martes, 12 de febrero de 2013

Mientras Dormía


Era una noche cualquiera en la vida de Rosalba, como siempre después de cenar se encerró en su cuarto a escuchar música en su teléfono celular a todo volumen, para así ignorar los gritos y peleas que mantenían el resto de los integrantes de su familia. Después de un par de horas la chica estaba profundamente dormida, un par de vueltas, un par de lindos sueños y como acto natural cuando se liberó del cansancio no quedaba más que despertar.

Abrió los ojos, mientras se quitaba los audífonos, quiso ver la hora, pero el celular estaba apagado, debió haberse acabado la pila por estar oyendo música toda la noche. Como rutina de todos los días, abrió la ventana para que entrara un poco de luz, pero no sirvió de mucho porque afuera el cielo se veía completamente nublado, ni un rayo de sol se colaba entre las nubes, probablemente era por eso que no andaba ninguna persona en la calle, no querían toparse con la lluvia que anunciaban las cargadas nubes negras.

Su casa estaba demasiado tranquila, algo muy extraño, regularmente era despertada por los gritos que la obligaban a salir corriendo a la escuela sin probar un solo bocado, pero aprovechando que era tarde y todos se marcharon tenia la casa para ella sola, fue al baño a tomar una tranquila ducha caliente sin que la apresuraran, pero no había agua. Eso no echaría a perder el día, así que lo siguiente en la lista era comer como la gente, sentada a la mesa algo caliente, pero otro inconveniente, toda la comida del refrigerador estaba descompuesta, la estufa no encendía, era común que olvidaran comprar gas, el microondas tampoco funcionaba, aunque no le sorprendía que no hubiese electricidad.

Un poco decepcionada pensaba tirarse en el sillón, pero una serie de gritos desgarradores salieron de su habitación, con algo de cautela empujó la puerta que estaba entre abierta, pero no se podía ver nadie ahí, entró despacio, y de pronto detrás de ella se escuchaban murmullos y sollozos, buscaba con una mirada apresurada la fuente de los ruidos, hasta que pudo observar un grupo de gentes transparentes, que poco a poco se fueron haciendo más solidas, y le atravesaban el cuerpo como si fuese solo una bolsa de viento.

Cuando la escena se aclaró pudo ver a su madre arrodillada junto a la cama, lloraba desconsolada mientras abrazaba a alguien, la joven se acercó mirando confundida, pues el cuerpo que su madre sujetaba con tanta pasión era el suyo.

Rosalba aun tenía alrededor del cuello los audífonos con los cuales se enredó mientras dormía, se había asfixiado con ellos, hasta el punto de perder la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario