miércoles, 1 de enero de 2014

La Criatura de ojos tristes

elven los escalofríos de Paul.

En ese momento, pensó, que hubiera sido mil veces mejor estar loco, que todo lo que sucedió fuera parte de su imaginación. Pero no era así, todo era real y estaba a punto de ponerse peor.

Era la criatura, estaba junto a su cama, encorvado como de costumbre y mientras agarra del pie de Paul, comienza a hablar en la lengua extraña -que había escuchado por teléfono el día anterior, cuando hablaba con Katherine -lógicamente, Paul no entendía nada.

Mientras luchaba por ser liberado, sólo esperaba que lo soltaran y se fuera como el día anterior. La criatura finalmente, en su mirada de dolor y angustia – que era lo más extraño y perturbador que tenía en su aspecto – lo mira fijamente y comienza a brotar sangre por sus ojos amarillos. Luego la criatura se levanta, y del pie que tenía agarrado a Paul, lo comienza a azotar contra el piso, era imposible zafarse ante semejante fuerza.

Finalmente la criatura lo arrastra de los pies, lo saca del departamento, por el pasillo hacia los ductos de basura – que hay en todos los pisos del edificio – comienzan a subir y llegan al último piso.

Paul, casi inconsciente por los golpes, queda indefenso, y se rinde ante la criatura. Finalmente luego de todo el sufrimiento y la tortura, el ser lo levanta del cuello, lo asfixia hasta su muerte y lo lanza de la azotea hacia el estacionamiento lateral del edificio.

Ante tal caída, el conserje de turno escucha el golpe, y se apresura a ver. Queda impactado, al ver el cuerpo inmóvil del joven. Inmediatamente piensa que fue un suicidio y lo reporta.

Su familia – que ante el miedo de que se quitara la vida y no recibir respuesta a las llamadas telefónicas – había decidió viajar hacia Santiago, para evitar una tragedia, que nunca estuvo planeada por Paul ciertamente. Lamentablemente, él nunca llego a contarle a nadie lo que había sucedido, por lo que al enterarse su familia del deceso de Paul, asumieron qué fue lo que temían, y no había nada por hacer. Nadie nunca supo, ni va a saber realmente, los horrendos últimos días de vida de Paul, quien murió por estar en el lugar y momento incorrecto.
Fue víctima de la criatura de los ojos tristes, sólo por ver lo que nunca debió haber visto.

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