martes, 19 de febrero de 2013
Un nuevo comienzo
Si tan solo supieses lo que siento en este momento. Estoy ahogada en medio del placer y dolor, placer porque estoy contigo, lo que hemos hecho ha sido inmensamente hermoso, dolor por la traición que has sufrido por mi parte, el arrepentimiento, las ganas que tengo de decirte cuanto te amo, cuanto lo siento. Lo hice porque me sentía sola, sabía que amabas a otra persona, pero no sabía que podías llegar a amarme a mí. Lo hice porque lo que sentía en mi pecho solo se podría borrar con otro querer, otra piel… No resultó. Tuve que decírtelo, y al hacerlo te hice sufrir, lo que prometí que jamás haría, la razón por la cual decidimos empezar, una relación sin mentiras ni engaños. Nos quisimos tanto. La calidez que siento en el cuello, que baja por mi pecho, la sangre que brota desde mi yugular, la que atravesaste con una pequeña navaja que escondías en el cajón del velador, no me hace dejar de sentirme miserable, sé que la única razón por la que has hecho eso es porque lo que te hice debió haber sido terrible. Ahora lo sé. Ahora sé que no debí haberlo hecho sufrir ni a él ni a ti. Jamás te desquites con él, la culpa es mía. Yo lo atraje hacia mí. ¿Recuerdas cuando te dije, que la gente que se acercaba a mí terminaba sufriendo u odiándome? Él sufriendo, tú odiándome, pero sé que en el fondo de tu corazón aún queda algo de cariño por mí. Estás sentado a los pies de la cama, esperando a que cada gota de mi sangre quede en las sábanas, en el colchón donde nos unimos tiernamente, donde disfrutamos el uno del otro. Mi vista comienza a nublarse, aún puedo verte, comienzas a llorar, te acercas a mí y te recuestas a mi lado, acaricias mi rostro. Desde que he entrado a tu habitación las lágrimas han comenzado a brotar de mis ojos, no puedo evitarlo, siempre espere este momento, lo imaginé, ahora sólo puedo repasar ese momento tan maravilloso que pasé junto a ti, mientras mi vida se va lentamente. Me iré feliz porque lo que hemos hecho me ha llenado de gozo, de dicha. Tus manos se manchan de mi sangre, de tus lágrimas que caen sobre ella, sé que te has arrepentido de lo que has hecho, comienzas a hacerte lo que has hecho conmigo, trato de detenerte, pero ya no tengo fuerzas para mover mis brazos y quitarte la navaja, trato de hablarte, de gritarte que no lo hagas, pero mi voz se está apagando. Sabes lo que quiero hacer, pero no me explicas el motivo de tu decisión. Si no soy tuya, no seré de nadie más. Tuya amor, tuya, siempre ¿Por qué no me dices por qué lo haces contigo? ¿Por qué no tratas de olvidar y ser feliz con alguien que no te haga lo que yo hice? Sé que aún no entiendes por qué te traicioné, creo que tampoco sé cómo explicártelo. Lo único que sé es que te amo, que estoy arrepentida, que aun cuando siento que mi vida se escapa lentamente, sería capaz de todo por verte sonreír, ser feliz. Comienzas a sangrar rápidamente. Te recuestas a mi lado y comienzas a besarme. Tus labios… Son dos caramelos, de esos que sólo se sirven en una ocasión especial. A pesar de que mi cuello está lleno de sangre, comienzas a besarlo, cuanto adoro lo que haces. No imagine ver tanta sangre saliendo de mí, cada gota de ella significa cuanto te amo, y así es, no imaginé amarte tanto. Ya no puedo respirar, me cuesta tanto. Creo que el corte en ti ha sido mucho más grande, así que sientes lo mismo que yo, cómo la vida se apaga junto a la persona que amas. Pasan los días y siento como el dolor ha desaparecido, no sé cómo no nos han encontrado. Me levanto y me doy cuenta que apenas puedo moverme, la sangre a mi alrededor se ha secado. Mientras voy a lavarme te despiertas y me sigues, en la ducha nos acariciamos mientras nos quitamos la sangre seca del cuerpo, nuestros antiguos errores y promesas no cumplidas, es tiempo de comenzar otra vez como lo prometimos desde un principio.
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