lunes, 13 de mayo de 2013
La Trampa
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los habitantes de la ciudad de Berlín, en Alemania, tenían muy poco dinero, los recursos escaseaban y todos parecían estar hambrientos. En aquellos días, la siguiente historia se volvió muy popular entre la gente:
Una joven se encontró con un ciego en medio de la multitud y por casualidad entabló conversación con él. Después de varios minutos, el hombre le pidió un favor: entregar una carta al destinatario escrito en el sobre.
Como la dirección de la carta estaba de camino a su casa, la chica aceptó.
Parpadeó un segundo, y cuando se dio la vuelta para preguntar al ciego si había algo más que ella pudiera hacer por él; vio al hombre abriéndose paso entre la multitud muy aprisa, dejando atrás los lentes oscuros y el bastón. Esto la hizo sospechar de la situación, por lo que decidió acudir a la policía.
Cuando las autoridades localizaron la dirección escrita en el sobre, descubrieron un hecho grotesco. Tres carniceros habían estado despachando carne humana y vendiéndola a los berlineses hambrientos.
¿Y qué había en el sobre que el ciego le dio a la joven?
Simplemente una nota que decía: “esta es la última que te envío hoy”.
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