miércoles, 16 de enero de 2013

¿Qué hay después?


El niño, que permanecía acostado, completamente tapado y con las luces apagadas, eran las doce de la noche. Llamó a su madre. Fue un grito bastante fuerte, incluso podría haber llegado a ser alarmante para la mujer, pero ya estaba acostumbrada.
Ella leía en la mesa de su living. Era joven.., había tenido a su hijo hacía ya cuatro largos y rutinarios años.
Acudió al llamado casi al instante, tras dar un largo suspiro demostrando cierto cansancio.
-¿Qué, mi amor? -dijo sonriendo, apoyándose en la puerta entreabierta.
-Tengo miedo.
-¿A qué? No hay nada que temer -intento tranquilizar.
-¿Qué hay después? -interrogó.
-¿Después de qué, lindo?
-De morirse. -dijo con una ternura que casi aplacaba el hecho de que, a los cortos cuatro años de edad, estaba preguntando esto.
-No lo sé, mi amor. Pero tranquilo.
La madre arropó a su chico y le beso la mejilla, luego, se marchó dejando la puerta apenas cerrada, así el niño no tendría más pesadillas y sería más fácil que duerma.
Volvió a la cocina y se sento otra vez. Intento seguir leyendo, pero estaba bastante desconcentrada. Se levantó y caminó hasta la cocina. Sintió unos ruidos, pero no le dió importancia. Se sirvió un vaso de agua y volvió al living.
Tomó el libro entre sus manos y lo levanto, acercándolo más a su cara. Corrió su mano derecha y solo con la izquierda sostuvo el libro. Agarró el vaso de agua y se lo llevo entre los labios.
Unos vidrios y bastante agua cayeron sobre el libro, mojándolo. La mujer se había percatado de que su hijo estaba detrás suyo, con una silla bajo sus pies, y algo detrás de su espalda, siendo sostenido por sus tiernas manos.
-¡Baja de ahí! -alcanzó a decir.
El brillante metal del cuchillo atravesó el ojo derecho de la mujer, y salío por la nuca.
La cabeza cayó al dejar de ser sostenida por el cuchillo, y quedó balanceándose, tras el cuello ser aplastado en la parte de arriba del respaldo de la mesa
-Tú solo dime que ves, ¿sí, mami?

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