sábado, 26 de enero de 2013

60 Segundos


Despertó y vio una pistola apuntando hacia ella. Se congeló del miedo y solo atinó a mirar fijo al cañón.
-          No te muevas ni hables.
Al lado derecho de Sandra estaba Axel, su novio. A su Izquierda, Sonia, su madre. Y en frente de ella, Leo, su Ex.
Los tres estaban de rodillas, amarrados de pies y manos. Leo tenia un arma en sus manos y apuntaba hacia los tres, con el dedo en el gatillo y sudando a sobremanera.
-          Leo… suéltanos, suéltanos ya – Susurró Sandra
-          Tu no hables, perra.
-          ¡No le hables así a mi novia infeliz! – Gritó un desesperado Axel, a lo que Leo respondió con un cachazo en la quijada. Sonia solo miraba la escena en silencio, sollozando en su lugar.
Leo miró a los tres con cara de satisfacción y carraspeó un momento.
-          Tu madre, mí odiada Exsuegra. Gracias a tu noviecito ya no pasas mucho tiempo en casa, ¿no es así?
-          No es así, Leo…
-          Usted no hable, señora. No intente tapar el sol con un dedo. Jajaja, lo amas mucho, ¿cierto?
-          Eso no te incumbe, asqueroso…
El cachazo fue para Sandra esta vez. Sandra lloraba y sangre salía de la pequeña herida. Los tres, amarrados, impotentes, sometidos. Leo los tenía bajo su estricto control. Leo se acercó a Sandra y comenzó a lamer sus labios, apuntando a la sien en todo momento. Luego se alejó y  miró nuevamente a los tres.
-          Escúchame, perra. Tienes un minuto antes de que tu Noviecito sea eliminado ante los ojos de tu madre y, por supuesto, de los tuyos. Tan solo dame un motivo que me convenza, y seguirá viviendo. Si no es así, pues… ya lo sabes.
Axel abrió los ojos sorprendido y tragó saliva. Sandra en silencio movía la cabeza.
-          60 segundos.
-          No puedes hacer esto, Leo, lo nuestro murió, ya pasó, ¿no lo entiendes?
-          Lo entiendo a la perfección, pero digamos que soy un mal perdedor. Si no me hubieras jodido con este infeliz…
-          ¡Jamás te fui infiel, por la mierda! Me abandonaste, cambiaste, ¡Nunca me hiciste saber que era lo que te pasaba por la cabeza!
-          ¡Pues pregúntale a tu madre! ¡A tu familia, quienes me hacían la vida imposible! Te
Quedan 50 segundos…
-          No, nunca fue así hijo…
-          Usted cállese señora, podría matarla de un solo disparo, pero no es mi estilo. 45 segundos.
-          No, espera… Tú sabes que siempre estuve ahí, siempre te pregunte, siempre quise saber…
-          Aun así sabias pero no hacías nada. Y lo único que quería hacer era amarte… ¡Y aparte de eso me traicionas!
-          No, no digas eso…
Leo apretó los dientes y golpeo a Axel en la cabeza. Las mujeres gritaban y Leo hacia lo mismo, mientras se agarraba la cabeza con ambas manos. Desesperado y triste, que ganas de apretar el gatillo, es solo un disparo, una bala y listo,  es tan, pero tan fácil… pero no. Apuntó a la Cabeza de Axel y tomo aire.
-          30 segundos, perra.
-          ¡Solo dime que quieres! ¡¿Qué te pida perdón de rodillas?! ¡¡Eso es lo que quieres carajo!!
-          ¡¡Reconoce tu infidelidad, asquerosa!! Reconócela… solo hazlo… 20 segundos…
-          Yo… me sentía tan sola…
-          Hija, no… ¡Harás que se vuelva loco!
-          ¡Cállate mamá, ya no puede estar más loco de lo que ya esta! Mírame, Leo, mírame a los ojos… ¡Mírame a los ojos, mierda!
Leo miró tímidamente a los Ojos Azules de Sandra, mientras tambaleaba y bajaba el arma.
-          Si me amaste y recuerdas lo que fuimos… no me hagas esto, por favor… sabes que siempre estaré allí…
-          Lo… lo se… te recuerdo cada día, cada puto día… desde hace dos años, cada día y cada noche… Pero te quedan 10 segundos perra- Dijo Leo mientras pasaba de las lágrimas a una maquiavélica sonrisa.
-          Leo, no hagas esto… ¡no! Ya te dije todo…
-          Nueve
Sandra se movía desesperada intentando hacer algo, pero Leo amenazaba con la Cacha de la pistola.
-          ¡Suéltame y pelea como los hombres, carajo! ¡Uno contra uno, a ver cuanto me duras!
-          No me hagas reír, niño Bonito. Siete
-          Leo, no hagas esto… volveré contigo, lo que sea, pero no mates a nadie…
-          Jajaja, no lo hare… pero el tiempo aun corre. Cuatro.
-          Pero que…
-          Tres…
-          Quieres decir…
-          Dos…
-          …Con eso, Leo… Leo, ¡Leo maldita sea!
-          …uno.
Silencio. Leo cargó el cartucho y apunto a la sien. Su propia sien.
-          Aun te amo, Sandra… pero ya no puedo vivir sin ti…
El Impacto reventó el cráneo de Leo, esparciendo pequeñas porciones de sangre y cerebro por todo el lugar.Un silencio siguió a la confusa escena. Sandra no entendía nada, menos Axel, quien ya se había orinado pensando que iba a morir.
-          Pero… pero… él dijo…
-          Él Dijo que mataría a Axel frente a tus ojos… – Dijo Sonia, mientras se desataba los pies- …pero no dijo que lo haría él precisamente.
Axel y Sandra veían atónitos como Sonia se ponía de pie y tomaba el arma de Leo. Miró de reojo a Axel y lentamente levantó el arma, dispuesta a apuntar.
-          Mamá… mamá, ¿que haces? Ven y desátanos…
-          Lo haría, pero tuviste 60 segundos para elegir, mi vida.
Sin hacer caso a los gritos de su hija, y terminando el trabajo, Sonia miró con amor el cadáver de Leo y disparo en la cabeza de Axel, esparciéndola por todas partes.
-          Mamá… – Sollozó Sandra.
-          Él te amaba, hija. Te amaba en demasía, tanto como para apagar su vida por no compartir con la tuya.
El arma apunto esta vez hacia Sandra. Ella solo se dignó a cerrar los ojos entre llantos ahogados.
- Ahora aprenderás lo que es estar solo en esta vida…
Y el balazo perforó el mentón de Sonia,  apagando su vida inmediatamente.
La triste paradoja; encontrara la salida a la muerte, estando rodeado de ella.
Sandra se quedó amarrada, cubierta de sangre, rodeada de tres cadáveres… y sola.

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