viernes, 1 de febrero de 2013

Intercambio


Ésta es una historia real, que me sucedió en invierno del 2009. Jamás creí en los sucesos paranormales, siempre pensé que podían ser explicados racionalmente. Todavía no encuentro manera de explicar lo que pasó.
Era un día de mucho frio, recuerdo que la temperatura era de al menos cinco grados bajo cero. Me llamaron de urgencia desde un hospital que estaba algo lejos de mi ciudad, para informarme que mi abuelo había tenido que ser internado por un problema respiratorio. Preocupada, tomé el primer tren que partía hacia allí.
El hospital era enorme, pero para mi sorpresa, parecía bastante vacío. Había solamente algunos enfermeros caminando de aquí para allá, y también algunas personas que supuse eran familiares de los pacientes. Pregunté por el número de la habitación, y me dijeron que tenía que dirigirme hacia una oficina en la planta superior. Esperé el elevador.
Cuando ya estaba adentro, un hombre ingresó con una camilla.
- Disculpe – dijo sin mirarme a los ojos – Éste elevador es para otro tipo de… cosas.
Miré hacia la camilla y lo que ví logró espantarme. Había una mujer de mi edad. Era rubia, y sus ojos azules estaban completamente abiertos, con una expresión de sorpresa. Estaba tapada con una manta blanca hasta los hombros, por lo que pude ver que llevaba puesto un vestido de novia. Sus labios estaban pintados de un color rojo oscuro, y sus dientes eran blanco como perlas. Era realmente hermosa, aunque el cadáver no parecía muy reciente. Aún así, se conservaba en buenas condiciones.
- Lo siento – susurré perpleja.
El enfermero salió del elevador, dejando la camilla a mi lado. Las puertas se cerraron. De pronto sentí un frio inexplicable, y una gran sensación de vacio que no había experimentado jamás. Asustada, bajé la mirada, y podría jurar que los ojos de la mujer se dirijieron a mi. Fue entonces cuando sentí que toda mi energía se iba… y me desmayé.
Cuando volví en si, estaba en mi casa, acostada en mi cama. Estaba desconcertada. ¿Cómo había logrado llegar? ¿Cómo es que no recordaba haber viajado en el tren? Tomé mi bolso, y en el encontré una carta.
“Jeremy: Lo he logrado. Te dije que podía hacerlo, ¿recuerdas? Sabía que era posible. Ahora podremos vernos. Te volveré a escribir, pronto. También te enviaré una foto de la muchacha, así podrás reconocerla. Espero que no sea demasiado tarde. Te ama, Lucy”

Ha pasado mucho tiempo desde ese acontecimiento. A veces, me encuentro en lugares a los que no recuerdo haber ido. Como si hubiera una persona dentro mio. Pero de algo estoy segura… cada vez que miro al espejo, veo los ojos azules de esa mujer, reflejados en los mios.

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