miércoles, 6 de noviembre de 2013

Niebla


No podía creer la hora que era, pasaban de las 2 de la madrugada. Salí rápidamente del estacionamiento del edificio de oficinas en el que trabajaba. Aun me sorprendía el hecho de que el tiempo se me hubiese esfumado, aunque no era de sorprender, este proyecto ya me estaba cansando y lo único que quería era terminarlo.

A pesar de lo tarde que era, mantuve una velocidad baja, por varios aspectos de seguridad, pero sobre todo por niebla de mi pueblo, ya podía divisar a la distancia aquella característica visión, en la cual solo podías ver unos cuantos metros frente a ti, en donde una fría y sutil llovizna golpeaba contra los vidrios.

No solía conducir de noche y si lo hacía me aseguraba que el clima fuera favorable, cosa improbable en mi ciudad, en cierta forma me daba temor la niebla, por esto decidí tomar un camino alternativo a mi ciudad, ya que había menos vehículos y la carretera a esta hora suele ser peligrosa.

Mi vehiculo avanzaba lentamente, siempre prestando atención a lo que tenía en frente, me sabía de memoria el camino, cada bache, cada curva, pero con este clima no tenía una buena visión como para ver a los peatones en la calzada o si habían animales demasiado cerca del camino.

Había perdido la noción del tiempo frente al volante, me estaba inquietando ni siquiera me había topado con otros automóviles, quite la vista del camino por unos segundos para mirar la hora en el celular, ya eran las 3:01 de la madrugada. Al volver la vista al camino vi como algo estaba en el medio del camino, trate de esquivarlo, pero sentí como mis neumáticos derechos aplastaban algo.

Me detuve a unos cuantos metros, con mis manos firmes en el volante debatiéndome sobre lo que iba a hacer, mire por el espejo retrovisor y por lo que me permitía ver la niebla era como un bulto. Trague saliva, no sabía que hacer, era demasiado tarde como para llamar a algún familiar o conocido, no podía distinguir lo que había aplastado, podría ser un animal o algún tipo de bolso, incluso una persona. Si era una persona tenía la obligación de prestar ayuda.

Mire al frente y a mis costados, no veía absolutamente nada, todo estaba inmerso en la niebla, ni siquiera tenía la seguridad de saber donde estaba. Me baje lentamente del automóvil y cerré la puerta, manteniendo firmemente mis llaves en mi mano derecha, imaginando que ese era el único escudo que me podría proteger.

Me acerque lentamente hacia el bulto, conteniendo la respiración, no era un animal, tenia ropa y podía ver una mancha bajo el.

Dios mío…- susurré, pensando que había atropellado una persona, antes de acercarme más comencé a teclear en el teléfono, con la intención de llamar una ambulancia, cuando escuche un suave crujido frente de mi. Mi corazón se acelero, preste atención y no había ni un sonido… nada, cosa extraña considerando que aquel camino estaba rodeado de árboles y vegetación, al menos deberían escucharse los grillos.


Di unos pasos atrás, sintiendo la fría llovizna en mi rostro y mire a aquel bulto… que ahora me observaba, solo podía distinguir un par de ojos rojos que me miraban fijamente, comencé a retroceder rápidamente sin atreverme a quitar los ojos de esa cosa, que de momento no se movía solo podía ver esos ojos y el vaho de su respiración. Llegue a la puerta de mi auto cuando este ser se incorporo, logré entrar antes de que me alcanzará, puse el seguro a las puertas, demasiado aterrorizado aun para moverme lo vi frente a mi auto, las luces delanteras le daban de lleno… esa cosa no tenía nada de persona, tenía como mí estatura aunque estaba encorvado, su rostro a pesar de la luz estaba ensombrecido resaltando solamente sus ojos. No sabía que hacer, encendí el motor, dispuesto a dar reversa, pero cuando mire por el espejo retrovisor, esa cosa estaba tras mi auto, gire al frente pero seguía ahí, entonces… habían más de esas cosas, observe mis costados y esos ojos rojos me rodeaban. No tenía opción… acelere a fondo esperando que esa cosa se quitará, pero no lo hizo, la arrolle de lleno, di un grito de terror al ver sus facciones, no tenía nariz y su boca solo era un agujero, pero sus ojos parecían inyectados en sangre que brillaba con ira. Llegue a una curva  gire el volante sin bajar la velocidad y aquella cosa cayo dando un horrible alarido, la perdí de vista debido a la niebla.

Observe la hora nuevamente en mi celular y viendo con sorpresa que casi eran las 5 de la madrugada, podía ver ya a unos cuantos metros el acceso a mi ciudad, suspire lleno de alivio, estaba listo para virar cuando mire por el espejo retrovisor… viendo esos ojos.
Dando un grito aceleré a fondo de nuevo dejando la criatura tirada en el pavimento, que fue tragada por la niebla.

Al otro día acompañado de un amigo recorrí nuevamente aquel camino, obviamente mi amigo se reía de mi torpeza, aduciendo lo vivido la noche anterior a un simple fruto de mi imaginación debido al cansancio.

Comencé a reír nerviosamente, no creía que mi imaginación fuera tan fértil como para crear algo así,  mire al frente del camino y vi una gran mancha, baje la velocidad y me detuve.

Creo que fue aquí- le dije a mi amigo y baje del auto, a plena luz del día y aun envueltos en la niebla observamos una negruzca mancha en el pavimento.

¿Es una broma?, esto puede ser aceite o cualquier cosa- Mi amigo se río más fuerte de mí.

Si quizá tengas razón, aunque no entiendo como paso tanto tiempo, te juro creí que era real- Un silencio reino en el camino, mi amigo me miro fijamente, yo temblada de nuevo, juró que había algo oculto en la niebla tras el.

Vámonos- le dije volviendo rápido al auto.

Vamos, no seas cobarde- mi amigo miro sobre su hombro y creo que también vio algo, ya que en un segundo estaba dentro del auto junto conmigo.

No esperé más y aceleré, jurando no volver a ocupar ese camino, mi amigo asustado miraba hacía atrás… viendo como esos ojos nos observaban desde la niebla.

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