sábado, 29 de junio de 2013

El niño de enfrente

Iban a ser las 9 de la noche, yo había terminado de jugar con trapos (mi muñeco favorito), era hora de mi paseo nocturno por la casa y sus habitaciones, siempre lo hacia antes de irme a descansar, es algo que no puedo evitar, cuando pasé por la habitación donde dormían mis padres, me acerqué a la ventana y me quede observando la casa del frente, nunca me había puesto a detallarla, era grande, podía ver algunas personas pasar por las ventanas, incluso una pequeña sombra que se ilumino en el cuarto mas alto de la casa, era pequeña, corría de un lado a otro de la habitación, me pareció ver que sostenía un muñeco… ¿era un niño? ¿Podría ser? ¿Alguien con quien jugar?
Me quedé observando un tiempo mas la sombra, casi una hora después entró una sombra más grande y la pequeña se detuvo, dejó de correr, se acerco a la grande y le entregó lo que sostenía, de pronto la luz de la habitación se apagó. Yo aun seguía en la ventana, pensé que seria uno de esos chicos traviesos que vuelven a encender la luz y seguiría jugando, pero eso nunca sucedió, solo me alejé de la ventana y volví al ático de mi casa, donde dormía.
A la mañana siguiente tenia mil pensamientos de como podría ser este niño. ¿Rubio y risueño? ¿Peli negro y callado? ¿Pelirrojo y alérgico a sus pecas?; poco me importaba como fuera, estaba muy seguro de que era un niño y de seguro seriamos muy buenos amigos, por las buenas o por las malas lo seriamos…
Hace mucho tiempo no veía un niño de mi edad, y pensar que este estaba a solo unos metros cruzando la calle, así que tendría que llamar su atención. Bajé al pórtico de mi casa y empecé a hacer ruidos de perros, “Guau – Guau “, pensaba que en algún momento saldría por su ventana a ver, hice muchos ruidos, pero este no salía, por ultimo solo me quedé sentado allí fuera de mi casa con mi amigo trapos viendo a su cuarto. Había pasado casi la mitad del día cuando salió un niño pelinegro saltando por todos lados, con algo que parecía un robot pequeño del tamaño de trapos, el niño corría de un lado a otro, gritaba cosas de súper héroes y eso, detrás de el salió una adolecente extraña, vestía de negro y solo se quedó parada mirando al niño, esperó a que pasara corriendo cerca de ella, y con su mano lo golpeó en la cabeza y le dijo algo que no pude entender.
Yo estaba sin aliento, era un niño, uno de verdad, podríamos jugar a muchas cosas, carros, correr, contarnos cosas, incluso asustar a los adultos, podría volver a divertirme como hace tanto tiempo; el chico después del golpe empezó a llorar y volvió a entrar a su casa, unos minutos después salió con una señora que gritó a la muchacha y le ordenó que se entrara, la muchacha riendo hizo caso, y el niño quedó afuera con su robot… yo agarré fuerte a trapos y me puse en frente de mi casa, y volví a hacer ruidos de animales para llamar su atención. El chico me quedó mirando y me sonrió, y empezó a hacer ruidos también, lo animé a que cruzara la calle con señas, le decía que viniera, cuando el se levantó y se puso al otro extremo de la carretera, esperé el momento adecuado para hacer la ultima señal, quería que viniera un carro pesado para que no sufriera tanto, pero en eso salió la señora de hace unos momentos corriendo y lo detuvo… lo agarró de la mano y empezó a gritarlo, “¡casi te mata ese carro!” ¿Estas loco?, ¿cruzar la calle? ¿Quieres morirte Andrés? Andrés… ese era el nombre de mi próximo amigo, y su madre no iba a evitarlo.
Pasó una semana antes de volverlo a ver jugar afuera de su casa, hasta entonces solo podía verlo en la ventana de su habitación, yo solo repetía su nombre, cuando lo vi de nuevo afuera, ya tenia un plan… había escrito una nota, y la había amarrado a trapos, decía… ¿Quieres jugar Andres?. Salí de mi casa y lancé a trapos con toda mi fuerza, mi juguete preferido cayó al lado de su zona de juego, el lo levantó y leyó, voltio a verme, pero esta vez noté miedo en su mirada. Rápidamente empecé a ladrar, y a correr como cachorro, el empezó a reír… yo sabia que por el incidente anterior el no cruzaría la calle, así que yo debía hacerlo… era la primera vez en años, cerré los ojos y cuando los abrí estaba a su lado.
Me incliné y dije -Hola-, el intentó tocarme, pero yo no me dejé, ahí agarre a trapos y empecé a correr, el siguió mi juego e intentó atraparme, cuando lo hizo jugamos con los muñecos, su robot hacia muchas cosas, pero no se comparaba a trapos, trapos podía hablar conmigo, su robot solo tenia luces y unas frases grabadas, luego jugamos con su pelota, y terminamos tirados en el pasto viendo al cielo. Se hacia tarde y sabia que en cualquier momento le ordenarían que se entrara, le pregunté que si quería ser mi amigo, el movió su cabeza en señal de que si, y le entregué a trapos diciendo… “este es mi mayor tesoro, cuídalo esta noche, no debes mostrárselo a nadie y haz lo que el te diga; si haces todo como te digo. Mañana a esta hora seremos los mejores amigos.” Vi a su madre acercarse a la puerta y desaparecí del lugar, los adultos no eran mis personas favoritas.
Fue la noche mas larga de todas, ¿y si le mostraba a su familia a trapos?, todo mi plan se habría echado a perder, yo confiaba en trapos, era un juguete inteligente, sabia muy bien que tenia que hacer, ¿pero si no lograba persuadirlo? O ¿el no quería hacerle caso?, suficiente tenia que ir a verificar que estaba pasando. Salí de mi casa a eso de las 1 am, crucé la calle y entré a la casa del frente, sabía moverme muy bien en la oscuridad, no era problema para mi, ubiqué las escaleras y empecé a subir, tenia que buscar su habitación, solo sabia que era una de las de mas arriba. Cuando llegué al pasillo, había dos habitaciones, fui a la izquierda y vi a la muchacha rara de aquella vez, dormía, quise hacerle alguna broma, pero era más importante buscar a Andrés.

salí de aquella habitación y entré a la de la derecha, mire rápidamente lo que había y vi que Andrés estaba con trapos en la ventana, tenia su robot en la mano mirando hacia mi casa, trapos supo inmediatamente que yo había llegado, y no quería que Andrés se distrajera, así que me hizo señas de que me escondiera debajo de la cama, escuché como Andrés le decía que tenia miedo, que quería despedirse de su mamá, pero trapos le dijo que ya se despediría después, que no era peligroso, Andrés tomó respiración y se dejó caer por la ventana, ¡Genial!, trapos lo había logrado, Andrés iba a ser mi mejor amigo. Me acerqué a la ventana, tomé a trapos, y miré hacia abajo, pude ver a Andrés mirándome, me sonrió, subí a la ventana y me lancé.
Le dije que podíamos vivir en mi casa, serian muchos años de juego, montón de diversión, el miró por ultima vez a su casa y me siguió… esa noche le enseñe a darle vida a su muñeco, su robot ahora era igual que trapos; al día siguiente ambos vimos como la policía llegaba a su casa, hacían un perímetro al lado del cuerpo de Andrés, su familia estaba llorando, su hermana solo miraba desde la habitación de Andrés para abajo y lloraba, la mama gritaba que su hijo se había suicidado, que no se explicaba porque había saltado por la ventana… después llegó otro carro y subieron allí el cuerpo, Andrés me miró y lo vi triste, no quería un compañero de juegos triste el resto de mi muerte, así que le sonreí y empecé a correr por mi casa haciendo como perro, y el empezó a correr haciendo como gato, en unas cuantas semanas ya se habría olvidado del asunto.

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