¡Hey, hola! Qué alegría volver a verte, ¿te acuerdas de mi? Jajaja, pues claro que si te acuerdas; ¿cómo te olvidarías de tu amigo de la infancia? Yo no me he olvidado de ti, aunque debo decir que has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos, estás más delgado que antes, ¡aunque tu altura lo compensa! Pero claro, yo estoy algo más.. atlético, por así decirlo, después de todo he tenido mucho tiempo para hacer ejercicio. ¿Sabes algo? Cada día, desde la última vez que nos vimos, he estado pensando mucho en ti, no he podido dejar de hacerlo a pesar de lo mucho que lo intentaba.
¿Te acuerdas de nuestro último año de secundaria? Fue el mejor año de mi vida, ¿sabes? No sé si lo fue para ti también, pero para mí ese año fue muy especial, tengo una gama de recuerdos únicos sobre ese año en secundaria, además de que juntos nos metimos en varios problemas y siempre nos protegíamos como hermanos hijos de la misma madre; nunca nos echábamos la culpa, y es más, nos poníamos de acuerdo para culpar a otros por nuestras payasadas. Aunque como era de esperarse la mayoría de problemas fueron culpa tuya jajaja, es broma. Digamos que fue culpa de ambos. ¿Te acuerdas de las pinturas en los baños del colegio? Fue tan gracioso, ¿te acuerdas que teníamos pleitos con Javier y para ponerlo en ridículo escribíamos cosas graciosas sobre él en las paredes del baño? Jajaja, e incluso hicimos una caricatura de él exagerando su nariz, que de por sí en la realidad era descomunal. Inmediatamente después todos comenzaron a hacer lo mismo, impusimos una moda que terminó con los baños totalmente garabateados, y el director y el coordinador del colegio incluso visitaron cada salón de secundaria buscando a los responsables, y si mal no lo recuerdo, prohibieron salir al recreo con plumones y lapiceros jajaja, todo por nosotros, recuerdo que me sentí muy alagado. Casi todos sabían que habíamos sido nosotros, pero nadie decía nada, incluso la chica nueva, Cristine, supo mantener el secreto.
¿Te acuerdas de Cristine?… Hey, te estoy hablando… estás algo pálido amigo, ¿qué pasó, creías que la iba a olvidar así de fácil? Pues claro que la recuerdas, ella era tan hermosa, tan inocente. Esos grandes ojos de color caramelo hacían que tu mente diese vueltas sin parar y extrañamente calentaba tu cuerpo hasta dejar que él controle tu cerebro, increíble, ¿no? Incluso comenzaron a corren rumores sobre ella. ¿Te acuerdas que decían que practicaba brujería? Se comenzó a creer que ella era una bruja, jajaja, una bruja muy bella, por supuesto. Durante la segunda mitad del año ella era la más odiada por las mujeres y la más amada por los hombres. ¿Te acuerdas de que todos los hombres fantaseaban con ella? Le traían regalos, la invitaban a salir, incluso nosotros también lo intentamos, ¿te acuerdas? Pero en el fondo todos sabíamos que esa obsesión no era normal, no nos dejaba concentrarnos en clase, no podíamos desviar la mirada de sus ojos. Ya había llegado a ser muy molesta esa situación.
¿Te acuerdas de lo que pasó “ese” viernes? ¿No lo recuerdas?, ¿en serio?… ¿Por qué me mientes, amigo mío? Si lo llevábamos planeando desde hace mucho, además de que esa fue la última vez que nos vimos, ¿te acuerdas? Ya estábamos hartos de los hechizos de esa muchacha, no queríamos reprobar el año por culpa de una bruja, porque eso es lo que ella era, ¿verdad?, una maldita y asquerosa bruja, que merecía morir. Recuerdo claramente que la seguimos después de clases con mucho sigilo, ella no se percató de que la seguíamos, incluso discutimos sobre qué callejón utilizar. Cada vez que yo decía “éste es”, tú decías, “no aún, hay que esperar otro”. Jajaja, idiota, todos estaban vacíos, pero supongo que el miedo te ganaba a pesar de que ya estaba todo practicado.
Hasta que llegó el callejón indicado, y si no te hubiera jalado es seguro que nunca lo habríamos hecho. Siempre supe que debí golpearla más fuerte, el golpe que le di sólo la noqueó un poco, pero aún así nuestra fuerza era superior, y éramos dos. Ese callejón estaba realmente sucio, pero seguro que ella lo era aún más, ¿verdad? Una bruja es una impura, una sucia, una maldita bruja después de todo. Ni siquiera se dio cuenta de que la estábamos rociando con gasolina, creo que por un momento no le tomó importancia, pero cuando vio el encendedor se dio cuenta de nuestras intenciones. ¿Te acuerdas? Cómo la poca llama de fuego que emitía el encendedor se esparció tan rápido que casi nos llega a consumir a nosotros. Ella se movía y gritaba, era una masa de fuego, una verdadera antorcha humana. Cuando ya no se movía más le echamos agua. ¿Te acuerdas cómo quedó? El hechizo se había roto, esos ojos de color caramelo que deseábamos mirar durante toda la eternidad, ahora sólo eran dos globos oculares derretidos y de color blanco y rojo por la carne quemada. Ya no me gustaba. Se veía horrible sin piel, ahí supe que el hechizo se había roto.
¿Te acuerdas de lo que pasó después? Al parecer, sus gritos llegaron a los oídos de un imbécil que llamó a la policía. Ellos llegaron rápido debo admitir, ni siquiera nos dio tiempo para salir del callejón y buscar otro lugar en donde escondernos. Lo único que pudimos hacer fue correr a lo largo del callejón hasta llegar a una rendija con un pequeño espacio. ¿Te acuerdas también de mi buena acción? Dejé que pasaras primero, después de todo, eso es lo que hacen los amigos, ¿verdad? Después te pedí que me ayudaras, porque yo no cabía. Te pedí que jalaras con fuerza, la policía ya estaba a unos pasos de mí, pero si hubieras seguido jalando estoy seguro de que lo hubiéramos logrado. Pero tú me soltaste, ¿te acuerdas?, y me dijiste “lo siento”. Yo no te solté, pero al ver que tú me evitabas la mano como un enfermo leproso, te advertí algo. La policía me atrapó. Cinco años sin verte. Cinco malditos años desperdiciados en una prisión, en una asquerosa prisión donde nos servían una repugnante sustancia que ellos llamaban comida. Como te dije, siempre estuve pensando en ti, amigo mío. ¿Te acuerdas de lo que te dije después de que me soltaste la mano? ¿Te acuerdas de lo que juré que te haría si te volvía a ver? ¿Ahora te acuerdas?… Qué alegría volver a verte…
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