCIA:
NO LE COPIO A ITOWNGAMEPLAY SOLO TENGO ESTE LINK
http://www.mediafire.com/download/bcobhyrn7cmpkck/DOT.EXE.rar
sábado, 9 de noviembre de 2013
¿ Te atreves a jugar 99 rooms ?
99 ROOMS un juego totalmente gratuito lo puedes encontrar en Internet el juego es completamente sencillo se trata de salir de habitación a habitación , relatos y gameplays dicen que se sienten amenazados otros dicen que solo una tontería y aburrida , otros se sientes observados , pero algo misterioso tiene juego algo extraño , nadie por ahora sabe su significado y yo por ahora no encuentro habitación 99 , tu , ¿te atreve a jugar ?
miércoles, 6 de noviembre de 2013
El Amigo Imaginario
Una niña llega con su familia a su nuevo hogar, una gigantesca casa con un jardín enorme en el que hay una casita en el árbol. Pronto la niña se volverá más solitaria y sólo querrá pasar el día jugando con su amiga imaginaria…
Casandra era una tímida niña de seis años que prefería la compañía de sus muñecas a relacionarse con otros niños. Por este motivo no le resultó muy duro cambiar de casa y dejar atrás su antiguo barrio y colegio cuando sus padres decidieron mudarse.
Sus padres estaban preocupados por el cambio, pero sabían que con el tiempo acabaría disfrutando de su nuevo hogar. Una vieja mansión que tenía un gran jardín, con un columpio, un tobogán e incluso una pequeña casita de madera en el árbol.
La niña se acostumbró enseguida a su nuevo hogar. Pero tener tanto espacio para jugar la volvió incluso más retraída y solitaria. Casandra solía subir con sus muñecas a la casa del árbol y pasaba allí varias horas hablando sola, según ella con su amiga Ana. Los padres no le dieron mucha importancia pues sabían que a esa edad eran comunes los amigos imaginarios. Las vacaciones de verano pronto acabarían y con el nuevo curso escolar haría nuevos amigos en clase.
Los días pasaban y el comportamiento de la niña cada día era más extraño, casi no hablaba con sus padres y aprovechaba cualquier momento para “refugiarse” en su casita del árbol. Los padres podían escucharla hablar durante horas con su amiga Ana. Pero lo que más les preocupaba era que cada vez conciliaba peor el sueño, hablaba dormida y parecía sufrir pesadillas pues era habitual que entonara frases como “tengo frío”, “no puedo ver” o “ayúdame”. Una noche la madre sintió pasos en el pasillo, asustada avisó a su marido, quien salió a ver y se encontró a Casandra caminando sin rumbo, la niña parecía sonámbula y, cuando su padre la llamó, se despertó totalmente aturdida y sin saber qué hacía de pie fuera de su habitación.
Cada vez las incursiones nocturnas de Casandra eran más atrevidas y se alejaba más de su cuarto. Sus padres tenían miedo de que la niña saliera a la calle, sola y por la noche. Así que decidieron llevarla a una clínica del sueño en la que podrían “monitorear” sus hábitos de sueño para tratar su sonambulismo. Pero tras pasar dos noches no se detectó nada extraño, de hecho en ambas ocasiones Casandra durmió plácidamente toda la noche. El psicólogo tampoco ayudó mucho, únicamente les confirmó lo que ellos ya sabían, que tenía una amiga imaginaria que se llamaba Ana y que tenía su misma edad. El psicólogo le restó importancia al hecho y les dijo que era relativamente frecuente , y más teniendo en cuenta que la niña prácticamente no tenía amistades. Les recomendó que pasaran más tiempo con ella y que trataran de relacionarla con más niños de su edad para que Casandra fuera, poco a poco, olvidando a Ana y centrándose en sus amistades reales.
Los padres siguieron al pie de la letra las indicaciones del psicólogo, pasaban cada vez más tiempo con ella y la dejaban poco tiempo libre para que fuera a “charlar” con Ana en su casa del árbol. Pero eso no hizo más que empeorar su ataque de sonambulismo, parecía como si el tiempo que ya no pasaba con su amiga imaginaria por el día lo compensara por la noche. Sus sueños parecían cada vez más vívidos y en un par de ocasiones el padre la encontró a punto de salir al jardín. La niña cada vez parecía más agotada y con el cansancio acumulado era como si cada noche perdiera más el control y pasara más tiempo sonámbula.
Una noche el padre sintió como alguien bajaba la escalera, al ver a su hija en la puerta de casa un frío le recorrió la espalda. Al contrario que en otras ocasiones, cuando llamó a Casandra la niña pareció ignorarle y solamente le dedicó una mirada fugaz antes de abrir la puerta y salir al jardín. Los ojos de su hija parecían otros, era como si no la reconociera. Asustado, bajó las escaleras y salió corriendo detrás de ella mientras la niña avanzaba en dirección a la casita del árbol; cuando estaba a pocos metros del lugar, la niña se agachó mientras balbuceaba algo que su padre no podía entender.
Casandra comenzó a escavar el suelo con sus manos, su padre al llegar a su lado la escuchó decir “tengo que salir”, “aquí hace mucho frío”. Su padre la abrazó y sintió que su hija estaba congelada, era como si no respondiera y luchaba por seguir cavando, sus pequeños dedos estaban ensangrentados por arañar la tierra y golpearse con las piedras que había en el suelo. Se había roto un par de uñas y aún así parecía no despertarse. El padre no sabía qué hacer mientras la niña pataleaba y le pedía que la soltara y la dejara continuar.
De repente, como si se le encendiera una luz en la cabeza, el padre dejó de llamarla por su nombre y la llamó “Ana”, en ese momento la niña se giró y dejó de luchar mientras se le quedó mirando.
- Ana, ¿eres tú?. – dijo el padre.
La niña le miró fijamente con unos ojitos que imploraban que la ayudasen, un par de segundos después se desmayó, al instante abrió nuevamente los ojos y esta vez Casandra con su propio cuerpo miró asustada en todas direcciones como intentando comprender dónde estaba y por qué le dolían tanto las manos. Su padre la llevó dentro de casa, donde su madre se quedó limpiando sus heridas, el daño no era tanto como parecía en la oscuridad de la noche, pero el padre sabía que tenía un asunto pendiente en el jardín, así que mientras su hija se reponía con su mujer, bajó con una linterna y una pala.
Al llegar al mismo lugar donde Casandra había escavado, volvió a sentir un escalofrío. Pero no era momento de tener miedo, empezaba a intuir el motivo por el que su hija no podía descansar por las noches y quería acabar de una vez por todas con el problema. Clavó una y otras vez la pala, hasta que pudo ver algo que le llamó la atención. Una pequeña manita huesuda apareció bajo la tierra. Era tan pequeña como la de su hija y al verla sintió una tristeza tan profunda que se puso a llorar. El padre entre llantos entró a su casa y le pidió a su mujer que no saliera al jardín bajo ningún concepto mientras él realizaba una llamada.
Menos de veinte minutos después un coche de policía y un forense llegaron para levantar el cadáver de una niña de unos seis años. Investigaciones posteriores demostraron que se trataba de Ana, una niña que había desaparecido hace un par de años en uno de los pueblos cercanos. La niña al parecer había sido asesinada, pues su cadáver mostraba signos de violencia. El anterior propietario de la casa la había enterrado en su jardín, sabiendo que nadie podría investigar en una propiedad privada sin una orden judicial.
Ana nunca más se comunicó con Casandra; parece que, al desvelarse su asesinato y detenerse a su asesino, por fin pudo descansar. Pero Casandra siempre guardaría el escalofriante recuerdo de cuando hablaba con un espíritu que no podía descansar.
Casandra era una tímida niña de seis años que prefería la compañía de sus muñecas a relacionarse con otros niños. Por este motivo no le resultó muy duro cambiar de casa y dejar atrás su antiguo barrio y colegio cuando sus padres decidieron mudarse.
Sus padres estaban preocupados por el cambio, pero sabían que con el tiempo acabaría disfrutando de su nuevo hogar. Una vieja mansión que tenía un gran jardín, con un columpio, un tobogán e incluso una pequeña casita de madera en el árbol.
La niña se acostumbró enseguida a su nuevo hogar. Pero tener tanto espacio para jugar la volvió incluso más retraída y solitaria. Casandra solía subir con sus muñecas a la casa del árbol y pasaba allí varias horas hablando sola, según ella con su amiga Ana. Los padres no le dieron mucha importancia pues sabían que a esa edad eran comunes los amigos imaginarios. Las vacaciones de verano pronto acabarían y con el nuevo curso escolar haría nuevos amigos en clase.
Los días pasaban y el comportamiento de la niña cada día era más extraño, casi no hablaba con sus padres y aprovechaba cualquier momento para “refugiarse” en su casita del árbol. Los padres podían escucharla hablar durante horas con su amiga Ana. Pero lo que más les preocupaba era que cada vez conciliaba peor el sueño, hablaba dormida y parecía sufrir pesadillas pues era habitual que entonara frases como “tengo frío”, “no puedo ver” o “ayúdame”. Una noche la madre sintió pasos en el pasillo, asustada avisó a su marido, quien salió a ver y se encontró a Casandra caminando sin rumbo, la niña parecía sonámbula y, cuando su padre la llamó, se despertó totalmente aturdida y sin saber qué hacía de pie fuera de su habitación.
Cada vez las incursiones nocturnas de Casandra eran más atrevidas y se alejaba más de su cuarto. Sus padres tenían miedo de que la niña saliera a la calle, sola y por la noche. Así que decidieron llevarla a una clínica del sueño en la que podrían “monitorear” sus hábitos de sueño para tratar su sonambulismo. Pero tras pasar dos noches no se detectó nada extraño, de hecho en ambas ocasiones Casandra durmió plácidamente toda la noche. El psicólogo tampoco ayudó mucho, únicamente les confirmó lo que ellos ya sabían, que tenía una amiga imaginaria que se llamaba Ana y que tenía su misma edad. El psicólogo le restó importancia al hecho y les dijo que era relativamente frecuente , y más teniendo en cuenta que la niña prácticamente no tenía amistades. Les recomendó que pasaran más tiempo con ella y que trataran de relacionarla con más niños de su edad para que Casandra fuera, poco a poco, olvidando a Ana y centrándose en sus amistades reales.
Los padres siguieron al pie de la letra las indicaciones del psicólogo, pasaban cada vez más tiempo con ella y la dejaban poco tiempo libre para que fuera a “charlar” con Ana en su casa del árbol. Pero eso no hizo más que empeorar su ataque de sonambulismo, parecía como si el tiempo que ya no pasaba con su amiga imaginaria por el día lo compensara por la noche. Sus sueños parecían cada vez más vívidos y en un par de ocasiones el padre la encontró a punto de salir al jardín. La niña cada vez parecía más agotada y con el cansancio acumulado era como si cada noche perdiera más el control y pasara más tiempo sonámbula.
Una noche el padre sintió como alguien bajaba la escalera, al ver a su hija en la puerta de casa un frío le recorrió la espalda. Al contrario que en otras ocasiones, cuando llamó a Casandra la niña pareció ignorarle y solamente le dedicó una mirada fugaz antes de abrir la puerta y salir al jardín. Los ojos de su hija parecían otros, era como si no la reconociera. Asustado, bajó las escaleras y salió corriendo detrás de ella mientras la niña avanzaba en dirección a la casita del árbol; cuando estaba a pocos metros del lugar, la niña se agachó mientras balbuceaba algo que su padre no podía entender.
Casandra comenzó a escavar el suelo con sus manos, su padre al llegar a su lado la escuchó decir “tengo que salir”, “aquí hace mucho frío”. Su padre la abrazó y sintió que su hija estaba congelada, era como si no respondiera y luchaba por seguir cavando, sus pequeños dedos estaban ensangrentados por arañar la tierra y golpearse con las piedras que había en el suelo. Se había roto un par de uñas y aún así parecía no despertarse. El padre no sabía qué hacer mientras la niña pataleaba y le pedía que la soltara y la dejara continuar.
De repente, como si se le encendiera una luz en la cabeza, el padre dejó de llamarla por su nombre y la llamó “Ana”, en ese momento la niña se giró y dejó de luchar mientras se le quedó mirando.
- Ana, ¿eres tú?. – dijo el padre.
La niña le miró fijamente con unos ojitos que imploraban que la ayudasen, un par de segundos después se desmayó, al instante abrió nuevamente los ojos y esta vez Casandra con su propio cuerpo miró asustada en todas direcciones como intentando comprender dónde estaba y por qué le dolían tanto las manos. Su padre la llevó dentro de casa, donde su madre se quedó limpiando sus heridas, el daño no era tanto como parecía en la oscuridad de la noche, pero el padre sabía que tenía un asunto pendiente en el jardín, así que mientras su hija se reponía con su mujer, bajó con una linterna y una pala.
Al llegar al mismo lugar donde Casandra había escavado, volvió a sentir un escalofrío. Pero no era momento de tener miedo, empezaba a intuir el motivo por el que su hija no podía descansar por las noches y quería acabar de una vez por todas con el problema. Clavó una y otras vez la pala, hasta que pudo ver algo que le llamó la atención. Una pequeña manita huesuda apareció bajo la tierra. Era tan pequeña como la de su hija y al verla sintió una tristeza tan profunda que se puso a llorar. El padre entre llantos entró a su casa y le pidió a su mujer que no saliera al jardín bajo ningún concepto mientras él realizaba una llamada.
Menos de veinte minutos después un coche de policía y un forense llegaron para levantar el cadáver de una niña de unos seis años. Investigaciones posteriores demostraron que se trataba de Ana, una niña que había desaparecido hace un par de años en uno de los pueblos cercanos. La niña al parecer había sido asesinada, pues su cadáver mostraba signos de violencia. El anterior propietario de la casa la había enterrado en su jardín, sabiendo que nadie podría investigar en una propiedad privada sin una orden judicial.
Ana nunca más se comunicó con Casandra; parece que, al desvelarse su asesinato y detenerse a su asesino, por fin pudo descansar. Pero Casandra siempre guardaría el escalofriante recuerdo de cuando hablaba con un espíritu que no podía descansar.
Terror en el Quirofano
Pocas veces en la vida se pasa tanto miedo como en el momento en el que tú mismo, un familiar o ser querido debe ser hospitalizado e intervenido quirúrgicamente. Durante minutos, o incluso horas, uno es completamente vulnerable y la vida pende de un hilo, sabes que cualquier error médico te puede costar la vida o dejarte con graves secuelas. No es por eso de extrañar que existan tantas leyendas urbanas en relación a los hospitales, los errores médicos y las operaciones que salieron mal. ¿Pero cuánto hay de verdad y qué es falso en los relatos que casi todos hemos escuchado alguna vez?
Despertar en medio de una operación
Por desgracia es un peligro real y se estima que, una de cada 1.000 personas que son intervenidas quirúrgicamente en el mundo, se despierta durante la operación. Normalmente no se recupera totalmente la conciencia y sólo se recuerdan fragmentos de la conversación del personal sanitario o un leve malestar. Las técnicas han avanzado mucho y cada vez existen más métodos de monitorear al paciente; por lo que, cuando se detecta que está recuperando la conciencia, simplemente se aumenta la dosis de anestesia.
Pero existen multitud de testimonios de individuos que sentían como su cuerpo permanecía inmóvil; incapaces de avisar que estaban despiertos, no podían gritar, ni tan siquiera llorar, y nadie parecía darse cuenta de que sentían dolor cuando cortaban sus cuerpos y urgaban en su órganos. Incluso los que no sentían dolor, podían percibir claramente cómo manipulaban su interior, y escuchar con claridad cómo su carne se desgarraba. Sin duda una de las mayores agonías que se pueden vivir.
Ejemplo: Erin Cook se sometió a cirugía para la extirparle un tumor en su ovario. Recuerda haberse dormido con la anestesia, pero minutos después despertó con un intenso dolor al sentir cómo cortaban su cuerpo. Se sintió atrapada en su cuerpo, incapaz de moverse o respirar. El hospital le informó después que un gas había estado cayendo durante la operación y sólo recibió el 5% de la anestesia necesaria.
Objetos olvidados en tu interior
Durante una intervención quirúrgica se usa diverso material que es necesario para la operación, como bisturís, gasas, pinzas, tijeras, etc. En algunos casos, por descuido de médicos o enfermeras este instrumental se ha olvidado en el interior del paciente y se ha cosido su cuerpo con esos objetos anómalos dentro. Esto puede provocar gran dolor al paciente, fiebre, inflamación o incluso causarle una infección que le puede costar la vida.
Ejemplo: Nelson Bailey dejó la sala de operaciones con una gasa de 30 centímetros de largo por 30 de ancho dentro de su abdomen. Cuando los médicos descubrieron su error y abrieron nuevamente su herida, la gasa estaba podrida y había perforado sus intestinos.
Operar al paciente equivocado
Esta negligencia médica es la que más historias urbanas ha generado, y es que es aterrador pensar que un error al verificar la identidad del paciente puede ocasionar que se le practique una operación que no le era necesaria. Una de las leyendas urbanas que más frecuentemente he escuchado es la del hombre que despertó con una operación de cambio de sexo porque le confundieron con otro paciente con nombre similar, pero no es la única, y en algunos casos el relato cambia y lo que se le hizo fue amputar una pierna u operar a un paciente sano.
Ejemplo: A Kerry Higuera se le practicó una radiografía de rayos X en el abdomen, a pesar que tenía tres meses de embarazo. Los médicos la confundieron con otra paciente del mismo nombre. Este procedimiento aumentó el riesgo del bebé de padecer leucemia o defectos de nacimiento. Afortunadamente su hijo, Nathan, nació bien.
Operar el lado equivocado
Conocido médicamente como “error de lateralidad”, se podría considerar una negligencia médica relativamente común por la cantidad de noticias reales que circulan por la red . Casos como el de un anciano peruano al que se le amputaron ambas piernas porque inicialmente se equivocaron de lado, gente que queda ciega tras ser operada de un ojo sano o incluso testimonios de personas a las que se les extirpó un riñon sano obligándoles a vivir conectados a una máquina de diálisis hasta que reciban un trasplante (si tienen esa suerte).
Ejemplo: Jorge Villanueva Morales (un anciano peruano de 88 años) se quedó sin ambas piernas en enero del 2010, cuando le fue amputada su pierna izquierda por error; según su historia médica, debía habérsele cercenado la pierna derecha.
Abusos sexuales mientra se está sedado
Son varios los casos probados y en los que se ha sentenciado a varios años de prisión a médicos y enfemeros que, aprovechando que los pacientes estaban bajo los efectos de la anestesia, violaron a sus víctimas, la mayoría nunca supieron nada o no podían probar lo sucedido pues ni ellas mismas sabían si había pasado realmente, ya que seguían atontadas después de la intervención .
Ejemplo: Paul Patrick Serdula, un enfermero anestesista, fue descubierto casi por casualidad cuando una empleada de una clínica dental encontró una cámara oculta en el baño de mujeres. Cuando la policía fue a su casa, encontró cientos de cintas en las que se le podía ver violando, sodomizando y manoseando a varias paciente mientras estaban bajo los efectos de la anestesia, una de ellas tan sólo tenía quince años. Fue sentenciado a cadena perpetua más 25 años.
Robo de órganos en la sala de operaciones
Esta es la única leyenda urbana en la que no he podido encontrar casos reales probados. La historia contaría el caso de personas, a las que por ejemplo, se les saca un riñón sano alegando que era necesaria la operación para posteriormente trasplantar el órgano a una persona que pagaría grandes cantidades de dinero a los médicos.
Pero éste no es el caso más escalofriante, otras versiones de la leyenda aseguran que incluso muchas víctimas morirían en la mesa de operaciones en intervenciones quirúrgicas que eran teóricamente rutinarias (como una apendicitis) o simplemente no eran necesarias. De este modo, médicos sin escrúpulos podrían extraer los órganos de la víctima en las condiciones óptimas, en un ambiente esterilizado y sin despertar muchas sospechas.
Despertar en medio de una operación
Por desgracia es un peligro real y se estima que, una de cada 1.000 personas que son intervenidas quirúrgicamente en el mundo, se despierta durante la operación. Normalmente no se recupera totalmente la conciencia y sólo se recuerdan fragmentos de la conversación del personal sanitario o un leve malestar. Las técnicas han avanzado mucho y cada vez existen más métodos de monitorear al paciente; por lo que, cuando se detecta que está recuperando la conciencia, simplemente se aumenta la dosis de anestesia.
Pero existen multitud de testimonios de individuos que sentían como su cuerpo permanecía inmóvil; incapaces de avisar que estaban despiertos, no podían gritar, ni tan siquiera llorar, y nadie parecía darse cuenta de que sentían dolor cuando cortaban sus cuerpos y urgaban en su órganos. Incluso los que no sentían dolor, podían percibir claramente cómo manipulaban su interior, y escuchar con claridad cómo su carne se desgarraba. Sin duda una de las mayores agonías que se pueden vivir.
Ejemplo: Erin Cook se sometió a cirugía para la extirparle un tumor en su ovario. Recuerda haberse dormido con la anestesia, pero minutos después despertó con un intenso dolor al sentir cómo cortaban su cuerpo. Se sintió atrapada en su cuerpo, incapaz de moverse o respirar. El hospital le informó después que un gas había estado cayendo durante la operación y sólo recibió el 5% de la anestesia necesaria.
Objetos olvidados en tu interior
Durante una intervención quirúrgica se usa diverso material que es necesario para la operación, como bisturís, gasas, pinzas, tijeras, etc. En algunos casos, por descuido de médicos o enfermeras este instrumental se ha olvidado en el interior del paciente y se ha cosido su cuerpo con esos objetos anómalos dentro. Esto puede provocar gran dolor al paciente, fiebre, inflamación o incluso causarle una infección que le puede costar la vida.
Ejemplo: Nelson Bailey dejó la sala de operaciones con una gasa de 30 centímetros de largo por 30 de ancho dentro de su abdomen. Cuando los médicos descubrieron su error y abrieron nuevamente su herida, la gasa estaba podrida y había perforado sus intestinos.
Operar al paciente equivocado
Esta negligencia médica es la que más historias urbanas ha generado, y es que es aterrador pensar que un error al verificar la identidad del paciente puede ocasionar que se le practique una operación que no le era necesaria. Una de las leyendas urbanas que más frecuentemente he escuchado es la del hombre que despertó con una operación de cambio de sexo porque le confundieron con otro paciente con nombre similar, pero no es la única, y en algunos casos el relato cambia y lo que se le hizo fue amputar una pierna u operar a un paciente sano.
Ejemplo: A Kerry Higuera se le practicó una radiografía de rayos X en el abdomen, a pesar que tenía tres meses de embarazo. Los médicos la confundieron con otra paciente del mismo nombre. Este procedimiento aumentó el riesgo del bebé de padecer leucemia o defectos de nacimiento. Afortunadamente su hijo, Nathan, nació bien.
Operar el lado equivocado
Conocido médicamente como “error de lateralidad”, se podría considerar una negligencia médica relativamente común por la cantidad de noticias reales que circulan por la red . Casos como el de un anciano peruano al que se le amputaron ambas piernas porque inicialmente se equivocaron de lado, gente que queda ciega tras ser operada de un ojo sano o incluso testimonios de personas a las que se les extirpó un riñon sano obligándoles a vivir conectados a una máquina de diálisis hasta que reciban un trasplante (si tienen esa suerte).
Ejemplo: Jorge Villanueva Morales (un anciano peruano de 88 años) se quedó sin ambas piernas en enero del 2010, cuando le fue amputada su pierna izquierda por error; según su historia médica, debía habérsele cercenado la pierna derecha.
Abusos sexuales mientra se está sedado
Son varios los casos probados y en los que se ha sentenciado a varios años de prisión a médicos y enfemeros que, aprovechando que los pacientes estaban bajo los efectos de la anestesia, violaron a sus víctimas, la mayoría nunca supieron nada o no podían probar lo sucedido pues ni ellas mismas sabían si había pasado realmente, ya que seguían atontadas después de la intervención .
Ejemplo: Paul Patrick Serdula, un enfermero anestesista, fue descubierto casi por casualidad cuando una empleada de una clínica dental encontró una cámara oculta en el baño de mujeres. Cuando la policía fue a su casa, encontró cientos de cintas en las que se le podía ver violando, sodomizando y manoseando a varias paciente mientras estaban bajo los efectos de la anestesia, una de ellas tan sólo tenía quince años. Fue sentenciado a cadena perpetua más 25 años.
Robo de órganos en la sala de operaciones
Esta es la única leyenda urbana en la que no he podido encontrar casos reales probados. La historia contaría el caso de personas, a las que por ejemplo, se les saca un riñón sano alegando que era necesaria la operación para posteriormente trasplantar el órgano a una persona que pagaría grandes cantidades de dinero a los médicos.
Pero éste no es el caso más escalofriante, otras versiones de la leyenda aseguran que incluso muchas víctimas morirían en la mesa de operaciones en intervenciones quirúrgicas que eran teóricamente rutinarias (como una apendicitis) o simplemente no eran necesarias. De este modo, médicos sin escrúpulos podrían extraer los órganos de la víctima en las condiciones óptimas, en un ambiente esterilizado y sin despertar muchas sospechas.
La Santa Compaña
Probablemente la leyenda urbana más conocida y escalofriante de cuantas hay en la tradición oral en España. La Santa Compaña es una procesión de muertos que vagan por la noche reclamando el alma de los vivos…
Álvaro llevaba años sin poner los pies en el pueblecito de Galicia donde creció; pero, la grave enfermedad que sufría su padre, le obligó a desplazarse a la zona rural donde se crió para darle un último adiós. Por desgracia su padre tenía las horas contadas.
Angustiado por el ambiente familiar que había en la que antes fue su casa, decidió salir a pasear para despejarse un poco. No le importó que ya hubieran pasado las 2 de la madrugada, tenía que separarse de sus hermanos, unos insensibles que como parásitos ,y con su padre aún con vida, se repartían la herencia como hienas despedazan la carroña.
Distraído y con la mente en otro lado, caminaba por los abandonados caminos que llevaban a la ermita del pueblo, una pequeña iglesia que se cerró varios años atrás por el grave deterioro que había sufrido su tejado en una lluvia de granizo. La ermita antes era la última escala en la procesión del pueblo, que finalizaba llevando la imagen de un Cristo desde la Iglesia que había cerca de la plaza hasta allí. Pero cada vez eran menos los habitantes de la comarca y el pueblo parecía una fantasmagórica visión de lo que Álvaro recordaba de su niñez, por lo que la ermita nunca fue restaurada.
Cuando se encontraba a escasos metros del tramo final, escuchó una especie de cánticos, su curiosidad le llevó a acercarse aún más, pero algo en su interior le decía que debía esconderse. Un frío indescriptible parecía metérsele en los huesos y comenzó a sentir un fuerte olor a cera quemada.
Instintivamente decidió ocultarse tras unos arbustos para contemplar aterrado lo que parecía una romería fantasmal precedida por un hombre que con la cara demacrada portaba una cruz en la mano; los demás integrantes eran aún mucho más aterradores, pues claramente podía verse que ya estaban muertos y sus rostros eran poco más que unas calaveras que movían sus escalofriantes mandíbulas mientras entonaban un rosario. Todos los muertos portaban una vela en su mano y su lento paso parecía dirigirles directamente a la casa del padre de Álvaro.
Álvaro, tan asustado como intrigado, decidió seguir a distancia a la cadavérica procesión, que cada vez se acercaba más a la que fue su casa, el lugar donde sufría la agonía de una lenta enfermedad su padre. Hasta que sorprendentemente su padre apareció caminando y, sin mediar palabra, uno de los esqueletos envuelto en una túnica se le acercó y le ofreció una de las velas. Su padre, como hipnotizado, alargó la mano y la recogió, y tal y como había aparecido se esfumó en ese instante. El resto de integrantes de esa Santa Compaña también parecieron evaporarse en una extraña niebla. Todos menos el portador de la cruz, el primer integrante de la procesión de muertos que quedó tendido en el suelo durante unos segundos. Pasado ese tiempo se levantó, y con la cara totalmente descompuesta por el cansancio y como si su misma vida fuera gradualmente absorvida por la compañía de los muertos, como un sonámbulo comenzó a caminar en dirección al pueblo.
Álvaro estaba tan petrificado por el miedo que no podía moverse, sólo el grito desgarrador de una de sus hermanas le despertó del shock en el que se encontraba. Casi sin darse cuenta había caminado siguiendo a la Santa Compaña hasta escasos metros de la casa de su padre, y el grito confirmó sus más temidas sospechas: la procesión de muertos había venido a reclamar el alma de su padre.
Corrió tan rápido como pudo hasta la habitación donde yacía su padre ya sin vida, prácticamente toda la familia se encontraba con él en el momento que su alma abandonó su cuerpo, Álvaro entendió en ese momento que la imagen que vio de su padre no era más que su alma uniéndose a una Santa Compaña con la que vagaría eternamente reclamando el alma de otros moribundos.
Álvaro llevaba años sin poner los pies en el pueblecito de Galicia donde creció; pero, la grave enfermedad que sufría su padre, le obligó a desplazarse a la zona rural donde se crió para darle un último adiós. Por desgracia su padre tenía las horas contadas.
Angustiado por el ambiente familiar que había en la que antes fue su casa, decidió salir a pasear para despejarse un poco. No le importó que ya hubieran pasado las 2 de la madrugada, tenía que separarse de sus hermanos, unos insensibles que como parásitos ,y con su padre aún con vida, se repartían la herencia como hienas despedazan la carroña.
Distraído y con la mente en otro lado, caminaba por los abandonados caminos que llevaban a la ermita del pueblo, una pequeña iglesia que se cerró varios años atrás por el grave deterioro que había sufrido su tejado en una lluvia de granizo. La ermita antes era la última escala en la procesión del pueblo, que finalizaba llevando la imagen de un Cristo desde la Iglesia que había cerca de la plaza hasta allí. Pero cada vez eran menos los habitantes de la comarca y el pueblo parecía una fantasmagórica visión de lo que Álvaro recordaba de su niñez, por lo que la ermita nunca fue restaurada.
Cuando se encontraba a escasos metros del tramo final, escuchó una especie de cánticos, su curiosidad le llevó a acercarse aún más, pero algo en su interior le decía que debía esconderse. Un frío indescriptible parecía metérsele en los huesos y comenzó a sentir un fuerte olor a cera quemada.
Instintivamente decidió ocultarse tras unos arbustos para contemplar aterrado lo que parecía una romería fantasmal precedida por un hombre que con la cara demacrada portaba una cruz en la mano; los demás integrantes eran aún mucho más aterradores, pues claramente podía verse que ya estaban muertos y sus rostros eran poco más que unas calaveras que movían sus escalofriantes mandíbulas mientras entonaban un rosario. Todos los muertos portaban una vela en su mano y su lento paso parecía dirigirles directamente a la casa del padre de Álvaro.
Álvaro, tan asustado como intrigado, decidió seguir a distancia a la cadavérica procesión, que cada vez se acercaba más a la que fue su casa, el lugar donde sufría la agonía de una lenta enfermedad su padre. Hasta que sorprendentemente su padre apareció caminando y, sin mediar palabra, uno de los esqueletos envuelto en una túnica se le acercó y le ofreció una de las velas. Su padre, como hipnotizado, alargó la mano y la recogió, y tal y como había aparecido se esfumó en ese instante. El resto de integrantes de esa Santa Compaña también parecieron evaporarse en una extraña niebla. Todos menos el portador de la cruz, el primer integrante de la procesión de muertos que quedó tendido en el suelo durante unos segundos. Pasado ese tiempo se levantó, y con la cara totalmente descompuesta por el cansancio y como si su misma vida fuera gradualmente absorvida por la compañía de los muertos, como un sonámbulo comenzó a caminar en dirección al pueblo.
Álvaro estaba tan petrificado por el miedo que no podía moverse, sólo el grito desgarrador de una de sus hermanas le despertó del shock en el que se encontraba. Casi sin darse cuenta había caminado siguiendo a la Santa Compaña hasta escasos metros de la casa de su padre, y el grito confirmó sus más temidas sospechas: la procesión de muertos había venido a reclamar el alma de su padre.
Corrió tan rápido como pudo hasta la habitación donde yacía su padre ya sin vida, prácticamente toda la familia se encontraba con él en el momento que su alma abandonó su cuerpo, Álvaro entendió en ese momento que la imagen que vio de su padre no era más que su alma uniéndose a una Santa Compaña con la que vagaría eternamente reclamando el alma de otros moribundos.
Niebla
No podía creer la hora que era, pasaban de las 2 de la madrugada. Salí rápidamente del estacionamiento del edificio de oficinas en el que trabajaba. Aun me sorprendía el hecho de que el tiempo se me hubiese esfumado, aunque no era de sorprender, este proyecto ya me estaba cansando y lo único que quería era terminarlo.
A pesar de lo tarde que era, mantuve una velocidad baja, por varios aspectos de seguridad, pero sobre todo por niebla de mi pueblo, ya podía divisar a la distancia aquella característica visión, en la cual solo podías ver unos cuantos metros frente a ti, en donde una fría y sutil llovizna golpeaba contra los vidrios.
No solía conducir de noche y si lo hacía me aseguraba que el clima fuera favorable, cosa improbable en mi ciudad, en cierta forma me daba temor la niebla, por esto decidí tomar un camino alternativo a mi ciudad, ya que había menos vehículos y la carretera a esta hora suele ser peligrosa.
Mi vehiculo avanzaba lentamente, siempre prestando atención a lo que tenía en frente, me sabía de memoria el camino, cada bache, cada curva, pero con este clima no tenía una buena visión como para ver a los peatones en la calzada o si habían animales demasiado cerca del camino.
Había perdido la noción del tiempo frente al volante, me estaba inquietando ni siquiera me había topado con otros automóviles, quite la vista del camino por unos segundos para mirar la hora en el celular, ya eran las 3:01 de la madrugada. Al volver la vista al camino vi como algo estaba en el medio del camino, trate de esquivarlo, pero sentí como mis neumáticos derechos aplastaban algo.
Me detuve a unos cuantos metros, con mis manos firmes en el volante debatiéndome sobre lo que iba a hacer, mire por el espejo retrovisor y por lo que me permitía ver la niebla era como un bulto. Trague saliva, no sabía que hacer, era demasiado tarde como para llamar a algún familiar o conocido, no podía distinguir lo que había aplastado, podría ser un animal o algún tipo de bolso, incluso una persona. Si era una persona tenía la obligación de prestar ayuda.
Mire al frente y a mis costados, no veía absolutamente nada, todo estaba inmerso en la niebla, ni siquiera tenía la seguridad de saber donde estaba. Me baje lentamente del automóvil y cerré la puerta, manteniendo firmemente mis llaves en mi mano derecha, imaginando que ese era el único escudo que me podría proteger.
Me acerque lentamente hacia el bulto, conteniendo la respiración, no era un animal, tenia ropa y podía ver una mancha bajo el.
Dios mío…- susurré, pensando que había atropellado una persona, antes de acercarme más comencé a teclear en el teléfono, con la intención de llamar una ambulancia, cuando escuche un suave crujido frente de mi. Mi corazón se acelero, preste atención y no había ni un sonido… nada, cosa extraña considerando que aquel camino estaba rodeado de árboles y vegetación, al menos deberían escucharse los grillos.
Di unos pasos atrás, sintiendo la fría llovizna en mi rostro y mire a aquel bulto… que ahora me observaba, solo podía distinguir un par de ojos rojos que me miraban fijamente, comencé a retroceder rápidamente sin atreverme a quitar los ojos de esa cosa, que de momento no se movía solo podía ver esos ojos y el vaho de su respiración. Llegue a la puerta de mi auto cuando este ser se incorporo, logré entrar antes de que me alcanzará, puse el seguro a las puertas, demasiado aterrorizado aun para moverme lo vi frente a mi auto, las luces delanteras le daban de lleno… esa cosa no tenía nada de persona, tenía como mí estatura aunque estaba encorvado, su rostro a pesar de la luz estaba ensombrecido resaltando solamente sus ojos. No sabía que hacer, encendí el motor, dispuesto a dar reversa, pero cuando mire por el espejo retrovisor, esa cosa estaba tras mi auto, gire al frente pero seguía ahí, entonces… habían más de esas cosas, observe mis costados y esos ojos rojos me rodeaban. No tenía opción… acelere a fondo esperando que esa cosa se quitará, pero no lo hizo, la arrolle de lleno, di un grito de terror al ver sus facciones, no tenía nariz y su boca solo era un agujero, pero sus ojos parecían inyectados en sangre que brillaba con ira. Llegue a una curva gire el volante sin bajar la velocidad y aquella cosa cayo dando un horrible alarido, la perdí de vista debido a la niebla.
Observe la hora nuevamente en mi celular y viendo con sorpresa que casi eran las 5 de la madrugada, podía ver ya a unos cuantos metros el acceso a mi ciudad, suspire lleno de alivio, estaba listo para virar cuando mire por el espejo retrovisor… viendo esos ojos.
Dando un grito aceleré a fondo de nuevo dejando la criatura tirada en el pavimento, que fue tragada por la niebla.
Al otro día acompañado de un amigo recorrí nuevamente aquel camino, obviamente mi amigo se reía de mi torpeza, aduciendo lo vivido la noche anterior a un simple fruto de mi imaginación debido al cansancio.
Comencé a reír nerviosamente, no creía que mi imaginación fuera tan fértil como para crear algo así, mire al frente del camino y vi una gran mancha, baje la velocidad y me detuve.
Creo que fue aquí- le dije a mi amigo y baje del auto, a plena luz del día y aun envueltos en la niebla observamos una negruzca mancha en el pavimento.
¿Es una broma?, esto puede ser aceite o cualquier cosa- Mi amigo se río más fuerte de mí.
Si quizá tengas razón, aunque no entiendo como paso tanto tiempo, te juro creí que era real- Un silencio reino en el camino, mi amigo me miro fijamente, yo temblada de nuevo, juró que había algo oculto en la niebla tras el.
Vámonos- le dije volviendo rápido al auto.
Vamos, no seas cobarde- mi amigo miro sobre su hombro y creo que también vio algo, ya que en un segundo estaba dentro del auto junto conmigo.
No esperé más y aceleré, jurando no volver a ocupar ese camino, mi amigo asustado miraba hacía atrás… viendo como esos ojos nos observaban desde la niebla.
La niña fantasma del baño
Laura tenía 8 años cuando cursaba la primaria en el turno vespertino, la hora de salida era a las 6 cuando empezaba a oscurecer faltaba media hora para salir, a Laura le dio la necesidad de ir al baño, todos se encontraban en sus salones y todo estaba muy calmado, cuando Laura se estaba lavando las manos para regresar a su salón escucho la voz de una niña que la llamaba, pero Laura como era una niña muy callada no le contesto pero algo la hizo que se detuviera a seguir escuchando aquella voz que parecía de una niña menor que estaba muy asustada, la cual le decía a Laura que si podía hablar con ella que ella sabia quien era, Laura se inquieto mucho así que decidió ir a ver quien era pero no habia nadie en el baño, Laura se asusto mucho apenas pudo salir de ahí pero cuando llego a la puerta de la salida se escucho una risa escalofriante que jamás pudo olvidar.
El Origen de Scream
Seguramente conoces la película de Scream pero seguro no sabes que está basada en una historia espeluznante y real que sucedió en Yorkshire, Inglaterra. Así es, dos adolescentes propinaron un buen número de puñaladas a uno de sus compañeros su abogado afirmó a que ambos creyeron recibir mensajes de un asesino.
Una Noche de Verano
Una noche de verano, entre sueños recito imágenes de dioses de otros mundos y inimaginables a la mente humana cuando mi cuerpo empieza a sentir un calor anormal incluso en esta época del año. El calor me hace despertar súbitamente. Me tomo un minuto para observar mi alrededor, una cama ajena y desconocida, un florero extraño, con una flor morada que jamás en mi vida hubiera siquiera imaginado que existiera. Me levanto lentamente, gracias al miedo que expresa el hecho de que tal vez mis piernas no sostengan mi propio peso. mi sorpresa es mucho mayor cuando me veo apoyado en la pared junto al florero. Al parecer mis piernas resisten un poco, pero no puedo poner demasiada carga sobre ellas, al menos no por ahora. Y ahí observo algo, una ventana única en su tipo, demasiado grande para mi gusto, su tamaño la hace extraña, casi grotesca. Por ella observo solo obscuridad,nada más sin embargo, siento que algo me observa a través de la ventana, no le presto atención... puede que sea solo mi imaginación ¿o no? Me esfuerzo en gritar, pero solo mi eco responde mis lamentos, al parecer resido solo en esta habitación. Todo me es tan extraño, tan desconocido, pero sin embargo, no siento miedo, si no curiosidad,más aún sigo sin poder quitarme esa sensación de ser observado. Me apoyo en la pared, para buscar un interruptor, quiero expulsar esta obscuridad de la habitación. quiero asegurarme que no hay nadie mas aquí, conmigo. Consigo arrastrarme hasta una esquina de la habitación, busco desesperádamente un interruptor con la palma de mis manos durante algún tiempo, ¿15 minutos? ¿1 hora? Para ser sincero, nunca se me ha dado bien los tiempos, tal vez eso explique por que siempre llego tarde a todos los lugares. Consigo encontrar un pequeño interruptor, el cual parece podrido o oxidado, puesto que no consigo activarlo a la primera, si no que es necesario para mi ser aplicar una fuerza que en otros casos resultaría incluso ridícula! Consigo encender una luz azulada, muy tenue. Lo primero que he logrado observar es mi pierna izquierda, la cual no solo se encuentra débil, si no que observo cortadas y magulladuras en ella, como si un animal salvaje la hubiera roído mientras soñaba. Con determinación arranco un pedazo de mi camiseta, la manga derecha, específicamente, para tratar de cubrir la herida, puesto que ya no sangra, pero esta expuesta al medio ambiente, y esto podría traerme consecuencias después. Cuando termino con eso, observo la habitación alumbrada, mucho mas tranquila, con un papel tapiz rosado, bastante bonito diría yo, si no me encontrara en una situación como esta. La cama esta cubierta en sangre y sudor que traspasa las colchas, y se deja notar. el florero que había observado anteriormente, se encuentra en una mesita de noche bastante alta, pero me llama la atención algo en la mesita de noche, es una pieza de papel doblado..."¡Una nota!" pienso. Me arrastro de nuevo a través de la habitación, para ir hacia la nota. Le tomo tembloroso con la mano izquierda, y la abro con las dos manos para simplemente leer la frase "Buenos días, veo que al fin despiertas, quisiera comunicarte donde estas, pero esto iría en contra de las políticas de la empresa. buena suerte" Y de repente le veo, ¡una puerta! con su reluciente marco rosado, me lanzo hacia la puerta, sin importar mi pierna, y en un abrir y cerrar de ojos, me encuentro junto a ella, levanto mi mano para abrir la cerradura, cuando de pronto, la puerta me azota y me lanza a lo lejos, doy un golpe estrepitoso contra la pared, mientras mi cabeza rebota en la pared, y mi vista se nubla, veo una sombra que no parece humana en el marco de la puerta, al ver esto pierdo la conciencia.
Despierto rodeado de un musgo extraño, en la orilla de un río. Esta noche no hubo sueños, no hubo exactamente nada. Me levanto de la tierra y lo primero que noto es mi pierna, al parecer mis heridas han sanado ó han sido sanadas de manera extraña. mis últimos recuerdos son de como esa cosa me estrello contra la pared, y me desvanecí. Me paro, y noto también que mi ropa es diferente, ahora visto una vestimenta de un trono café ó gris, no importa mucho. al estar de pie y examinar mi entorno descubro que ahora estoy en un bosque con arboles bastante extraños, algunas tan altos y con un tronco tan liso que podría treparse o otros arbustos tan bajos que pueden ser pisados con levantar un poco el pie. Merodeo por unos minutos por el bosque, yendo río arriba mientras busco una señal de donde podría estar. y de repente le oigo, un aullido que no es humano, pero dudo que animal podría producir algo así, es como el sonar de mil cuervos devorándose los unos a los otros combinados con risas maquiavélicas de otros reinos astrales, todo esto en un solo rugido. Esto me asusta, corro río arriba, corro como nunca lo he hecho antes. corrí durante horas y horas, intentado alejarme de lo que sea que hubiese hecho ese ruido. cuando por fin creía que estaba a salvo, me paré y en vano trate de trepar a un árbol, para ver que podría haber sido, de que estaba huyendo de manera tan siniestra, saber el que provoco una muestra de horror tan humana en mi. Cuando arriba de el árbol le vi. La peor bestia que puedas imaginarte con 6 pies, dos bocas, un pelaje rojo como la sangre y unos ojos negros y cristalinos como el agua de un arroyo puro. Era tan impresionante y a la vez tan grotesca que no pude evitar soltar un grito ahogado. al parecer, ella lo escucho, y me vio... hizo ese rugido otra vez, aturdiendome, haciéndome caer del árbol. Por el rugido, podría decir que es hora de comer.
Despierto rodeado de un musgo extraño, en la orilla de un río. Esta noche no hubo sueños, no hubo exactamente nada. Me levanto de la tierra y lo primero que noto es mi pierna, al parecer mis heridas han sanado ó han sido sanadas de manera extraña. mis últimos recuerdos son de como esa cosa me estrello contra la pared, y me desvanecí. Me paro, y noto también que mi ropa es diferente, ahora visto una vestimenta de un trono café ó gris, no importa mucho. al estar de pie y examinar mi entorno descubro que ahora estoy en un bosque con arboles bastante extraños, algunas tan altos y con un tronco tan liso que podría treparse o otros arbustos tan bajos que pueden ser pisados con levantar un poco el pie. Merodeo por unos minutos por el bosque, yendo río arriba mientras busco una señal de donde podría estar. y de repente le oigo, un aullido que no es humano, pero dudo que animal podría producir algo así, es como el sonar de mil cuervos devorándose los unos a los otros combinados con risas maquiavélicas de otros reinos astrales, todo esto en un solo rugido. Esto me asusta, corro río arriba, corro como nunca lo he hecho antes. corrí durante horas y horas, intentado alejarme de lo que sea que hubiese hecho ese ruido. cuando por fin creía que estaba a salvo, me paré y en vano trate de trepar a un árbol, para ver que podría haber sido, de que estaba huyendo de manera tan siniestra, saber el que provoco una muestra de horror tan humana en mi. Cuando arriba de el árbol le vi. La peor bestia que puedas imaginarte con 6 pies, dos bocas, un pelaje rojo como la sangre y unos ojos negros y cristalinos como el agua de un arroyo puro. Era tan impresionante y a la vez tan grotesca que no pude evitar soltar un grito ahogado. al parecer, ella lo escucho, y me vio... hizo ese rugido otra vez, aturdiendome, haciéndome caer del árbol. Por el rugido, podría decir que es hora de comer.
viernes, 1 de noviembre de 2013
El Payaso en la Ventana
Mi
nombre es Alex Pierce. Esta historia ocurrió en 1992, cuando tenía unos
11 años de edad. Vivíamos en 18.970 Bechard Place en Cerritos, CA, en
una casa de dos pisos de dos niveles donde yo y mi hermano (Dylan)
dormía en las habitaciones vecino de arriba. Mi hermano era conocido por
su gran imaginación y que constantemente inventar historias, pero en
realidad estaba durmiendo cuando ocurrió este incidente en particular.
Antes de entrar en detalles explicando lo que pasó esa noche, te diré que mi hermano en realidad afirmó que no tenía un "payaso" amigo imaginario y constantemente se refería a él como si fuera un humano real, incluso ofreciéndole comida en la cena. Normalmente me pareció como un mero gesto infantil a mi y mi madre.
7 de febrero-Viernes
Mi hermano me despertó en medio de la noche, alegando que un payaso estaba "jugando al escondite" con él desde la ventana de su dormitorio y me dijo que era "más divertido con más gente". No tenía ni idea de lo que estaba hablando y estaba sinceramente asustado, pero yo sostuve su mano, encendí las luces, y entré en su dormitorio.
"¡Mira!" -exclamó, señalando a la ventana. "Es el payaso!"
Él se quedó allí, apuntando, riendo, pero yo estaba completamente estupefacto.Nadie estaba en la ventana y, aún cuando afirmó el payaso estaba hablando, yo no podía oír nada. Supuse que era más que dormir, hablando y le hizo señas a la cama, asegurándole que no había nadie allí.
Poco más de media hora más tarde, entró en mi habitación y se quedó en la puerta sin moverse. Cuando rompí con él, saltó hacia atrás y afirmó una vez más que un payaso estaba en la ventana y que necesitaba mi ayuda, porque al parecer no lo dejaba en paz. En este punto, yo estaba un poco más molestaba que asustado.
Entré en su habitación de nuevo y dijo en broma ,"Be Gone! Usted no es querido aquí, payaso !"
De repente, sin embargo, hubo un fuerte golpe en la ventana, que posteriormente se despertó mi hermano. Los dos de nosotros tanto se apresuró a bajar la escalera, como el estruendo continuó. Nuestras voces asustadas, de repente se despertó mi madre, que se sentó en la cama cuando los dos entraron en la puerta del dormitorio.
"¿Qué pasa?" -preguntó con nerviosismo.
Los dos tratamos de explicar el incidente, pero estábamos sin aliento y demasiado asustados para hablar coherentemente. En cambio, la arrastró por la habitación y exigimos que vienen arriba con nosotros.
Para entonces, sin embargo, los golpes ya había terminado. Los dos nos explicó lo que había sucedido en este punto y nos dio una expresión de preocupación . Ella nos explicó que cuando tenía nuestra edad, sus hermanas mayores jugaron una broma a ella por acarreo a bajar al sótano. Cuando ella había relevado a sí misma de pánico y se dejó caer en el suelo, un payaso apareció de repente, mirando sobre ella desde una ventana lateral, y comenzó a murmurar en voz baja.
Los Escalofríos me atravesaron como ella nos contó su encuentro y, para ser honesto, esta fue la primera vez que he tenido tanto miedo sin esperanza. Salimos poco después y nunca he tenido ningún incidente desde entonces, pero los dos estábamos bastantemente en estado de shock .
Antes de entrar en detalles explicando lo que pasó esa noche, te diré que mi hermano en realidad afirmó que no tenía un "payaso" amigo imaginario y constantemente se refería a él como si fuera un humano real, incluso ofreciéndole comida en la cena. Normalmente me pareció como un mero gesto infantil a mi y mi madre.
7 de febrero-Viernes
Mi hermano me despertó en medio de la noche, alegando que un payaso estaba "jugando al escondite" con él desde la ventana de su dormitorio y me dijo que era "más divertido con más gente". No tenía ni idea de lo que estaba hablando y estaba sinceramente asustado, pero yo sostuve su mano, encendí las luces, y entré en su dormitorio.
"¡Mira!" -exclamó, señalando a la ventana. "Es el payaso!"
Él se quedó allí, apuntando, riendo, pero yo estaba completamente estupefacto.Nadie estaba en la ventana y, aún cuando afirmó el payaso estaba hablando, yo no podía oír nada. Supuse que era más que dormir, hablando y le hizo señas a la cama, asegurándole que no había nadie allí.
Poco más de media hora más tarde, entró en mi habitación y se quedó en la puerta sin moverse. Cuando rompí con él, saltó hacia atrás y afirmó una vez más que un payaso estaba en la ventana y que necesitaba mi ayuda, porque al parecer no lo dejaba en paz. En este punto, yo estaba un poco más molestaba que asustado.
Entré en su habitación de nuevo y dijo en broma ,"Be Gone! Usted no es querido aquí, payaso !"
De repente, sin embargo, hubo un fuerte golpe en la ventana, que posteriormente se despertó mi hermano. Los dos de nosotros tanto se apresuró a bajar la escalera, como el estruendo continuó. Nuestras voces asustadas, de repente se despertó mi madre, que se sentó en la cama cuando los dos entraron en la puerta del dormitorio.
"¿Qué pasa?" -preguntó con nerviosismo.
Los dos tratamos de explicar el incidente, pero estábamos sin aliento y demasiado asustados para hablar coherentemente. En cambio, la arrastró por la habitación y exigimos que vienen arriba con nosotros.
Para entonces, sin embargo, los golpes ya había terminado. Los dos nos explicó lo que había sucedido en este punto y nos dio una expresión de preocupación . Ella nos explicó que cuando tenía nuestra edad, sus hermanas mayores jugaron una broma a ella por acarreo a bajar al sótano. Cuando ella había relevado a sí misma de pánico y se dejó caer en el suelo, un payaso apareció de repente, mirando sobre ella desde una ventana lateral, y comenzó a murmurar en voz baja.
Los Escalofríos me atravesaron como ella nos contó su encuentro y, para ser honesto, esta fue la primera vez que he tenido tanto miedo sin esperanza. Salimos poco después y nunca he tenido ningún incidente desde entonces, pero los dos estábamos bastantemente en estado de shock .
Post 700
Gracias a todas las personas y miembros del blog a pesar de todo lo que ha pasado de no publicar mucho pero jamas lo abandonare se lo aseguro , ¡GRACIAS POR LLEGAR A TAN LEJOS !
Ten cuidado en la oscuridad
Por
las noches esa pequeña me despierta, cantándome en la oscuridad, veo sus
ojos entre las tinieblas, sus brillantes y horribles ojos amarillos.
Cuentan que una pequeña enferma de la mente se suicidó hace algunos años luego de haber cometido una locura, algo a lo que solo un demente se atrevería.
Se llamaba Ana. Esa pequeña era hermosa, como de 9 años de edad. Tenía el cabello negro y corto, le llegaba por el cuello y tenía unos ojos azules que te cautivan. Sus padres murieron en un accidente y quedó huérfana a cargo de su tía, quien le cantaba por las noches esa canción, siempre la misma canción, la que ahora me canta ella a mí. En una casa grande al estilo victoriano y con muchos dormitorios. Su único amigo era un gato callejero que la visitaba de vez en cuando para que lo alimentara.
Al tiempo, Ana enloqueció. Su cordura se había perdido luego de haberlos escuchado. Ellos le hablaban y la torturaban con su aguda voz por las noches, al principio creyó que era el gato golpeando su ventana, pero ese maldito día todo cambió.
Mató a su tía mientras esta dormía, se sacó los dientes y las uñas y los reemplazó por pedazos de cuchillos que rompió con sus propias manos dejando horribles cicatrices en su cara, manos y brazos mientras se reía como solo un demente se atrevería. Esperó a que el gato regresara, entonces le sacó los ojos al minino y luego se los sacó ella, entonces tomo los ojos del gato y se los incrustó en su cara.
No sé si podré seguir escribiendo esto, me falta coraje y creo que ella me está observando en este mismo instante. ¡Esa canción! ¡No lo aguanto más! ¡Cállate pequeña demente!
Esa misma noche, Ana se atravesó la frente con una estaca, pero ella sigue cantando esa canción cuando duermo…
Esa canción…
“Y cuando vayas a dormir
Ten cuidado en la oscuridad
Eso te puede ver
Entonces el sol no verás nunca más”
Cada noche me atormenta, pero a veces creo que no debí de comprar esta casa al estilo victoriano jamás.
¿El gato sin ojos? El sigue vivo en algún lugar…
http://mlcreepypastas.blogspot.com/2013/07/el-gato-sin-ojos.html
Cuentan que una pequeña enferma de la mente se suicidó hace algunos años luego de haber cometido una locura, algo a lo que solo un demente se atrevería.
Se llamaba Ana. Esa pequeña era hermosa, como de 9 años de edad. Tenía el cabello negro y corto, le llegaba por el cuello y tenía unos ojos azules que te cautivan. Sus padres murieron en un accidente y quedó huérfana a cargo de su tía, quien le cantaba por las noches esa canción, siempre la misma canción, la que ahora me canta ella a mí. En una casa grande al estilo victoriano y con muchos dormitorios. Su único amigo era un gato callejero que la visitaba de vez en cuando para que lo alimentara.
Al tiempo, Ana enloqueció. Su cordura se había perdido luego de haberlos escuchado. Ellos le hablaban y la torturaban con su aguda voz por las noches, al principio creyó que era el gato golpeando su ventana, pero ese maldito día todo cambió.
Mató a su tía mientras esta dormía, se sacó los dientes y las uñas y los reemplazó por pedazos de cuchillos que rompió con sus propias manos dejando horribles cicatrices en su cara, manos y brazos mientras se reía como solo un demente se atrevería. Esperó a que el gato regresara, entonces le sacó los ojos al minino y luego se los sacó ella, entonces tomo los ojos del gato y se los incrustó en su cara.
No sé si podré seguir escribiendo esto, me falta coraje y creo que ella me está observando en este mismo instante. ¡Esa canción! ¡No lo aguanto más! ¡Cállate pequeña demente!
Esa misma noche, Ana se atravesó la frente con una estaca, pero ella sigue cantando esa canción cuando duermo…
Esa canción…
“Y cuando vayas a dormir
Ten cuidado en la oscuridad
Eso te puede ver
Entonces el sol no verás nunca más”
Cada noche me atormenta, pero a veces creo que no debí de comprar esta casa al estilo victoriano jamás.
¿El gato sin ojos? El sigue vivo en algún lugar…
http://mlcreepypastas.blogspot.com/2013/07/el-gato-sin-ojos.html
Sueño o Ilusión
Es de
noche, las calles reposan en un profundo silencio, y al mismo tiempo,
algunas nubes de tormenta se precipitan sobre el cielo nocturno de la
ciudad. De forma centellante, las nubes dan origen a algunos rayos,
iluminando en parpadeos luminosos los altos edificios del centro de la
ciudad, transformándolos en siluetas proyectadas en el horizonte
nocturno.
El silencio es interrumpido por el estruendoso rugir de un trueno a lo lejos, el cual abre paso a una ligera llovizna.
En ese mismo instante, una chica duerme tranquilamente es su cama, indiferente al naciente caos nocturno que da inicio en ese momento. Un segundo trueno se escucha a lo lejos, haciendo vibrar los muros y cristales de la habitación, despertando a la chica por causa de su intensidad.
La chica se incorpora en su cama, algo confundida y des orientada por el abrupto despertar, esto provoca por un instante que se pierda en la profunda oscuridad de su habitación, talla sus ojos en un intento por aclarar su visión, ya que la vista dentro de su habitación está limitada a simples siluetas, las cuales son proyectadas por una luz tenue, producida por algunas lámparas externas, la cual se cuela a través de sus delgadas cortinas. Una vez acostumbrada a la poca luz de su entorno, la chica deja su cama y camina al interruptor de la luz, al accionarlo no sucede nada, lo acciona un par de veces más, pero el resultado es el mismo, no insiste más y se retira algo molesta, atribuyendo el des perfecto a una posible falla en algún transformador cercano. Abre la puerta y se interna en aquel oscuro pasillo que fuera de su habitación, atravesándolo con pasos ligeros, procurando no golpear alguna de las mesitas con sus pies desnudos, al cabo de unos pasos, experimenta una sensación extraña, parecida a un tirón en la altura de la nuca, la intensidad de la sensación es tanta, que incluso se tambalea un poco, con su mano toca su nuca, pero no le da mucha importancia que lo relaciona con el desequilibrio provocado por la profunda oscuridad. Tras unos pasos, llega a las escaleras que conducen a la planta baja, la cual es iluminada por una destellante luz que se cuela al interior, por una ventana de la sala, la chica baja las escaleras y toma rumbo a la cocina, toma un vaso con agua, bebe un poco y lo vuelve a llenar, y entre destellantes parpadeos , toma rumbo de nuevo a su habitación, justo a mitad de las escaleras, experimenta nuevamente esa extraña sensación de tirón en la nuca, detiene sus pasos y lentamente jira su mirada a sus espaldas, solo para asegurarse que ha sido solo una sensación, y no lo que su mente comienza a maquinar como producto por el temor emergente provocado por la inmensa oscuridad.
Recorre nuevamente el oscuro pasillo con un paso más acelerado, llegando a la puerta de su habitación rápidamente, y al tocar la perilla de la puerta, experimenta nuevamente la extraña sensación con mucha más intensidad, abre la puerta, y sus ojos son testigos de algo abrumadoramente irreal, su mirada se fija en lo que parece ser ella recostada en su cama, y sobre de ella una escalofriante figura encapuchada flotando muy cerca del techo, la chica sorprendida suelta el vaso que sujetaba con su mano, el cual se quiebra al contacto con el piso, el ruido provoca que la entidad volteé a donde se encuentra ella, en sus manos se aprecia una especie de hilo luminosos el cual sujeta con firmeza, mismo que empieza a morder frenéticamente, al mismo tiempo que mantiene su mirada fija en ella, al momento que empieza a mordisquear el hilo luminoso, la chica experimenta nuevamente la extraña sensación, coloca su mano en la nuca, y se percata de algo que no había notado, con sus dedos detecta algo que no debería estar ahí, con su mano sigue lo que acaba de detectar hasta la altura de su cintura, y con sus ojos contempla el mismo hilo luminoso, el cual sigue con la mirada hasta las manos de la entidad, y de sus manos a la frente de la chica que yace acostada en su cama, la chica aterrada, libera un grito por lo que en ese momento contempla y por el inexplicable miedo que experimenta al percatarse del hilo. En un parpadeo la chica se encuentra en su cama, tras revisar su frente y su nuca, atribuye todo lo sucedido a un mal sueño, aun agitada y bañada en transpiración, deja su cama, motivada por la necesidad de refrescar su cara, al momento que abre la puerta de su recamara, la impresión la derriba, haciendo que caiga al piso conmocionada por la impresión provocada por lo que sus ojos contemplan. En el piso, fuera de su habitación, yace el vaso de agua quebrado.
El silencio es interrumpido por el estruendoso rugir de un trueno a lo lejos, el cual abre paso a una ligera llovizna.
En ese mismo instante, una chica duerme tranquilamente es su cama, indiferente al naciente caos nocturno que da inicio en ese momento. Un segundo trueno se escucha a lo lejos, haciendo vibrar los muros y cristales de la habitación, despertando a la chica por causa de su intensidad.
La chica se incorpora en su cama, algo confundida y des orientada por el abrupto despertar, esto provoca por un instante que se pierda en la profunda oscuridad de su habitación, talla sus ojos en un intento por aclarar su visión, ya que la vista dentro de su habitación está limitada a simples siluetas, las cuales son proyectadas por una luz tenue, producida por algunas lámparas externas, la cual se cuela a través de sus delgadas cortinas. Una vez acostumbrada a la poca luz de su entorno, la chica deja su cama y camina al interruptor de la luz, al accionarlo no sucede nada, lo acciona un par de veces más, pero el resultado es el mismo, no insiste más y se retira algo molesta, atribuyendo el des perfecto a una posible falla en algún transformador cercano. Abre la puerta y se interna en aquel oscuro pasillo que fuera de su habitación, atravesándolo con pasos ligeros, procurando no golpear alguna de las mesitas con sus pies desnudos, al cabo de unos pasos, experimenta una sensación extraña, parecida a un tirón en la altura de la nuca, la intensidad de la sensación es tanta, que incluso se tambalea un poco, con su mano toca su nuca, pero no le da mucha importancia que lo relaciona con el desequilibrio provocado por la profunda oscuridad. Tras unos pasos, llega a las escaleras que conducen a la planta baja, la cual es iluminada por una destellante luz que se cuela al interior, por una ventana de la sala, la chica baja las escaleras y toma rumbo a la cocina, toma un vaso con agua, bebe un poco y lo vuelve a llenar, y entre destellantes parpadeos , toma rumbo de nuevo a su habitación, justo a mitad de las escaleras, experimenta nuevamente esa extraña sensación de tirón en la nuca, detiene sus pasos y lentamente jira su mirada a sus espaldas, solo para asegurarse que ha sido solo una sensación, y no lo que su mente comienza a maquinar como producto por el temor emergente provocado por la inmensa oscuridad.
Recorre nuevamente el oscuro pasillo con un paso más acelerado, llegando a la puerta de su habitación rápidamente, y al tocar la perilla de la puerta, experimenta nuevamente la extraña sensación con mucha más intensidad, abre la puerta, y sus ojos son testigos de algo abrumadoramente irreal, su mirada se fija en lo que parece ser ella recostada en su cama, y sobre de ella una escalofriante figura encapuchada flotando muy cerca del techo, la chica sorprendida suelta el vaso que sujetaba con su mano, el cual se quiebra al contacto con el piso, el ruido provoca que la entidad volteé a donde se encuentra ella, en sus manos se aprecia una especie de hilo luminosos el cual sujeta con firmeza, mismo que empieza a morder frenéticamente, al mismo tiempo que mantiene su mirada fija en ella, al momento que empieza a mordisquear el hilo luminoso, la chica experimenta nuevamente la extraña sensación, coloca su mano en la nuca, y se percata de algo que no había notado, con sus dedos detecta algo que no debería estar ahí, con su mano sigue lo que acaba de detectar hasta la altura de su cintura, y con sus ojos contempla el mismo hilo luminoso, el cual sigue con la mirada hasta las manos de la entidad, y de sus manos a la frente de la chica que yace acostada en su cama, la chica aterrada, libera un grito por lo que en ese momento contempla y por el inexplicable miedo que experimenta al percatarse del hilo. En un parpadeo la chica se encuentra en su cama, tras revisar su frente y su nuca, atribuye todo lo sucedido a un mal sueño, aun agitada y bañada en transpiración, deja su cama, motivada por la necesidad de refrescar su cara, al momento que abre la puerta de su recamara, la impresión la derriba, haciendo que caiga al piso conmocionada por la impresión provocada por lo que sus ojos contemplan. En el piso, fuera de su habitación, yace el vaso de agua quebrado.
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