miércoles, 27 de febrero de 2013
ZELDA NES
Era un día muy aburrido en la oficina. Todo lo que había que hacer, ya estaba hecho. No me puse a dormir, sólo porque nuestro jefe es un maldito rapaz, que al mínimo descuido te hace la vida imposible. Tan aburrido estaba, que no había notado que Sanders había faltado. Eso me dio una idea.
Sanders era un adicto a los videojuegos, particularmente a los hacks y fangames. Siempre que lo vi, estaba jugando algún hack de Sonic, o de juegos de Nintendo como Super Mario Bros. o Zelda. Tal vez pueda ponerme a jugar a alguno de esos ROMs, como para matar el tiempo hasta la hora de salida.
Encendí su PC, busqué en sus carpetas, y ahí encontré la carpeta “NES Hacks”. Lo raro es que sólo pude encontrar un ROM: uno llamado “zelda.nes“. Bueno, al menos “The Legend of Zelda” me mantendrá entretenido (y más si era un hack, ya que he vencido el juego normal un par de veces).
Cargué el ROM en el emulador, y ni siquiera apareció la pantalla de inicio, que un tremendo chillido agudo reventó por los parlantes. Me dió un buen sustillo por no esperármelo. Al salir la pantalla de títulos, vi que las palabras estaban escritas al revés. Mmm… debe ser parte del hack. No le dí importancia, y seguí con el juego. Entré mi nombre, y al confirmarlo, apareció un pequeño mensaje: “HAVE FUN LUKE“. Me pareció simpático por un segundo… pero la simpatía se transformó en preocupación, ni bien me acordé que no había puesto mi nombre real, sino “AAA”, como siempre hago cuando estoy aburrido.
El juego empezó como de costumbre; Link en el medio del bosque, con tres corazones, desarmado, y sin enemigos en la primer pantalla. Entré a la guarida del viejo para recibir la espada. Ahí estaba el viejo, pero no era el mismo sprite de siempre: tenía un rostro grande y pálido, con ojos saltones, y una sonrisa tenebrosa, bien psicótica. En lugar de decirme “It’s dangerous to go alone…”, me dijo “HAPPY HAPPY HAPPY HAPPY“, y me dió un revolver en lugar de la espada. “Genial”, me dije, “con esto pasaré el juego más rápido”. Salí de la guarida, y recorrí el camino hasta el primer calabozo. Noté que el hacker cambió también los sprites de los enemigos. Ahora lucían grises, con caras muy humanas, con expresiones tétricas. Aún más extraño era que, cuando les disparaba para matarlos, ellos mismos se movían hacia las balas, como si se quisieran suicidar. Al morir los enemigos, destellaban brevemente palabras como “SAD“, “CRAZY“, “ANGRY” y “DEATH” por toda la pantalla. Llegué al primer calabozo. No había items, ni monstruos. Sólo el jefe, Aquamentus. Con sólo un balazo, lo maté… y al matarlo, lo que vi a continuación casi me hizo saltar de la silla en pánico: por un segundo apareció mi cara por toda la pantalla, con una sonrisa grotesca, los ojos rojos, y la piel pálida.
La curiosidad pudo más que mi miedo, y aún con las manos temblorosas, decidí continuar. Tomé la pieza de la Trifuerza, y emprendí hacia el segundo calabozo. Misma historia. Casi nada de monstruos, el calabozo vacío, salvo el jefe (Dodongo). Esta vez tomó dos balas matarlo. Y como la otra vez, volvió a aparecer mi rostro. Esta vez, aparte de la palidez y los ojos rojos, mis dientes estaban amarillentos y astillados. Al tomar la segunda parte de la trifuerza, las cosas se tornan más complicadas. Aparecen más monstruos en el campo, con sus caras humanoides tenebrosas. Todos sucumben ante mi pistola, y dejan sus palabras escalofriantes… “SAD“, “ANGRY“, “DEATH“. Tercer calabozo, venzo a Manhandla. Aparece mi rostro, esta vez con cortes por todos los cachetes, y llorando un líquido negro, bien turbio. Recogo la pieza de Trifuerza. Aparecen más monstruos, y esta vez algunos llegan a tocarme. Cada vez que pierdo un poco de corazón, siento un ardor en una de mis extremidades. Pero eso sólo me dió más curiosidad. Cuarto jefe, Gleeok. Lo mato, y mi cara ahora tiene la mandíbula torcida, y los ojos desorbitados. Trifuerza, y monstruos. Esta vez, son tantos los monstruos, que logran quitarme todos mis corazones. Lo bueno es que no morí, sino que se me restaban “corazones negativos”. El ardor en mis extremidades era más potente. Empezaron a salir ampollas en mis brazos y piernas, como si se hubiesen quemado con aceite hirviendo. La adrenalina me impedía dejar de jugar. Quinto jefe, Digdogger. Lo mato, y mi imagen ahora tiene mis ojos en blanco, mi boca torcida de una manera horrible e inhumana, y en el centro un mensaje en rojo que dice “MADNESS IS FUN, LUKE“. Cogí la pieza de Trifuerza, y sufrí el ataque de más monstruos, que ahora aparecían en hordas. El ardor y las ampollas se extendieron a mis hombros y vientre. Sexto jefe, muerto. Mi foto más desfigurada todavía, y ahora diciendo “DIE DIE DIE DIE DIE DIE“. Mis corazones seguían bajando en negativo. El ardor llegó a mi cuello y pecho. Me costaba respirar. Al llegar a Ganon, la imagen de mi rostro apareció por última vez, pero sin alteraciones. Era yo, sólo que con una expresión de tristeza, y con una frase en el centro: “LEAVE NOW PLEASE!!“. No iba a rendirme ahora, después de tanto dolor y tiempo invertido. Ahí estaba Ganon, con la misma cara tenebrosa que la del viejo. Me ataca ferozmente, y mi cuerpo casi explota en dolor. Logro juntar suficiente cordura y estabilidad para dispararle. La bala impacta en Ganon, y la pantalla se pone negra. Silencio. El ardor desaparece.
Miro a mi alrededor. Todo normal. El juego había crasheado… O no… El emulador sigue corriendo, y antes de que pueda cerrarlo, me veo en la pantalla, como si se tratase de una webcam. Mi “yo” reflejado me sonríe psicóticamente, para horror mío. Aparece un último mensaje en la pantalla: “GOODBYE LUKE“. Saca un arma de su bolsillo, y se vuela la sien. Escucho un grito… Penumbras. Silencio…
Despierto en un cuarto de hospital, en donde me dicen que tuve un ataque severo de epilepsia. Dicen que me recuperaré… pero creo que jamás volveré a dormir, pensando en la locura que fue ese hack de Zelda.
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