El espectro del Grand Thelf Auto San Andreas.

David era un chico solitario de 21 años, sin amigos, y sin nadie nada más que su hermano.
Era solitario, no le llamaba la atención las fiestas, ni el fútbol. Prefería estar solo, pero tanta soledad hacía que tuviera instintos suicidas. Estaba bajo medicación por depresión y solo salía para ir a la facultad. Su único consuelo eran los videojuegos y su hermano menor no tocaba su consola, ya que era como su terapia.
Nadie se oponía a que pasara horas encerrado en su habitación jugando, y su juego preferido era el GTA San Andreas; y lo paso completo. Disfrutaba pasear y muchas veces borraba todo el archivo para volver a completarlo.
Una noche el hermano menor de David, tomó sin prestar el videojuego de su hermano, se fue a la computadora del living (ya que la computadora de David estaba apagada) y jugó online con su mejor amigo Josué. A partir de esa noche, lamentó el resto de su vida nunca haberlo hecho. Pasaron 2 horas y de repente le apareció un mensaje a Josué diciendo:
“David esta conectado”. Pone el parlante y con el micrófono pregunta si esta ahí, pero no hay respuesta. Pausa el juego y llama al hermano menor de David, y le pregunta:
- ¿Te conectaste en la cuenta de tu hermano?
- No, recién me fijé y mi hermano está durmiendo. ¿Qué pasa?
-Nada, no es nada.
Después de varias horas de juego, aparece el mismo mensaje diciendo: “David está conectado”. Josué se enoja, pone el micrófono y grita: ¡TE ROBASTE LA CUENTA DEL HERMANO DE MI AMIGO! Pero no se escucha nada.
De repente comenzó a tener miedo porque escucho los sonidos del juego dentro de su casa.
David en el juego se le estaba acercando para matarlo, Josué desconectó la consola, se largó a llorar y los sonidos del gta dentro de su casa se fueron desvaneciendo. Se dice que nunca más volvió a jugar.