Hace unos meses tuve mi primer contacto con seres del inframundo. Sucedió que en una sala de chat, un amigo mío cuyo nombre mantendré en el anonimato, me comentó acerca de una película llamada El ente. Esta película, me explicó, trataba de una mujer que era acosada por un espíritu cada noche. Me dio la dirección de un sitio en donde podía bajarla gratis, así que la bajé por curiosidad, ya que a mí nunca me han gustado las cosas raras.
Después de una larga espera para que se descargara el archivo, finalmente pude verla. La película no era nueva, era como de los años ochenta, pero la calidad estaba bien. Ese día recuerdo haber estado viéndola sola, pues mi compañera de piso se fue a visitar a su familia. Toda la película describía la historia de la mujer que era agredida sexualmente por una entidad. Al terminar de verla, aunque sabía que era pura ficción, me pregunté qué pasaría si fuese atacada por un ente de ese tipo.
Me quedé con esa idea en la mente y me fui a dormir. Normalmente yo duermo con pijama, pero ese día hacía tanto calor que me quedé dormida con una blusa y mi tanga. No sé qué hora sería cuando desperté, estaba soñando que hacía el amor, no recuerdo bien con quién, pero parecía una sombra y yo estaba muy excitada, a punto de llegar al orgasmo. Cuando desperté seguía igual de excitada. Abrí los ojos y lo primero que vi fueron mis piernas con la tanga por los tobillos, mis manos a los lados y mis caderas balanceándose de un lado a otro, un poco levantadas de la cama, como si yo misma estuviera empujando mi cuerpo hacia arriba con los talones.
Sentí miedo porque no podía gritar, y no podía controlar mis movimientos; y eso no era lo peor, sino que sentía que alguien me estaba penetrando, algo entraba y salía rápidamente de mi vagina y yo cada vez estaba más agitada, mi respiración era rápida y estaba bañada en sudor.
Fueron varios los minutos en que estuve así. Sin saber qué hacer, pensé que era un sueño del cual no podía despertar; era como si estuviera dormida pero a la vez despierta, ya que era consciente de todo, incluso podía oír el chasquido de quien me estaba poseyendo sin mi consentimiento. No pude distinguir a ningún ser, y al cabo de unos minutos todo acabó de súbito. Sentí cómo me soltaron y acto seguido reboté en la cama. Aún no podía moverme, pero mi respiración poco a poco se tornó mas lenta. Justo cuando pensé que todo había acabado, sentí como si alguien me empujara al centro de la cama y bruscamente mi cuerpo dio la vuelta, quedando yo boca abajo.
Esta vez sentí cómo mis nalgas se abrían bruscamente mientras una fuerza me empujaba aplastándome contra la cama; sentí algo frío penetrándome, primero despacio y luego a un ritmo cada vez más acelerado. De nuevo empecé a sudar y abrí la boca para respirar mejor, pero no podía hacer ningún otro movimiento, era inútil resistirme. Sentí algo de coraje, pero pronto fue desapareciendo, dejando en su lugar nada más que placer. Estaba muy excitada, y a medida que pasaba el tiempo lo estaba cada vez más. Así pasé una hora, o eso creo, hasta que ya no pude aguantar más y exploté en el orgasmo más intenso y largo que haya tenido jamás. Fue como si el momento de placer se hubiera prolongado, todo mi cuerpo temblaba y mi vagina se contraía, sentía cómo él apretaba aquella cosa fría y dura que estaba aún dentro de mí. Luego de unos minutos la sacó bruscamente, a un tiempo que me soltaba. Inmediatamente pude volver a moverme y hablar.
Giré para ver mi reloj y eran las tres y media de la mañana, toda aquella experiencia había durado tres horas. Mi cuerpo estaba exhausto, apenas tenía fuerzas para levantarme. Fui al baño, aún temblaba y mi sexo ardía como si hubiera tenido relaciones; pero por dentro se sentía frío y dormido. Pensé de nuevo que había sido una pesadilla y me recosté en la cama.
A la mañana siguiente le conté a mi amigo lo sucedido y me dijo que no fue un sueño, que realmente tuve relaciones con un “ente”, y entonces le respondí que no podía creerle, para mí eso no podía ser cierto.
Ésa fue mi primera vez, y sentí tanta curiosidad por el tema que me puse a investigar por internet. Cual sería mi sorpresa al descubrir que gente como yo relataba cosas muy similares a lo que me había sucedido. Descubrí un sitio en el cual se explicaba cómo poder tener sexo con ese tipo de seres. Decía que se llamaban íncubos, y que eran demonios masculinos que mantenían relaciones con mujeres o bien te hacían tener sueños húmedos. Mirando y mirando las páginas, llegué a encontrar una que era para mantener relaciones a cambio de favores, y fue ahí en donde aprendí a invocarlos…
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