viernes, 18 de enero de 2013

El duende


Era un día normal como cualquier otro, regresaba del colegio y mis padres me esperaban en casa como siempre. Cuando llegue a mi casa mi madre me esperaba con una sonrisa y una deliciosa comida, mi padre como de costumbre estaba trabajando en su estudio. Cuando termine de comer me dirigí inmediatamente a mi cuarto porque estaba a punto de terminar el juego de “Silent Hill: Homecoming” para mi Play Station 3, no me habían dejado tarea alguna, jugué más de lo debido; cuando me di cuenta ya era de noche, no le tomé importancia puesto que era viernes.
Tocaron la puerta de mi cuarto, era mi padre, me dijo que el y mi mama saldrían a cenar y después irían al cine, me dijo que cuidara a mi hermanita mientras ellos salían. Se me hizo muy extraño, pero a la vez algo bueno porque mis papás no salían mucho por el trabajo de mi papá, es arquitecto y siempre anda ocupado y esas cosas, bueno se fueron y les dije que tuvieran cuidado y que se divirtieran mucho. Mi hermanita no era mucha lata para mi (siempre y cuando estuviera dormida), ” La casa para mi sola” eso es lo que me repetía una y otra vez, estaba muy contenta, pero en fin la felicidad duraría poco, proseguí con el juego en mi cuarto, pero antes había preparado “botana” para la ocasión.
Ya estaba con el ultimo monstruo del juego, esa mujer araña embarazada. Derrepente escuche una risa muy similar a la de un niño, lo primero que se me vino a la cabeza fue “Rayos, Isabella se despertó”. Salí de mi habitación y la luz de la recamara de mis padres estaba encendida, fui a investigar, aveces mi hermanita va al cuarto de mis padres a hacer travesuras. No estaba nadie y el cuarto estaba intacto así que decidí ir a su habitación, estaba profundamente dormida y tampoco había nada fuera de lo normal en su cuarto así que fui a mi recamara, “A lo mejor fue afuera” me decía a mi misma, pero cuando me estaba poniendo cómoda para seguir jugando se volvió a escuchar esa misma risa, al tratar de identificarla note que no era la de mi hermanita, ella se la pasa riendo todo el día y su risa para mi es inconfundible, esa risa que oía era como muy tosca pero aun así se oía como de niño pequeño.
Esta vez me dio un poco de miedo salir a investigar, pero aun así lo hice por temor a que le pasara algo a mi hermanita, a esas alturas ya no sabia que pensar si era algo paranormal o incluso un ladrón o algo así, el miedo me invadía y no sabia que hacer. Agarre mi palo de Hockey y me dispuse a salir toda temblorosa, cuando salí vi una sombra pequeña que se metía al cuarto de mi hermanita, supe luego luego que no era ella porque era demasiado pequeña esa sombra como para ser Isabella. Cuando llegue al cuarto de mi hermana la puerta estaba abierta y la luz apagada incluso su lamparita de noche lo estaba, me metí e intentaba buscar el interruptor con mi mano, cuando lo encontré y prendí la luz lo vi, eso era lo que reía, y ahora estaba arriba de la cama de mi hermanita.
No lo pensé dos veces y trate de golpearlo con mi palo de hockey, cuando casi el palo lo tocaba esa cosa a la que tomare como un duende desapareció, antes de hacerlo me volteo a ver y me miro con la mirada mas escalofriante y enojada que jamas se pudieran imaginar, emitió un grito horrible y desapareció. El grito fue tan fuerte que mi hermanita se despertó, al verme toda pálida y con el palo de hockey me pregunto un poco temerosa que era lo que pasaba, no le quise decir la verdad porque sabia que la iba a asustar. Me le quede viendo mientras pensaba en que decirle cuando me dijo: “Viste al duendecillo verdad?”, Se los juro casi me hacia del baño del susto (por no decir otras palabras), aun así le dije a mi hermanita que creí que había entrado un ladrón a la casa y que mis papas no estaban, ella supo que no era verdad pero no dijo nada mas. Mis padres llegaron y pude dormir un poco tranquila.
He tenido sueños muy recurrentes desde ese día, sueños que tienen que ver con el, se que esta enojado por quererlo lastimar y siento que quiere venganza, aveces despierto con rasguños y moretones, mi mama dice que yo sola me los ocasiono, aunque todavía no le he contado lo que me paso aquella noche que mis padres salieron a cenar.

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