domingo, 10 de febrero de 2013

La rubia de Kennedy


Un rumor erizó los pelos y provocó escalofríos en los habitantes de Santiago de Chile en 1979. Y pronto llegó a las páginas de los periodicos nacionales: se aseguraba que una joven y atractiva mujer rubia, vestida con un largo abrigo de piel blanco, hacía dedo a los automovilistas por las noches en Avenida Kennedy, entre Américo Vespucio y jerónimo de Alderete. Por lo general, se acercaba a los vehículos ocupados por matrimonios y les pedía que les llevara a un supermercado cercano. Cuando accedían, se subía al asiento posterior. Una vez en el interior y cuando los choferes comenzaban a acelerar, les decía con una suave voz: Por favor no corra. Más despacio, más despacio. Luego se desvanecía sin dejar rastro. Y sin que se hubiera detenido el auto ni abierto sus puertas. Incluso varios de ellos eran de sólo dos puertas.

Muchos aseguraron haberla visto. Otros juraron que la habían llevado. Incluso algunos dejaron
constancia del hecho en la Comisaría de las Tranqueras y dos taxistas —Miguel Castañer y Carlos
Sanhueza— concedieron entrevistas en las que revelaban los detalles de su encuentro sobrenatural.
La explicación también se expandió como rumor: un año antes, una mujer, al volver de una comida con
su novio, habría muerto en un accidente automovilístico en las esquinas de Avenida Kennedy y Jerónimo
de Alderete. El diario La Segunda afirmó entonces que un familiar de ella se había comunicado con el
diario para ratificar la veracidad de los hechos. Se dieron datos más precisos: era una mujer llamada
Marta Infante, que trabajaba en la Corporación de la Madera y que murió el 8 de agosto de 1978.

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